En la actualidad las democracias que se han puesto en marcha han sido excluyentes, esto es lo que explica el fracaso de todos los proyectos humanistas. Estamos acostumbrados a no pensar en una democracia incluyente como algo lógico y natural, ya que cuando utilizamos el término nunca nos imaginamos un gobierno de todo el pueblo.
La construcción y el concepto de democracia siempre se han propuesto a partir de paradigmas que se han dicho “conservadores”, “liberales”, “socialdemócratas”, “nacionalistas-revolucionarios”,”comunistas”,”marxistas-leninistas” o “neoliberales”; de ninguno de estos movimientos históricos surgió una teoría que planteara como paradigma científico-político un movimiento universal de democracia no excluyente y plural que comprendiera la variedad y unidad de quienes habitan el planeta.
La democracia de todos, incluye planteamientos científicos y humanísticos superiores a los de cualquier otra teoría sobre la organización del poder y la sociedad en las ciudades, los pueblos, las naciones y el mundo. Para hacer efectivas sus virtudes es necesario reconocer que hasta ahora nunca se pensó con profundidad y con seriedad en una democracia universal, planetaria y no excluyente y mucho menos en su estructuración , difusión y consolidación.
La historia y el proyecto de democracia universal no excluyente deberá plantear los problemas acerca del respeto a los valores universales y el derecho a las diferencias, así como crear redes de acción social y política con entidades autónomas capaces de auto-regulación, de auto-reparación, de auto-adaptación , de auto-réplica y de auto-creación.
Las entidades autónomas y las redes que se integren deberán ser capaces de enfrentar y vencer los intereses que determinan los fenómenos de depredación , discriminación, exclusión, empobrecimiento y destrucción de los recursos naturales no renovables, además de evitar que los seres humanos queden reducidos a un sistema mundial codificador.
Es necesario darse cuenta de que las ciencias sociales ya no serán nunca como fueron antes de la crisis mundial generada por la pandemia de la COVID-19. Las teorías políticas ocuparán un lugar en el nuevo paradigma, pero nunca serán el modelo revolucionario universal para plantear y resolver los problemas.
Se requiere analizar la construcción del concepto de democracia universal no excluyente a un nivel de complejidad y articulación superior al de las otras teorías y experiencias históricas. Los valores de libertad, justicia social, tolerancia, solidaridad y fraternidad habrán de precisarse en este proyecto, el cual tendrá que profundizar en las variantes humanistas, religiosas, laicas, idealistas y materialistas que se dan en las distintas regiones del mundo y al interior de cada una de ellas.
EcuadorUniversitario.Com