Editorial: La Educación Superior

En 1996 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decidió convocar una Conferencia Mundial sobre Educación Superior, puesto que se consideraba que era necesario enfrentar los retos planteados entre otros por los programas de globalización, reingeniería, la revolución científico-tecnológica, los problemas de obsolescencia del conocimiento, la urgencia de conciliar la demanda con la calidad y la equidad y la imperiosa necesidad de contribuir efectivamente a la constitución de la paz.

Estos y muchos otros aspectos se los ha recomendado en diversas reuniones, y las autoridades nacionales, especialmente de las instituciones de Educación Superior, debería tomarlas en cuenta.

Considerar que la Educación Superior es un medio fundamental para abrir espacios, desarrollar valores culturales y científico-tecnológicos, contribuyendo a mejorar el nivel de vida. Estas deben ser las instituciones que por iniciativa propia impulsan las transformaciones que las sociedades reclaman.

La Educación Superior debe preocuparse de la calidad, lo que involucra un reciclaje del plantel docente y de investigadores con el objeto que ellos se pongan al día con respecto a los conocimientos actuales de este mundo, con una ciencia y tecnología cambiante, para poder ellos transmitir a los educandos los conceptos nuevos y asimismo esta calidad se debe relacionar con el diseño y desarrollo curricular, haciendo que el alumno acentúe su condición de sujeto activo y protagonista de su propio aprendizaje y desarrollo.

Luego tenemos el aspecto de pertinencia, que significa que los valores culturales y las condiciones histórico sociales así como económicas deben ser tomados en cuenta para cualquiera de estas transformaciones; esto también implica el mejorar los vínculos con el mundo del trabajo, si bien las universidades no deben formular sus programas en relación con las necesidades actuales y más bien programar sus actividades con las necesidades sociales detectadas y los programas nacionales de desarrollo así como los programas de cooperación internacional.

Cuando en la UNESCO se analizó el financiamiento se discutió la incorporación de la ciencia y tecnología en los procesos productivos, lo que exige una alta capacidad endógena de investigación. Esto resulta imposible si no tenemos un sistema educativo consolidado y eficiente.

Según hemos podido apreciar, por informaciones especializadas y declaraciones de Bill Gates, las nuevas tecnologías de información y comunicación adaptadas a los medios educativos sirven para mejorar y elevar el proceso pedagógico y al proceso de la comunicación.

Por último debemos tocar las puertas a la cooperación internacional con el fin de potenciar las capacidades sociales, intelectuales, científico-tecnológicas y humanistas relacionándonos con los países y centros de excelencia del mundo industrializado, mediante el establecimiento de pares, y así tomar en cuenta las nuevas condiciones del entorno económico, político y social del mundo exterior.

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