«La violetera»

Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva

“Como Ave precursora de primavera en Madrid aparece la Violetera”.

El monumento a La Violetera se encuentra ubicado en el Parque de las Vistillas, en el corazón de la ciudad. Realizado en bronce sobre un pedestal de mármol por el escultor Santiago de Santiago en el año 1900, por encargo de Agustín Rodríguez de Sahagún, entonces alcalde de Madrid.

La estatua de ‘La Violetera’ estuvo ofreciendo ramilletes durante mucho tiempo en la madrileña calle de Alcalá. Puesta allí por José María Álvarez del Manzano, fue retirada tras una polémica por su ubicación. Fue instalada en el parque de Las Vistillas.

La Comisión de Estética Urbana del Ayuntamiento de Madrid, el 8 de julio de 2002 en Gerencia de Urbanismo decide, entre otras cosas, que la escultura de La Violetera -se instalara en el jardín de Las Vistillas.

La decisión del traslado se tomó por unanimidad al considerarse Las Vistillas un entorno «castizo”.
Se desestimaron otras posibles colocaciones de la estatua, como la petición de Celia Gámez para que se situara frente a alguno de los teatros donde actuó.

Celia Gámez llegó a España procedente de Argentina en los años veinte, tenía que cobrar una herencia y se acabó quedando casi hasta sus últimos años de vida. A pesar de que existían voces más hermosas, supo contagiar a los espectadores con su carisma, un talento único en los escenarios de la capital. Su vida artística en Madrid que había empezado como cantante de tangos, dio el gran salto con el sonado éxito de “Las Leandras” una revista teatral de 1931 que la auparía a lo más alto de la fama, gracias a su castizo papel de “la violetera”, una vendedora de flores de la Calle Alcalá.

La cantante Sara Montiel, firmó un contrato multimillonario para realizar películas de producciones europeas (hispano-francesas-italianas) que la convirtieron en la estrella de habla española mejor pagada de la década. Con La Violetera empezó a cobrar un millón de dólares por película, cifra que igualaría el sueldo que firmó Elizabeth Taylor años después por Cleopatra. Disfrutando de condiciones tan ventajosas, Sara decidió no regresar a Hollywood, donde temía que su origen hispano la seguiría condicionando laboralmente.

En la Parroquia de Nayón, no solo se venden violetas sino toda clase de plantas, por lo cual amerita levantar un monumento a los vendedores de flores, a la entrada del poblado.

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