La Academia Nacional de Medicina de España incorporó al Doctor Rodrigo Fierro Benítez, M.D., PhD, como Académico de Honor, en una solemne ceremonia que se cumplió el 28 de enero del 2003, en Madrid. En esa ocasión, el catedrático de la Escuela Politécnica Nacional, de la Universidad Central del Ecuador y de la Universidad Andina Simón Bolívar, hizo su ingreso a la Real Academia Nacional de Medicina de España, con un discurso extraordinario sobre “Eugenio Espejo, médico quiteño de la Ilustración: pionero de la Bacteriología en las Américas”.
El Dr. Rodrigo Fierro destacó que la genialidad de Espejo es la de haber elaborado un cuerpo de conocimientos bacteriológicos, que le llevaron a proponer un método seguro para preservar a los pueblos de las viruelas, en el que el contagio físico y las medidas para neutralizarlo eran principios medulares. El pensamiento médico del Dr. Espejo se orientó siempre a la salud pública.
Agregó, el Dr. Rodrigo Fierro, que sus observaciones biopatológicas –las que aluden a los factores que rodean la vida de una comunidad humana y condicionan su situación de salud-enfermedad, fuero también pioneras en el continente. Política, pobreza, malnutrición y morbimortalidad, como una unidad dialéctica, fueron objeto de sus aseveraciones indiscutibles. Los estudios sobre el Dr. Espejo no se hacen esperar. Concitan la atención de historiadores americanos y europeos. Su obra “Reflexiones sobre las Viruelas” es analizada en profundidad y situada en su tempo, con lo que de original le cabe.
En la Real Audiencia de Quito –dijo el Dr. Rodrigo Fierro-, la segunda mitad del siglo XVIII fue una época de ilustración y luces. El libro se hallaba al alcance de los quiteños. La Compañía de Jesús se había propuesto hacer de Quito un centro de cultura. Metódicamente los jesuitas fueron enriqueciendo las bibliotecas que crearon hasta límites de actualización increíbles, tanto en Ciencias humanas como divinas. Las de la Universidad de San Gregorio y la del Colegio eran las mejores del continente. Producida la expulsión de los jesuitas en 1767, Espejo se hizo nombrar tutor bibliotecario de la segunda. La extraordinaria erudición del Dr. Espejo se explica por tal circunstancia.
Ante las enfermedades infectocontagiosas el sabio quiteño se constituyó en un cruzado, cuya genialidad le llevó a iniciar los métodos que contribuyeron, con el tiempo, a preservar a los pueblos de las enfermedades infectocontagiosas, concretamente la viruela, destacó el Dr. Rodrigo Fierro, en el discurso pronunciado en Madrid, España.