La crisis derivada de la pandemia es una oportunidad para hacer las cosas de manera distinta y mejor. O invertimos ahora en los niños y niñas, o el presente y futuro del país seguirá en riesgo.
¿Por qué invertir en la niñez es la decisión más estratégica e inteligente para el Ecuador? La inversión en niñas, niños y adolescentes resulta en enormes ganancias en capital humano y productividad en el mediano y largo plazo. Ellos y ellas serán quienes trabajen, generen empleo y contribuyan a la economía del país.
Invertir en niñez significa redoblar los esfuerzos necesarios de manera urgente para combatir las desigualdades y asegurar el acceso a servicios públicos de calidad, en especial a salud, educación, cuidado y protección social para todas y todos. Solo en educación, como consecuencia de la pandemia, en el mundo se perderán $10 billones en ingresos debido a niveles más bajos de aprendizaje.
El Presupuesto General del Estado (PGE) para el 2022 es una herramienta clave para tomar los primeros pasos en incrementar la inversión en la niñez. El PGE no sirve solo para mantener el equilibrio macroeconómico, sino que es un instrumento esencial para garantizar el bienestar y los derechos de todos los ciudadanos. Pertenece a cada ecuatoriano y ecuatoriana, por lo que es un derecho y una responsabilidad de todos estar involucrados.
En este sentido, las decisiones sobre en qué invertir y cuánto, y cómo generar los recursos para esas inversiones tienen que ser tomadas en base a un diálogo amplio, entre diversos sectores de la sociedad.
De acuerdo con el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, es importante, a futuro, generar mecanismos donde niñas, niños y adolescentes puedan ser consultados sobre el Presupuesto General del Estado, ya que las decisiones que toman hoy los adultos tienen consecuencias presentes y futuras en cuanto a que sus derechos se cumplan.
UNICEF hace un llamado a la sociedad ecuatoriana para asegurar la inversión necesaria para la niñez y presenta tres razones cruciales de por qué hacerlo:
- La inversión en la niñez es la más rentable. Por cada dólar invertido en primera infancia, el país recupera hasta $171 a mediano y largo plazo.
- No invertir en prevención y atención a la infancia tiene un elevado costo para el Estado y la sociedad. Por ejemplo, Ecuador pierde $270 millones al año por no prevenir el embarazo en la adolescencia, debido a los costos en las atenciones médicas y la pérdida de oportunidades. Más de $30 mil millones se pierden en las economías de América Latina y el Caribe cada año debido a los trastornos de salud mental de los jóvenes.
- Invertir en la niñez es la vía para impulsar un crecimiento económico equitativo. Si Ecuador invierte el 2.3% del PIB en programas orientados a apoyar a las familias con niños en situación de pobreza, se podría apoyar la recuperación de los hogares con niñas, niños y adolescentes más gravemente afectados por la crisis. Esta inversión rendirá frutos ahora al reactivar la economía y en el futuro reducirá la violencia, incrementará la productividad y prosperidad. Por ello, como lo recomienda el Comité de los Derechos del Niño, se debe proteger la inversión social sobre todo en tiempos de crisis.
Con la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) en 1990, Ecuador asumió la obligación de adoptar todas las medidas y el máximo de recursos para garantizar los derechos de los niños, niñas, adolescentes y sus familias2. La insuficiente provisión de recursos, en términos financieros, de personal, infraestructura y equipamiento, limita el desempeño de los servicios básicos, y por tanto la capacidad del Estado ecuatoriano para asegurar los derechos de la población de forma universal.
Si de verdad queremos aprender de la crisis que nos está dejando la pandemia, debemos empezar por cambiar las prioridades e invertir en la niñez y sus familias de manera urgente. Solo de esta manera se podrán revertir los efectos del incremento de la pobreza, la desigualdad y la violencia, para generar las condiciones hacia una sociedad más próspera, justa y democrática.
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