Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato
Si partimos del criterio de focalizar remembranzas y festejos desde los componentes de nuestra identidad hispanoamericana, tendríamos que pensar en los que superviven en núcleos indígenas; en los que acarrearon los afros, y en las que se impuso por el criterio hispano cristiano. ¿Qué es lo que puede rememorar y festejar cada grupo étnico con el criterio de fijarlo en la memoria colectiva? Las respuestas pueden llevarnos a pensar en remembranzas bélicas con criterio militar; remembranzas religiosas que se han transformado en tradiciones de ritualidad; sucesos telúricos de participación masiva como el caso de los terremotos, determinantes cósmicos, etc.; sucesos de impacto colectivo y de género como asunciones al poder por reyes, jefes dinásticos, íconos políticos, revueltas sociales, batallas, independencias; remembranzas con el desarrollo del intelecto y las cosas de las ciencias y las artes; y celebraciones lúdicas varias del divertimento.
De modo sintético digamos que los indígenas se las ingeniaron para sostener como sus festividades algunas cosas muy fuertes de sus ritualidades religiosas, que son fundamentalmente las que camuflaron con el sincretismo envolviéndolas en la religión cristiana.
Si estamos haciendo esta retrospección tenemos que enfatizar argumentando que todo festejo, de algún modo significa atraer a la memoria un criterio triunfalista. Alguien impone en positivo el recuerdo con categoría de memorable, o re-memorable. Cristóbal Colón habría estado rememorando cada 12 de Octubre su arribo al continente. ¿Lo celebraría en su fuero interno? El caso es que solo a partir de 1914 se “oficializó” políticamente tal recordación con el nombre de “Día de la Raza”, que se dijo era para rememorar la unión hispano americana. Pero surgieron las discrepancias de enfoque del concepto histórico. Vista tal rememoración por diversas ópticas se volvió controversial en su denominación raizal, pasando a ser el Día de la Resistencia Indígena, el Día de la Interculturalidad, Día del Encuentro de dos Mundos, Día del Genocidio, etc. En Ecuador, este día se denominó “Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad” desde el año 2011. Estados Unidos llama Día de Colón, con más coherencia; lo mismo que en España que es el Día de la Hispanidad o de la Fiesta Nacional. Aquí más que en otra parte, las denominaciones parecen una trampa del lenguaje.
En todo caso, hay que decir que ha sido una idea de la mentalidad dominante, de una ideología del poder colonialista, la que toma de manera diferida los llamados hitos del pasado, para convertirlos en festejos aplicados fundamentalmente a los grupos que para nada tienen o tenemos que rememorar “atropellos”. El problema, creo yo, no está en la remembranza del suceso que la historia lo recordará porque así se dieron las cosas, y que han gravitado sobre el mundo entero; sino en esa suerte de conflicto ideológico que aparecerá entre destinadores y destinatarios; entre celebradores y celebratarios, puesto que la rememoración no evidencia el suceso imparcial, sino que incluye el festejo, la alegría, el “brindis” por lo ocurrido y por beneficios derivados de dicho suceso. En este ejemplo, digamos que es coherente que lo “celebre” España, pero no los grupos étnicos indoamericanos sobrevivientes del genocidio. Tampoco los grupos afros, puesto que les atraerá a su memoria su exterminio. Quienes así lo hagan, como mero ejercicio lúdico producto de una imposición, será por ignorancia o por alienación.
Hacer que los indígenas “celebren” las fundaciones españolas de Quito, de Guayaquil o de cualquier pueblo, es un sarcasmo. Es lo mismo que hacer que los negros y los indios festejen el 10 de Agosto como un hecho de su Independencia, cuando tuvo un carácter totalmente ajeno a su propia condición de esclavitud que lo manejaron los “nobles” marqueses criollos que querían beneficiarse del poder, como así ocurrió. Y a decir verdad, los hitos de las revueltas indígenas y de negros han sido olvidados y ocultados y nunca han tenido verdadera trascendencia en el oficialismo.
Digamos que las remembranzas, de todos modos, se han oficializado desde las ordenanzas de cabildos hasta por decretos legislativos y presidenciales de modo diferido, por una corriente colonialista que busca posicionamiento en la memoria. Esta corriente la manejan las castas que buscan respaldos patrioteros, puesto que se sienten predestinados a ser recordados como sucesores en la herencia administrativa del poder. ¿Los pizarristas de su tiempo celebraron la toma de Cajamarca y la caída del Tahuantinsuyo? ¿Con qué argumentos se ha impuesto la celebración de las fundaciones de Quito y Guayaquil? La de Guayaquil es más grave por cuanto el genocidio fue más radical. Esto ha pasado a ser una celebración republicana de última hora, orientado a promover liderazgos administrativos que no se dieron ni en la propia colonia ni en el siglo XIX. Sin embargo tales festejos son la oportunidad.
28 de Julio de 2018