Lo que se produjo ayer en Bolivia lo consideramos un golpe. ¿Por qué? Como ustedes saben, se dio a conocer un reporte de la Organización de Estados Americanos en relación al reciente proceso electoral. Después de ello, el presidente Evo Morales propuso que se realizaran nuevas elecciones, cosa que el Gobierno de México vio muy bien, como supongo yo la mayor parte de la opinión pública, a fin de resolver por vía de unas elecciones los diferendos existentes.
Posterior a ello, el ejército de Bolivia pidió la renuncia del presidente y el presidente Evo Morales resolvió presentar su renuncia para evitar una guerra civil. Por consiguiente, es un golpe porque el ejército pidió la renuncia del presidente y eso violenta el orden constitucional en ese país. Esos son los hechos.
Habría que decir que, en consecuencia, la postura que México ha definido y define el día de hoy es de reivindicar, demandar el respeto al orden constitucional y a la democracia en Bolivia. Esa es la posición que México quiere hacer valer.
Por supuesto que haremos valer el derecho de asilo, que México siempre no sólo lo ha promovido, sino lo ha ejercido en las muy diferentes circunstancias históricas que caracterizan a nuestra política exterior.
Vamos a solicitar en consecuencia también reunión urgente de la Organización de Estados Americanos porque, a pesar de la gravedad de los acontecimientos, lo que hubo ayer frente al pronunciamiento militar y las operaciones policiales fue el silencio, y el primer y esencial artículo que fundó la Organización de Estados Americanos es la defensa de las libertades y la democracia. ¿Cómo entonces se puede guardar silencio frente a acontecimientos de esta gravedad?
Por lo que consecuentemente vamos a demandar hoy proponer que haya una reunión urgente de la Organización de Estados Americanos para pronunciarse sobre ello y para ejercer lo que la carta de la organización señala: proteger las libertades y la democracia en los países miembros.
Respecto a la relación con Bolivia, pues estaremos muy pendientes de los acontecimientos el día de hoy y de qué tipo de gobierno se configura porque, como ustedes saben, se dieron no sólo la renuncia del presidente, sino del vicepresidente, de ministros, de senadoras y senadores, y también de diputadas y diputados.
Entonces, no existe una previsión constitucional, hasta donde llega nuestro conocimiento, para el caso de que el ejército exija la renuncia del presidente en turno; es decir, se entró en un terreno no previsto en la Constitución, hay una interrupción del orden constitucional. México por supuesto no vería con buenos ojos ningún tipo de gobierno que no emane de un proceso electoral legítimo.
Esta es la postura de México. Y, además, agregaría yo que estamos muy atentos porque tenemos 10 mil connacionales que viven en Bolivia y la instrucción que tiene nuestra embajada y el consulado que tenemos es actuar diligentemente para protegerles frente a cualquier situación de emergencia que puedan confrontar, sea hoy o los próximos días.
Esta es la postura de México y es la que daremos a conocer hoy también en la Organización de Estados Americanos.
Hasta este momento no hemos tenido registro, afortunadamente, de ataques a la sede de la Embajada de México o la residencia en la ciudad de La Paz, Bolivia; sin embargo, hemos estado pidiendo la solidaridad internacional por las circunstancias que se han dado. El día de ayer hubo ataques a otras sedes diplomáticas; entonces, estamos en alerta.
También se lo he referido a la Organización de las Naciones Unidas, por supuesto a la Organización de Estados Americanos que tiene también una injerencia más directa y a otras organizaciones internacionales.
Respecto a la respuesta del ofrecimiento de asilo de México. Bueno, todavía no la tenemos, pero en cuanto la tengamos desde luego se las daríamos a conocer.
INTERLOCUTORA: ¿Enseguida permitirían la entrada de Evo Morales a México?
MARCELO EBRARD CASAUBON: Sí, pues se lo estamos ofreciendo. El asilo es una tradición mexicana que data desde la política exterior que se implementó especialmente a la partir de la Doctrina Estrada y después de los años 30 en el siglo pasado. Y esa tradición de respeto y de compromiso con el derecho de asilo es uno de los timbres de orgullo de la política exterior de México y la vamos a mantener contra viento y marea.
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