Por: Juan Morales Ordóñez
Los días 12 y 13 de septiembre del presente año, en el campus de la UTPL en la ciudad de Loja, tuvo cumplida realización el Congreso Internacional de Educación Superior Jurídica, en el cual participaron expositores de países extranjeros y también profesores universitarios del Ecuador.
Las diferentes conferencias, de una u otra manera, abordaron la importancia de la ética como comportamiento moral y la necesidad de que las diferentes escuelas de Derecho asuman el reto de trabajar de manera efectiva con sus estudiantes en el tema de los principios y valores morales.
La primera ponencia tuvo un título explícito “La Ética en la Educación Jurídica”. Trató a profundidad la relación de la norma jurídica con sus referentes axiológicos y la exigencia académica de abordar el tema a nivel curricular de manera pertinente. Las otras ponencias trataron temas diversos como modelos de gestión académica en las diferentes facultades de Derecho, formación universitaria por competencias o educación superior en la región, sin soslayar el tratamiento de la ética como eje transversal en la formación del abogado.
En realidad, lo mencionado con relación a la ética, no es novedad. Por el contrario, es un tema recurrente, que sin embargo, aún no ha sido tratado de manera apropiada en las escuelas de Derecho del País. Si analizamos sus mallas curriculares, encontraremos la preeminencia de asignaturas relativas a códigos de normas sustantivas y a códigos de procedimiento, cuyo estudio y aprendizaje es indispensable por supuesto, pero debe darse en el marco de una formación social y humanista amplia y profunda.
El Derecho o conjunto de normas, principios, dogmas y ficciones que regulan la convivencia social, encuentra su sustento y también su justificación en los valores que lo inspiran y a los cuales apunta por ser sus objetivos fundamentales.
Para lograr niveles adecuados de coherencia del actuar con el deber ser moral, es preciso diseñar y ejecutar claros procesos de formación que involucren el conocimiento de la realidad nacional ecuatoriana en sus diferentes manifestaciones… sociológicas, políticas, económicas, históricas y geográficas, pues los principios y los valores que inspiran la conducta ética, nunca están desconectados de una realidad concreta.
Si la educación en valores exige solamente el aprendizaje de conceptos sin que estos sean contextualizados en el escenario nacional, definido desde nuestros inicios por el individualismo y una ceguera casi total frente a la comprensión y construcción del bien común, no lograremos los objetivos de un mejor comportamiento moral.
La ética se fundamenta en la conciencia que puede ser sensibilizada por medio de diferentes estímulos cognitivos, pero sobre todo emocionales.