Entre 1992 y 2006, la creación de universidades e institutos de educación superior creció de manera absolutamente indiscriminada. En menos de una década aparecieron más de 40 nuevas universidades con sedes y extensiones localizadas a nivel nacional.
En el año 2009, de estas 40 universidades de reciente creación, 26 fueron ubicadas en la categoría “E”, la calificación más baja del CONEA. Su ubicación en la categoría “E” significa, en términos generales, que el desempeño institucional-académico de dichas universidades resultaba deficiente.
Ahora, ¿por qué se crearon tantas universidades? Hay varias respuestas. No obstante, tres de ellas son fundamentales y merecen especial atención, anota el Dr. Guillaume Long, Presidente del CEAACES.
La primera: las universidades dejaron de ser universidades. Se convirtieron en negocios familiares o de amigos que ofrecían en esta suerte de mercado universitario “títulos de cartón” que significaban poco estudio y un alto precio.
La segunda: mal uso del poder político conjugado con intereses económicos particulares. En muchos casos, ciertos congresistas regresaban a su lugar de origen, con una universidad bajo el brazo. De allí, a convertirse en rectores, alcaldes o prefectos, había un corto paso.
La tercera: irresponsabilidad de los gobiernos y de los entes estatales reguladores de turno. Aquellos organismos públicos, encargados de regular y supervisar la calidad de la educación ofrecida por las universidades no cumplían sus funciones. A la luz de este escenario poco alentador, en el año 2008, la Asamblea Constituyente de Montecristi sentó las bases del cambio de la educación superior ecuatoriana, entendida como un bien público de calidad, garante principal de la igualdad y la inclusión social de todos los ecuatorianos. En este sentido, la Asamblea Constituyente aprueba el Mandato Constituyente Nº 14, el mismo que establece la necesidad del desaparecido CONEA de llevar a cabo una evaluación global-sistémica de todas las universidades e institutos de educación superior del Ecuador y elaborar un informe detallado que presente, de manera clara y concisa, los resultados de dicha evaluación, y por lo tanto, refleje el nivel de la calidad de la educación brindada por las universidades e institutos que formaban parte del sistema hasta aquella época, puntualiza el Dr. Guillaume Long, titular del CEAACES.
Fuente: Publirreportaje del CEAACES publicado en PP El Verdadero. Edición del 11 de julio del 2012).