El balotaje en la democracia ecuatoriana

Por: Dr.Luis Rivadeneira Játiva

Cuando en una elección presidencial ninguno de los candidatos supera un determinado porcentaje de los votos, se realiza una segunda vuelta o balotaje para decidir entre los dos primeros candidatos. En el Ecuador, se requiere llegar al 40% de los votos como mínimo, a más de tener una diferencia mayor de diez puntos porcentuales sobre la votación lograda por el binomio ubicado en el segundo lugar, para no realizar la segunda vuelta que, en nuestro caso, se consideró difícil llegar a ese porcentaje de los votos válidos y poder ganar en la primera vuelta electoral, por lo cual, se pronosticó se produciría una segunda vuelta, como en efecto ha sucedido.

Antes, en el Ecuador, se realizó balotaje en las elecciones presidenciales de 1984, 1996 y 2006.

En esta ocasión, las encuestas electorales precisaron con antelación, que, de los 8 candidatos había 4 que podrían estar en una eventual segunda vuelta, a saber: Lenín Moreno, del partido Alianza País, Guillermo Lasso y Cintya Viteri, candidatos de la derecha política, Paco Moncayo, candidato de la unidad para el cambio, de centro izquierda.

En el balotaje adquiere vital importancia la conducta electoral de los ciudadanos y ciudadanas que en el proceso del domingo 19 de febrero no votaron ni por Lenín Moreno ni por Guillermo Lasso. Ellos pueden inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato que disputará la Presidencia de la República del Ecuador el domingo 2 de abril de 2017. Inclusive puede incidir en el resultado final de esta elección, la participación de quienes votaron nulo o no acudieron a sufragar.

Los defensores del balotaje argumentan que el sistema tiene dos objetivos principales: 1) garantizar una alta legitimidad de origen del Presidente electo, y 2) fortalecer la gobernabilidad democrática al promover la formación de alianzas electorales entre la primera y la segunda vuelta, las cuales podrían transformarse más adelante en coaliciones de gobierno.

Para sus detractores, en cambio, el balotaje cumple difícilmente con estas supuestas virtudes. Señalan que la elevada legitimidad de origen del Presidente puede ser artificial e inestable. Argumentan que genera menores incentivos para el voto estratégico en la primera vuelta, lo cual favorece el incremento del número de partidos.

Advierten, asimismo, sobre la posibilidad de que, indirectamente, promueva problemas de gobernabilidad en lugar de resolverlos, ya que las elecciones legislativas y presidenciales son técnicamente simultáneas; las primeras se definen en la primera ronda, lo que genera el riesgo de que el Presidente electo en la segunda vuelta carezca de la mayoría del respaldo legislativo.

Un claro ejemplo de este problema es la configuración de la Asamblea Nacional del Ecuador a partir de mayo de 2017, ya que Guillermo Lasso, si llegara a ganar el balotaje, al no contar con mayoría legislativa propia, tendría que buscar hacer alianzas puntuales o, mejor aún, una coalición de gobierno que le garanticen la gobernabilidad. En la nueva Asamblea Nacional la mayoría absoluta la tendrá Alianza País, según los datos proporcionados hasta este momento por el Consejo Nacional Electoral.

Así planteados los hechos, si gana el candidato de la derecha política: Guillermo Lasso, el panorama de gobernabilidad en el pais se pondría difícil, por más que cuente con el apoyo del Partido Social Cristiano, Unión Ecuatoriana y otros movimientos afines.

Del otro lado, puede darse el caso de un Presidente en silla de ruedas, si gana Lenín Moreno que, como Vicepresidente, fue autor de proyectos sociales en beneficio de los más débiles del país, quien suponemos tendrá un estilo propio de gobernar y estará atento a las necesidades y aspiraciones del pueblo ecuatoriano. Pero, debe lograr acuerdos con la Unidad para el cambio, de Paco Moncayo, con el nuevo movimiento Fuerza Compromiso Social, de Iván Espinel, y otros sectores políticos de centro izquierda.

Como bien lo recordó el doctor Jorge Núñez Sánchez, columnista de EcuadorUniversitario.Com y de otros medios de comunicación social del país y del exterior: “Franklin D. Roosevelt, fue un Presidente en silla de ruedas, que sirvió a su país, pese a ser afectado por la poliomielitis. Gobernó por más de 12 años y pudo haber gobernado 16, si no hubiera sido por su repentino fallecimiento”.

EcuadorUniversitario.Com

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