Por eso, es importante que los colegios brinden este servicio. Un chico que termina la secundaria con capacidad de decisión, no solo podrá elegir con mayor rapidez, sino que también estará en mejores condiciones para desarrollarse, opinan los psicólogos.
Un buen paso para encontrar respuestas a las continuas interrogantes de qué y cómo elegir la profesión, subrayan, es el test vocacional. Esta prueba, que es realizada por psicólogos especializados, es un instrumento que generalmente da excelentes resultados.
Para la elección de la carrera correcta, los especialistas recomiendan a los jóvenes lo siguiente:
Toma contacto contigo mismo. Proyecta tu persona en el futuro.
Averigua sobre las actividades o carreras profesionales entre las que consideres está tu vocación. Pero no tomes una decisión apresurada.
Contacta con algún amigo o conocido que estudie la carrera que piensas seguir. Ello despejará tus dudas.
Si es posible, conversa con alguien que trabaje en esa actividad o carrera, para que te brinde su testimonio de cómo se ha ido forjando profesionalmente.
Evalúa si tienes las capacidades para llevar los cursos de esa profesión y para desempeñarte con éxito en esa actividad.
Luego piensa si vas a sentirte a gusto en ese trabajo.
Evalúa cuáles son las posibilidades de desarrollo económico que tiene que ver con tu bienestar personal y familiar en el futuro.
Visita los Institutos Superiores Técnicos y Tecnológicos o las Universidades y Escuelas Politécnicas donde se enseña la carrera o actividad que te interesa.
Examina la situación del mercado laboral y qué otras posibilidades de desarrollo profesional tienes en esa carrera o actividad.
Y lo más importante, no te angusties ni te pongas ansioso. No elijas que lo que tus padres u otras personas quieran que estudies.
La única garantía que tienes para que te vaya más o menos bien en la vida es hacer lo que te gusta.
Muchos no se toman el tiempo suficiente para decidir y terminan angustiados por tener que elegir rápido.
No te olvides que muchas presiones se desmitifican cuando se las compara con situaciones reales. Cuando se despojan de esas presiones, la mayoría logra descubrir rápidamente sus inclinaciones.
No es éste un tema menor: muchos adolescentes no aciertan a distinguir lo que les gusta. Es un problema madurativo. Los chicos no logran armar un puente hacia afuera de su familia y la elección vocacional es uno de los primeros pasos en ese sentido.
Los padres tienen hoy un vínculo más cercano con los hijos, pero más permisivo también. Se permite el enfrentamiento de igual a igual y esto hace que no puedan identificar lo que les gusta, tienen miedo, apatía y están desmotivados.
El principal capital laboral de un profesional no es un título de tal o cual carrera, sino la capacidad de aprender, de expresarse, de adaptarse. Si se tiene una inclinación, lo mejor es seguirla, porque de cualquier manera habrá que tener estrategias de adaptación al llegar al mundo del trabajo.
Los expertos subrayan que pretender que, tan pronto termine el colegio, un joven decida su proyecto de vida, es una ilusión que no corresponde a la realidad. Elegir acertadamente qué es lo que se quiere hacer por el resto de la vida toma su tiempo. Por eso, los expertos recomiendan que, ante todo, se les dé tiempo y libertad para que escojan bien, a partir de sus capacidades, gustos e intereses. Siempre hay una variación o precisión en la búsqueda de lo que quiere y, para definirlo, no puede estar bajo la premura del inmediato examen de admisión ni de la presión de los padres.
Lo que los padres quieren
Como los educadores y tutores indican, los padres quieren que sus hijos elijan una determinada carrera. A veces, la que ellos desarrollan. Es por eso que muchos de los indecisos se van por una profesión que no tiene nada que ver con sus aptitudes.
Los psicólogos insisten en que el proceso vocacional es personal y, por ello, en primer lugar, se debe tomar contacto consigo mismo. A partir de ahí, los chicos deben seguir sus gustos y buscar toda la información que esté al alcance sobre la actividad o profesión que les interesa.
Aseguran que la orientación vocacional debe partir no solo de la capacidad intelectual, las habilidades y los intereses de cada joven, sino también de su desarrollo emocional. Ello es importante, dicen los psicólogos, porque hay aspectos que podrían interferir seriamente en el momento de su elección. De ahí la importancia de la función de los padres en este proceso.
La preocupación excesiva de éstos por el futuro profesional de los hijos, la intromisión para forzarlos a elegir la carrera que ellos quieren o la premura para que ingresen, pueden influir negativamente en la decisión que debe tener el muchacho. Si ello sucede, los jóvenes, además de optar por algo a lo que se han visto obligados, corren el riesgo de abandonar los estudios, porque no tienen la vocación para esa profesión o porque no están preparados para enfrentar solos las presiones que involucran los estudios universitarios.