La resistencia antimicrobiana es una de las diez mayores amenazas a la salud global, y va a continuar creciendo. Un estudio español revela que las cifras de casos y muertes son mayores de lo que se creía.
Alguien comenzó a referirse a ella como la ‘pandemia silenciosa’, una expresión que cuajó por acertada: frente a 7 millones de víctimas de la COVID-19, la resistencia antimicrobiana (AMR, por sus siglas en inglés) causa cada año en el mundo 1,3 millones de muertes directas —35 000 en la Unión Europea—. De hecho, los expertos calculan que para 2050 costará 10 millones de vidas anuales.
En 2011, una investigación encontró genes bacterianos de resistencia a antibióticos congelados en el permafrost de hace 30 000 años
El apelativo de silenciosa se refiere también a cómo ha crecido de manera casi inadvertida, pero la posible impresión de que se trata de un problema nuevo es falsa: la resistencia de las bacterias a los antibióticos no la ha creado nuestro descubrimiento y uso de estos medicamentos. En 2011, una investigación encontró genes bacterianos de resistencia a antibióticos congelados en el permafrost de hace 30 000 años.
La primera resistencia clínica a un antimicrobiano se detectó en la sífilis contra el Salvarsán, un fármaco empleado antiguamente, cuatro años antes del hallazgo de la penicilina por Alexander Fleming.
La resistencia antimicrobiana no la hemos creado los humanos, pero sí la hemos amplificado con el abuso y el empleo incorrecto de los antibióticos
Y esto último es la clave: la AMR no la hemos creado los humanos, pero sí la hemos amplificado con el abuso y el empleo incorrecto de los antibióticos y otros antimicrobianos, lo cual ha expandido las cepas resistentes hasta convertir esta amenaza en una de las 10 mayores para la salud global, según la calificó la Organización Mundial de la Salud.
El problema en España
Un nuevo estudio publicado en The Lancet Regional Health – Europe pone cifras al problema en nuestro país, y dibuja un panorama más grave de lo que se creía.
En 2023 hubo en España más de 173 000 casos de infecciones resistentes a antibióticos, con casi 25 000 muertes
Los resultados indican que en 2023 hubo más de 173 000 casos, con casi 25 000 muertes, un aumento desde las 155 000 infecciones y 20 000 fallecimientos de 2018.
El codirector del estudio, el investigador de CIBERINFEC José Miguel Cisneros, del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) y director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, explica a SINC que las cifras son mucho mayores que las calculadas por estudios anteriores.

Comparado con el estudio del ECDC realizado en 2015, el número de infecciones por bacterias multirresistentes se multiplicó por cuatro, y el de muertes por 12

Hospitales, fuente frecuente de infecciones
Un dato relevante es que casi el 46 % de estas infecciones fueron adquiridas en los propios hospitales. Las infecciones hospitalarias son muy frecuentes, algo que alarma a la población, pero que no es sorprendente: son lugares con un elevado tráfico de personas, donde se tratan infecciones, donde existe una gran población de pacientes vulnerables, y donde el intenso uso de antibióticos facilita la selección de las bacterias resistentes.
Casi el 46 % de las infecciones resistentes a antibióticos fueron adquiridas en los propios hospitales
Y pese a ello, los autores encontraron una gran diversidad microbiana que varía a lo largo del año sin un patrón claro, tanto en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y en el laboratorio de microbiología como en los servicios de Medicina General, Hematología y Estancias Cortas.
Los resultados, publicados el pasado viernes en Frontiers in Microbiology, muestran un total de 67 especies de bacterias, que incluyen patógenos peligrosos y cepas resistentes a antibióticos, con una mayor diversidad en las UCI y en Medicina General. Curiosamente, se encontraron menos microbios en el laboratorio de microbiología, y en cambio una de las UCI, inaugurada en 2022, contenía la misma abundancia de bacterias que otra más antigua.
Una de las UCI, inaugurada en 2022, contenía la misma abundancia de bacterias que otra más antigua
“Las bacterias que encontramos pueden provenir de muchas fuentes, de pacientes, personal médico e incluso el medio ambiente que rodea el hospital”, comenta Gomila. Así, estas fuentes pueden llegar a ser de lo más insospechado, como las correas de los relojes y smartwatches del personal; un estudio en Brasil encontró bacterias multirresistentes en las hormigas que pululaban por los hospitales.
Soluciones a un problema ‘evitable’
Sin embargo, aunque el peligro de las infecciones hospitalarias siempre es motivo de preocupación, para Cisneros resulta llamativo que en su estudio estas sean minoritarias. “Los resultados demuestran que estas infecciones se adquieren también en la comunidad, alcanzando ya una proporción mayoritaria”, señala. Otras investigaciones sugieren que no solo los antibióticos, sino también los productos antibacterianos de uso indiscriminado en los hogares, pueden extender las resistencias.
No solo los antibióticos, sino también los productos antibacterianos pueden extender las resistencias
En España y para Cisneros, estas incluyen dotar de más recursos a los programas de prevención y control de las infecciones hospitalarias y los de optimización del uso de antimicrobianos, mejorar la coordinación entre estos programas hospitalarios y crear la especialidad de enfermedades infecciosas, una carencia incomprensible de nuestro país frente al resto de Europa. “La solución es posible porque estas infecciones son evitables”, concluye Cisneros.
Referencias:
Peñalva, G. et al., «Burden of bacterial antimicrobial resistance among hospitalised patients in Spain: findings from three nationwide prospective studies», The Lancet Regional Health – Europe (2025)
Laço, J. et al., «Yearlong analysis of bacterial diversity in hospital sink drains: culturomics, antibiotic resistance and implications for infection control», Frontiers in Microbiology (2025)