Cualquier Constitución es el alma de un Estado. En ella se integran lo filosófico y lo institucional. Recoge la identidad política de un país, así como el diseño y el funcionamiento de sus instituciones como una expresión de los distintos poderes. Es una amalgama que debe perdurar en el tiempo, porque manifiesta un acuerdo nacional en lo político, económico, social y cultural. Generalmente, no está escrita para que dure una década o veinte años, sino para que viaje con el tiempo, pese a las dificultades, retos y complejidades de los contextos. Puede estar expuesta a reformas, no a caprichos ni a deslices demagógicos. Por eso, una Constitución que trasciende en el tiempo refleja la cultura cívica y política de un pueblo en procura de la consolidación de sus instituciones.

Nace una nueva Constitución cuando se crea un Estado o hay una crisis absoluta de las instituciones, o porque hay un acuerdo mayoritario de la población para girar en lo filosófico y en lo programático. ¿Cuál de estas condiciones se cumplen para dar a luz un nuevo Estado en el Ecuador? ¿No será acaso que se necesitan reformas a la Constitución que tenemos? ¿Quién nos garantiza que un nuevo texto constitucional mejorará ostensiblemente el estado de situación en el que nos encontramos en materia de inseguridad, descrédito de la Justicia, desempleo, inexistencia de partidos políticos, corrupción e impunidad, impavidez y mala calidad de los servicios del Estado?

En Ecuador, la novelería significa más de lo mismo: que todo cambie para que nada cambie. Desde 1830 hasta hoy hemos tenido 20 constituciones. Solo los textos de los años 1906, 1945 y 1978 duraron más de 20 años, porque los demás fueron efímeros. No será, acaso, mejor la vía de las reformas parciales para que se desgaste al máximo al Consejo de Participación Ciudadana, el Consejo de la Judicatura y el Tribunal Constitucional que todos los días nos dan muestran de que no sirven. Otro paquete sería la evaluación del sistema de Justicia y además inaugurar unos verdaderos partidos políticos. Son unas pocas ideas que están muy avanzadas en propuestas de varios colectivos ciudadanos.