Mensaje de la Directora General de la UNESCO

Irina Bokova con motivo del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo dijo lo siguiente:

“Vivimos en una época de adelantos científicos sin precedentes, hasta el punto de que no exageraríamos si dijésemos que el futuro de la humanidad depende de la vitalidad permanente de la ciencia y sus aplicaciones. La ciencia ha contribuido enormemente a la evolución y la mejora de la sociedad moderna y la aplicación del saber científico sigue proporcionando instrumentos poderosos para responder a muchos de los desafíos a los que se enfrenta la humanidad, como la erradicación de la pobreza, la prestación de atención médica y el suministro de alimentos y el abastecimiento de agua potable.

Los adelantos registrados en los últimos años en materia de genética y biotecnología encierran perspectivas extraordinarias para toda la humanidad y para cada persona, mas, por ello mismo, están haciendo surgir nuevos problemas éticos muy delicados y la manera en que los abordemos y les demos solución afectará no sólo a las generaciones actuales sino a las futuras. La responsabilidad moral de la ciencia nunca había sido tan abrumadora, pues, por así decirlo, el concepto mismo de ser humano está sometido a pruebas rigurosísimas.

Al mismo tiempo, son flagrantes las desigualdades que caracterizan la forma en que se llevan a cabo las actividades científicas en todo el mundo. Los países en desarrollo, por ejemplo, asignan por lo general mucho menos del 1% de su PNB a la investigación científica, mientras que los países ricos le dedican entre el 2 y el 3%. El número de científicos por cada millón de habitantes de los países en desarrollo es entre 10 y 30 veces inferior al de los países desarrollados. La idea de que la ciencia está dividida en dos mundos es inaceptable para el espíritu científico, pero es forzoso reconocer, muy a nuestro pesar, que esa división se agranda en lugar de reducirse.

Estamos celebrando por vez primera el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo. Se nos brinda así la oportunidad de recordar que la ciencia es un patrimonio común en cuya práctica y en cuyo progreso deben participar todos los países. La mejor manera de salvaguardar la paz consiste en poner los beneficios de la ciencia a disposición de todos los países y de todas las personas por igual. Dondequiera que aumentan las desigualdades, se está sembrando conflictos.

La UNESCO, en virtud de su mandato y su Constitución, tiene el deber moral de promover la ciencia al servicio de la paz y el desarrollo. Ahora bien, esta obligación no nos incumbe a nosotros solamente. En este Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, todos -las organizaciones internacionales, los gobiernos, la comunidad científica y la sociedad civil- tenemos que reafirmar el empeño de la ciencia por atender las necesidades más apremiantes del mundo: la necesidad de luchar contra la pobreza y las enfermedades crónicas, la necesidad de construir sociedades en paz consigo mismas y con las demás y la necesidad de elevar a dos tercios de la población mundial a un nivel de vida compatible con la dignidad humana.

Espero que la celebración de este primer Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo transmita el mensaje de la unidad, la responsabilidad compartida y la acción conjunta necesarias para emplear la ciencia en favor de la paz y en provecho de toda la humanidad, en formas respetuosas de la diversidad cultural y la libertad.

Así pues, el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo es una ocasión de hacer votos una vez más por que la ciencia contribuya a la causa de la paz y el desarrollo en todo el mundo. Es una oportunidad de dedicarnos nuevamente al noble propósito de fomentar el saber científico y sus aplicaciones concretas de modo tal que los seres humanos puedan tener por doquier vidas plenas, dignas y libres.”

Irina Bokova

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