Estamos plenamente inmersos en la denominada sociedad del conocimiento. Los poderes públicos, los agentes sociales, los propios universitarios han tomado conciencia de que nuestro desarrollo económico y social depende de lo que seamos capaces de enseñar, de investigar, de innovar. La sociedad ecuatoriana sabe que nuestro futuro individual y colectivo está ligado a lo que estemos dispuestos a aprender cada uno de nosotros y a enseñar a nuestros jóvenes. Nunca en la historia de nuestra civilización la enseñanza y la investigación han tenido tanta importancia. Y EcuadorUniversiatrio.com expresa ante ustedes su convicción de que la Universidad es la institución mejor preparada para asumir estos retos.
La Universidad de la sociedad del conocimiento ha de ser, ante todo, una universidad abierta. Abierta a quienes terminan sus estudios de enseñanza secundaria. Pero también abierta a aquellos que por razones profesionales o simplemente personales quieren seguir aprendiendo. Porque estudiar en la Universidad tiene que dejar de ser una actividad ligada a la juventud. En los comienzos de este siglo XXI es un derecho que concierne a todos: jóvenes y adultos. Es un requerimiento para nuestro desarrollo, para garantizar nuestra competitividad en una economía globalizada. Y como ayer, es un derecho cuyo cumplimiento efectivo exige políticas que garanticen la igualdad de oportunidades. El saber y el conocimiento no pueden convertirse en una fuente de discriminaciones. La Universidad ha de estar abierta a todas las edades sin distinción; a todos los sectores sociales. A quienes pasaron por ella y desean o necesitan volver y también a los que nunca pudieron ingresar y quieren hacerlo. Con un único requisito: que acrediten capacidad y deseos de seguir progresando.
EcuadorUniversitario.Com considera que la Universidad de la sociedad del conocimiento ha de ser una Universidad investigadora. Una Universidad que no investiga no merece esa denominación. Porque estamos convencidos de que la calidad docente está estrechamente ligada a esta actividad investigadora. La Universidad debe volcarse cada día con más intensidad en la investigación científica y en el desarrollo tecnológico. En la investigación básica, naturalmente, pero también en la aplicada. En la formación de doctores para sus plantillas de docentes e investigadoras pero también para las empresas. En las aplicaciones científicas pero también en las patentes. La Universidad debe producir ciencia de calidad al tiempo que se preocupa de los sistemas de transferencia de los resultados de sus investigaciones a los sectores productivos. El Estado y las empresas deben suministrar los recursos necesarios para que las instituciones de educación superior puedan investigar.
La Universidad de la sociedad del conocimiento no puede vivir de espaldas a la realidad del país. Estamos en el momento adecuado para hacer una revisión crítica de la tarea realizada en los últimos años.
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