Por: Dr. Mario Jaramillo Paredes
Con motivo de la elección del nuevo Pontífice se ha recordado y con razón que la figura de San Francisco de Asís va ligada en la tradición católica a una forma de vida de renuncia a los bienes materiales así como de votos de pobreza. Se ha recordado también la búsqueda de la paz y la concordia a través del amor al prójimo, punto central de la doctrina católica.
Siendo esos aspectos fundamentales en la vida y la obra de San Francisco, hay otros de su existencia, que son menos conocidos pero que sin embargo desempeñaron un papel y tuvieron una influencia poderosa en la cultura europea y occidental de los años siguientes. Cuando les hablo a mis estudiantes sobre el renacimiento-por ejemplo- insisto siempre en que no es posible entender los orígenes de ese poderoso movimiento renovador, si no es a través de la influencia que la vida y el pensamiento de san Francisco de Asís tuvieron en artistas, pensadores y humanistas que protagonizaron el renacimiento europeo.
El Santo de Asís, vivió a fines del siglo XII e inicios del XIII, es decir en la mejor etapa de la Edad Media europea. Los ideales de esos tiempos hablaban de la materia y de la naturaleza como fuente de pecado y perversión, frente a los valores del espíritu que eran los que salvaban al ser humano. En el arte, esa concepción se materializaba en la representación de Cristo y los santos como seres macilentos y famélicos, como queriendo evitar a toda costa darles corporeidad, es decir materia. La materia condena, mientras el espíritu salva, decía el pensamiento de esa época.
Francisco de Asís. Comienza a cambiar esa forma de ver el mundo. Sostendrá que la materia y la naturaleza en general fueron creadas por Dios y que por lo tanto participan de su belleza y bondad. Si son parte de la creación no pueden ser fuente de pecado. En suma, revaloriza la naturaleza y con ello la materia. El Giotto, el primer pintor renacentista, pintará sus mejores cuadros teniendo como tema la vida de San Francisco y los enmarcará entre plantas, animales, montañas y cielos azules, es decir en la naturaleza, dejando de lado los ambientes indefinidos y los cielos dorados de los pintores medievales.
Esa revalorización de la naturaleza será luego el punto central del arte y el pensamiento renacentista, que llegará a sus máximas expresiones con los desnudos poderosos de Miguel Ángel y la perfección de Leonardo de Vinci, cuyas obras son deudoras del nuevo pensamiento que ayudó a iniciar San Francisco.
Sirvió también de base para la nueva concepción que los humanistas empezaron a tener del ser humano, como una dualidad de materia y espíritu. Finalmente fue el punto de partida para entender al mundo como regido por principios naturales explicables a través de la razón, que no niega la Divinidad sino que se deriva de Ella, como dirá el otro gran santo del siglo XIII, Tomás de Aquino y la Escolástica, al explicar la relación entre fe y razón.
El Dr. Mario Jaramillo Paredes, es ex Ministro de Educación del Ecuador y ex Rector de la Universidad del Azuay. Un verdadero intelectual de Primera Línea.