¡Se acaba el 2020!

Faltan poquísimas horas para que el reloj del tiempo marque las doce de la noche del 31 de diciembre de 2020, y por primera vez, en muchísimos años, no podremos  despedirlo entre llamas, cohetes, licor, música, abrazos y llanto. Se hará presente una nueva manera de decir adiós al año más trágico y triste de nuestras vidas.

Pensábamos que teníamos el control de todo en nuestras vidas y llevábamos tiempo renunciando, por molesto, a todo lo que entrara dentro de lo inesperado. Pero hemos aprendido la lección: ni las ciencias más exactas ni la medicina más poderosa han sido capaces ni de predecir ni de controlar los efectos de un virus que ha tambaleado al mundo

Desde siempre la humanidad y sus habitantes han sido vulnerables. Y ahora también lo somos en la era cibernética y genómica, en la era espacial y de la inteligencia artificial. En nuestra historia solo ha existido una única posibilidad de ser humanos, y esa ha sido la vulnerabilidad, la alternancia entre salud y enfermedad.

Hemos de aceptar que volverán a suceder cosas inesperadas que nadie podrá predecir. Y, sin duda, la mejor estrategia consistirá en ser fieles a nuestra naturaleza vulnerable y necesitada de relacionalidad y de solidaridad.

En ese contexto, la terminación de un año y el advenimiento de uno nuevo constituyen ocasión propicia para que cada uno de nosotros evoque momentos gratos o adversos de índole personal, familiar o institucional que, de una u otra manera, han incidido en nuestras vidas y en el papel que nos corresponde en la sociedad. Pero, al mismo tiempo, nos dan la oportunidad para inyectar en nuestros espíritus los más altos sentimientos de amistad y para exaltar, como en todos los confines de la Tierra, un afán perseverante de disponernos a seguir trabajando por el bienestar de nuestros semejantes, la prosperidad de nuestra patria y la vigencia de la paz universal.

Con motivo de la finalización del 2020 y la llegada del !año 2021! cumplimos con el ineludible deber de expresar a nuestros usuarios y cibernautas, a los anunciantes y a todos nuestros colaboradores  el más cumplido reconocimiento por su participación efectiva en los esfuerzos realizados conjuntamente para visibilizar el trabajo positivo que desarrollan las instituciones de educación superior y las instituciones culturales.

Anhelamos que estas fechas  sean propicias para la unión familiar y la solidaridad en comunidad  y que el nuevo año traiga consigo nuevas oportunidades para seguir apostando juntos y de manera innovadora por una educación superior de calidad en el Ecuador para todas las personas.

Nos comprometemos a seguir trabajando para  exigir al gobierno de turno que garantice una educación superior inclusiva y equitativa de calidad y promueva  oportunidades de aprendizaje permanente para todos los ecuatorianos.

La diversidad de acciones para fortalecer la educación y la cultura  en  el país seguirán formando parte relevante de nuestros derroteros en  el 2021, con énfasis en la educación superior. Defenderemos la cultura y una educación que ponga al alcance del alumno la excelencia. Para ello esperamos  contar con el apoyo (especialmente económico) de instituciones como las IES,  el  IESALC, UNESCO, UNICEF, Ministerio de Cultura y de quienes durante diez años ininterrumpidos han recibido todo nuestro apoyo, sin aportar un solo centavo.  Día a día trabajamos sin buscar el lucro, pero necesitamos recursos para autosustentarnos.

Hemos sido golpeados duramente por el coronavirus, pero son golpes con significado que han mostrado el ser de los hombres: seres frágiles. El virus ha abierto un boquete en un transhumanismo soñador de una humanidad definitivamente sana y perfecta, invulnerable. Hemos quedado inmunizados de los cantos de sirena de ese mundo feliz utópico. Y preferimos reconocernos no como máquinas sino como seres vivientes reales y frágiles, deficitarios de ayuda.

EcuadorUniversitario.Com