El finalista olímpico Álex Quiñónez es la nueva figura carismática de Ecuador

Llegó al país junto al resto de sus compañeros de la delegación de atletismo. Ellos cumplieron su participación en los Juegos Olímpicos Londres 2012 y, pese a que no consiguieron una medalla olímpica, fueron recibidos como héroes nacionales.

La atención estuvo centrada en el velocista esmeraldeño Álex Quiñónez, quien clasificó a la final y se ubicó en la séptima posición de la prueba de 200 metros. Él cumplió la mejor participación entre los 36 deportistas clasificados a Londres. Su clasificación a la final y su participación en la misma lo catalogan como el mejor atleta ecuatoriano de la actualidad.

Quiñónez participó junto al jamaiquino Usain Bolt, ganador de la prueba. “Al estar ahí con los mejores del mundo se piensan muchas cosas; uno se pone nervioso, pero pude asimilarlo y se dio lo que tenía en el plan”, dijo el atleta de 23 años a su arribo a la capital ecuatoriana.

Sin embargo aclaró que no admira a Usain Bolt, sino a sí mismo. “Tengo coraje y estoy dispuesto a hacer lo que él hace. Me siento capaz de hacerlo. Mis ídolos son los que luchan, sufren, tienen enfermedades y las superan”, comentó.

Además recordó que durante la final, el mismo Bolt tenía miedo de no ganar. “Él estaba asustado, tenía a Blake como su contrincante, y había dicho en inglés que está asustado si no ganaba. Todos estaban nerviosos”, contó Quiñónez.

A su llegada al país, tras su participación en los Juegos Olímpicos, fue recibido con bombos y platillos. “Estoy feliz por toda la gente que ha apoyado y que nos tendieron la mano. Quisiera que todos mis compañeros estén aquí, aunque yo pude llegar un poco más lejos”, dijo el atleta durante su visita al Ministerio del Deporte.

El atleta recordó que una carta de un pequeño antes de la competencia lo inspiró; en ella decía que piense que está corriendo con él en los hombros. “En el camerino lloré. Quisiera conocer a ese niño”, dijo.

Quiñónez se retiró del atletismo en 2009 para trabajar como albañil en las calles de Guayaquil. Él vivía en Esmeraldas, pero la situación económica de su familia lo obligó a migrar. Su entrenador lo buscó y lo llevó nuevamente a las pistas y, luego de seis meses, consiguió la marca para clasificar a Londres 2012.

Hasta ese momento fue un desconocido en el país, pero cuando clasificó a la semifinal de la competencia, y posteriormente a la final, se convirtió en la esperanza de los ecuatorianos.

Por: Diana Vega | ANDES

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