Rafael Correa: “Si tuviéramos una distribución equitativa ya podríamos salir de la pobreza”

Así lo manifestó, en días pasados, el Presidente de la República al inaugurar en Quito la Reunión del Comité Especial de la CEPAL sobre Población y Desarrollo.

Con una distribución equitativa del ingreso que actualmente tiene el país, cada familia ecuatoriana tendría tres veces más de lo que se requiere para superar el umbral de pobreza, precisó el Jefe de Estado.

Hay que erradicar la pobreza

Y esto es verdad, agregó, a nivel planetario; por ello, insisto, “el imperativo moral de nuestro tiempo, es erradicar la pobreza, que ya no es fruto de ausencia de recursos, sino de sistemas perversos”.

No todos reconocemos -dijo- la relación armónica que debe existir entre la población y la naturaleza y los que lo reconocen, sobre todo a nivel de gobiernos, es para decirlo políticamente correcto, de la retórica a la práctica hay un abismo, como nos lo acaba de demostrar lastimosamente Río+20. Y esto pasa -encontrar esta relación armónica entre población y naturaleza, pasa- por redefinir uno de los conceptos que sirven de título a este encuentro: el concepto de desarrollo.

No pretendo,enfatizó,darles respuestas definitivas en estas breves palabras inaugurales sobre algo tan complejo como el concepto de desarrollo, pero es claro que una definición de desarrollo basada en el atentado antropológico de la economía ortodoxa, aquel de que las necesidades son ilimitadas frente a recursos limitados, lo que nos llevaba a su vez a la necesidad de crecimiento económico permanente, esa clase, esa concepción de desarrollo es sencillamente insostenible.

Pero, precisó, también es indeseable, como nos demuestran las nuevas investigaciones sobre felicidad, donde quedan en muy buenos puestos los países latinoamericanos y no hay una relación continua entre mayor ingreso por habitante y mayor grado de felicidad. Pero aquí otra alerta, en sociedades tan desiguales como las nuestras, y con significativos niveles de pobreza absoluta, sentirnos felices puede ser lo más cercano a la inconsciencia, y aunque algunos puedan considerar esto como una virtud, yo prefiero recordar a ese filósofo moralista inglés, John Stuart Mill cuando decía “prefiero ser un Sócrates triste, a un idiota contento”.

En consecuencia, sigo sosteniendo que, en las circunstancias actuales de nuestra América -con sus grandes desigualdades y niveles de pobreza absoluta-, y no obstante todas las elaboraciones sobre alternativas al concepto ortodoxo de desarrollo, alternativas tales como el Buen Vivir, todavía el parámetro fundamental de desarrollo, dada nuestra realidad, sigue siendo la disminución de la miseria, la disminución de la pobreza absoluta, expresó.

2012 EcuadorUniversitario.Com

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