Hay que prevenir la violencia de género desde la educación

“En el Ecuador, en lo que va del año, 78 mujeres perdieron la vida por culpa de la violencia machista de su pareja. El caso de la violencia afecta a seis de cada 10 mujeres, mientras que una de cada 10 ha sufrido algún tipo de violencia sexual. El perpetrador de estos casos de violencia es precisamente la pareja de las mujeres en un 53,5, y en un 87,3% la violencia física y sexual es perpetrada por sus compañeros sentimentales”, se aseguró este jueves 24 de agosto de 2017, con motivo de la presentación, por parte del Presidente Lenín Moreno, del proyecto de Ley Orgánica para la erradicación de la violencia de género.

El cuerpo de ley presentado a la Asamblea Nacional para su aprobación, contiene 44 artículos, dos disposiciones generales, dos transitorias y una reformatoria, plantea eliminar la violencia de género, modificar los patrones socioculturales y los estereotipos. Además, prevé la atención y reparación integral y especializada estatal de los derechos de las mujeres a lo largo de su vida, independientemente de su orientación sexual e identidad de género; y, garantizar una vida libre de violencia (física, sexual, psicológica, patrimonial y simbólica) en los ámbitos público y privado.

El Primer Mandatario se comprometió a impulsar una lucha frontal contra cualquier acto violento o de agresión contra las mujeres y su manifestación más extrema: el femicidio, a través de planes orientados al ejercicio pleno de sus derechos, la generación de empleo, el acceso a servicios sociales y la participación política. “Ni una menos”, afirmó Moreno en rechazo al asesinato motivado por la misoginia que en el país cobra la vida de una mujer cada tres días.

Los especialistas apuestan por la formación de las personas en la defensa de los Derechos Humanos. La violencia familiar –afirman- se puede prevenir desde la educación. Destacan la necesidad de promover un compromiso moral, y no solo social y político, para analizar el papel que juega en la problemática de la violencia la educación de las personas.

Hay quienes subrayan el valor de la ‘medicina preventiva de los Derechos Humanos que se encuentra en la educación, en el conocimiento y en la formación del sentido universal de las cosas y derechos’.

Hay estudiosos que mencionan la importancia de la educación universitaria en la efectiva liberación de la mujer y advierten que ‘el empeño por la igualdad no es suficiente, porque el igualitarismo tiende a ocultar las diferencias entre varones y mujeres, que está en la base de muchas situaciones violentas’.

Otro tema a tomar en consideración es que muchas mujeres no denuncian a sus agresores porque piensan que resulta inútil. ¿Será culpa de las estadísticas? ¿Será culpa de la justicia?

Se necesita cambiar esta estructura y actuar de forma rápida y ejemplar desde la justicia, porque se trata de un problema de salud pública, y no exclusivo de la pareja.

La pérdida de autoestima y la ambivalencia de sentimientos hacia el agresor son algunos de los rasgos que caracterizan a la mujer maltratada. A esto se suma la ansiedad y el temor ante la falta de apoyos jurídicos, la responsabilidad si se marcha del hogar, el fracaso familiar, el tema de los hijos, etc.

Todos los casos repiten una combinación de cuatro tipos de agresiones (psicológicas, verbales, físicas y sexuales) que se suceden en una espiral ascendente. Después de maltratar a su mujer, el hombre violento atraviesa una fase de arrepentimiento en la que su pareja suele retirar la denuncia. Sin embargo, la relación nunca mejora y, con el tiempo, el hombre comienza de nuevo a agredirla.

Para los psicólogos, el perfil del hombre violento es el de ‘alguien inmaduro, incapaz de afrontar un problema, lo que le produce una agresividad que no puede canalizar si no es maltratando a su mujer. De ahí que cuando ésta intenta separarse, el hombre reaccione brutalmente’.

Bernabé Tierno anota que el individuo que no se autodisciplina a tiempo y no supera las naturales frustraciones de la vida ‘ se pierde el respeto a sí mismo y se siente inseguro, por lo que carga sus propias culpas sobre los demás’.

Para salir de la violencia abogamos por la educación de los jóvenes, que con sus actuaciones son los que pondrán las bases del futuro.

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