La formación académica del periodista es muy necesaria. Por esa razón, consideramos que el texto que consta en el artículo 41 del Proyecto de Ley Orgánica de Comunicación, que se tramita en la Asamblea Nacional, debe ser modificado.
Veamos lo que dice el Art. 41 del mencionado Poyecto de Ley: «Libre ejercicio de la comunicación.- Todas las personas ejercerán libremente los derechos a la comunicación reconocidos en la Constitución y esta ley a través de cualquier medio de comunicación, sin que sea exigible titulación profesional para tal efecto».
¿No es necesario el periodista profesional?
Una de las más importantes características del mensaje informativo es que depende en gran medida de una serie de factores cuya responsabilidad recae en los periodistas, en nosotros mismos. El profesor Carlos Soria, de la Universidad de Navarra, al definir nuestra actividad explica precisamente que en ella “el informador mantiene siempre la responsabilidad de sus actos y de sus escritos, sin eludirla ni transferirla a la organización en donde trabaja”.
Mario Urzúa, es más contundente, al señalar que el mensaje informativo requiere de un procesamiento y una emisión con la mejor calidad técnica y profesional. El periodista necesita, por lo tanto, una seria preparación técnica que sólo una formación académica moderna, sólida y eficiente puede proveer, para que ese mensaje llegue hasta el más remoto rincón de un mundo que es cada vez más interdependiente y al que los avances de la tecnología hacen más y más estrecho. El desafío Tecnológico de las comunicaciones está planteado y cada uno de nosotros debe enfrentarlo y vivirlo a diario.
Agrega, Urzúa, que «ese mensaje también debe ser comprendido cabalmente e interpretado con fidelidad por el periodista, pese a la complejidad de los procesos modernos. Por ello, esta formación además debe incluir una visión cultural amplia y profunda para que el informador pueda captar en toda su significación los fenómenos sociales, políticos, económicos y de todo tipo que son la materia prima de su labor informativa». Las universidades y sus Facultades de Comunicación Social aportan y siguen aportando su calidad académica para ayudarnos a superar las dificultades que se presentan para alcanzar estos objetivos.
Pero quizás aún más importante es que ese mensaje informativo no es nunca neutro desde el punto de vista de los valores. Como nos enseñara el profesor Brajnovic (en la Universidad de Navarra), “ninguno de los medios es único y exclusivamente informativo”. Ellos “tienen una base de ideas, como la independencia informativa, una postura ideológica o política, una visión concentrada en alguna actividad humana en concreto, un planteamiento económico, mejor dicho lucrativo, de la empresa informativa, etcétera. Estas ideas y tendencias se comunican en conjunto, a veces de un manera indirecta, con la información como tal y con la información elaborada, comentada o ampliada”.
De todo lo anterior se desprende que es indispensable que los periodistas que van a procesar esos mensajes informativos tengan un claro conocimiento y una conciencia precisa acerca de los valores éticos que les permiten enfrentar responsablemente esa tarea.
El valor esencial de la información periodística es necesariamente la libertad de información. Sin ella no se puede hablar de un mensaje informativo auténtico. El espacio propio de esa libertad; sin embargo, estará dado por las circunstancias en que se desarrolla el proceso informativo en cada sociedad. Los periodistas, por lo general, luchamos por ampliar esos espacios de libertad; por que desaparezcan las restricciones a la labor informativa; para que exista un mayor acceso a la fuente de la noticia; para que los mensajes se difundan sin limitaciones.
Pero como todo derecho engendra simultáneamente el deber correspondiente, al exigir esa libertad y al ejercerla, los periodistas debemos estar conscientes de las responsabilidades que surgen de ella. Usaré la excelente imagen creada por el profesor Carlos Soria, “libertad y responsabilidad son la cara y cruz de la misma moneda”. Serán otros valores éticos, tan importantes y trascendentes, los que deberán conjugarse con la libertad de información: veracidad, honestidad, dignidad de las personas, respeto por ellas, responsabilidad social, independencia objetividad, prudencia, justicia; son algunos de los valores morales que forman una red de exigencias profesionales a las que debemos responder.
Como periodistas, preocupados en especial por la defensa de la libertad de información, creemos también nuestro deber defender los valores éticos que avalan esa libertad, que la justifican y que son, sin duda, su mejor defensa.
Finalmente, debo subrayar que soy un convencido de la formación académica de los periodistas. Creo que las Facultades de Comunicación Social deben mantenerse, y sus autoridades hacer importantes cambios para dar más sustancia al plan de estudios; y no, precisamente, enseñando a los alumnos cómo escribir una noticia, sino a darles más capacidad de juicio. Deben tratar de mejorar el plan de estudios en temas como política, educación, ciencia, economía, relaciones internacionales, etc. Creo que, las universidades ofrecen una formación y unos conocimientos que no se pueden adquirir en el trabajo profesional.
Wilson Zapata Bustamante
© 2012 EcuadorUniversitario.Com