Doctor por la École des hautes études en sciences sociales, actualmente es el director del departamento de desarrollo cultural de Centro Pompidou, en el que dirige el Institut de recherche et d’innovation (IRI), creado a iniciativa suya en 2006. Es también el fundador en 2005 del grupo cultural y político Ars Industrialis y fundador en 2010 de la escuela de filosofía Ecole de Philosophie d’Epineuil-le-Fleuriel. Su trabajo mejor conocido es La Técnica y el Tiempo, 1: El Pecado de Epimeteo.
Su presencia en Campus Party Quito 3, que se desarrolla en el Centro de Exposiciones y Convenciones Mitad del Mundo (CEMEXPO) está confirmada para este sábado 21 de septiembre de 2013, las 12:00. Presentará una ponencia magistral a los 2 500 jóvenes campuseros que han tenido la oportunidad de conectarse a Internet de alta velocidad y compartir, tanto entre ellos como con la comunidad 2.0, cientos de horas de conferencias de alta calidad, impartidas por expertos internacionales y nacionales, en diferentes áreas del conocimiento.
Bernard Stiegler
Stiegler ha publicado numerosos libros y artículos sobre la filosofía, la tecnología, la digitalización, el capitalismo, la cultura de consumo, etc.
Entre sus escritos más destacados, están sus tres volúmenes de «La Técnica y los Tiempos», dos volúmenes de «De la miseria simbólica», tres volúmenes de «Incredulidad y Descrédito».
Stiegler tiene un compromiso a largo plazo con la relación entre la tecnología y la filosofía, no solo en un sentido teórico, sino también en situaciones prácticas como su aplicación en la industria y la sociedad. Es uno de los fundadores de los grupos políticos ‘Ars industriales’ con sede en París, que aboga por una política industrial del espíritu, mediante la exploración de las posibilidades de la tecnología de espíritu, para dar a luz una nueva «vida de la mente». Ha publicado extensamente sobre el problema de la individuación en el capitalismo de consumo, y se está trabajando en la nueva posibilidad de una economía de la contribución.
Según, Bernard Stiegler la filosofía griega se constituye en la medida que prescinde de la cuestión de la técnica. Relegando la técnica a algo exterior, la filosofía crea un espacio interior, ese ámbito de saber pleno con el cual se identifica. La filosofía se estructura desmarcándose de aquello que llama la técnica (el saber hueco), en el cual se inspiran los sofistas. Este afuera además no contribuye para nada al saber pleno y por lo tanto no posee otra consideración que la de un saber auxiliar. La filosofía puede servirse de la técnica (de la escritura, por ejemplo), pero la técnica no toma parte en la constitución de la verdad filosófica. La técnica no posee nada de original ni originario, es siempre algo derivado, supone siempre el origen (la vida y el saber pleno).
Este esquema dentro-afuera (al cual está ligado la oposición de la vida y la muerte) forma una barrera que hace que la filosofía solo puede malinterpretar la técnica cuando la técnica misma se presenta como cuestión. La técnica no es nada. No hay -ni puede haber- una filosofía de la técnica.
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