Sobre el régimen académico y docente y la articulación de los niveles de educación

Presentamos la opinión de los Grupos de Trabajo Universidad y Sociedad de Quito, Guayaquil y Cuenca, donde participan docentes universitarios de una docena de universidades públicas y privadas del país, quienes hicieron público el día martes 4 de julio de 2017 el documento “Lineamientos de Políticas Públicas para la Educación Superior (2017-2022)”.

Los grupos de trabajo llaman a un diálogo nacional para avanzar no solo en cambios coyunturales sino en políticas de educación superior de largo plazo. Sus propuestas han sido presentadas a la sociedad civil, medios de comunicación, personas interesadas en la educación y a las autoridades encargadas del tema. Para eso se han comprometido a animar el debate nacional, a participar en mecanismos efectivos de diálogo y concertación, a proponer alternativas y a seguir investigando para avanzar como país.

Sobre el régimen académico y docente y la articulación de los niveles de educación expresan:

«La educación universitaria es parte del sistema educativo nacional. La existencia de órganos rectores separados y de leyes específicas para cada una de ellas contribuye a reforzar la separación entre ‘educación’ y ‘educación superior’, y la objetiva falta de articulación entre ambas. Para una adecuada articulación entre los niveles educativos es indispensable cambiar el enfoque desde la oferta educativa hacia el proceso de aprendizaje a lo largo de toda la vida. Más importante que el sistema educativo es centrarse en los mecanismos de aprendizaje de las personas: a partir de allí es posible lograr el ajuste paulatino de las ofertas educativas tanto dentro como fuera del sistema de educación formal. En ese marco, es evidente que, sin una mejora y una articulación coherente con la educación inicial, básica y el bachillerato, y con la educación técnica y tecnológica, serán en vano los esfuerzos de mejora del sistema universitario en pos del bienestar de la población ecuatoriana.

Criterios básicos

• La política de educación superior debe fortalecer la educación técnica y tecnológica en lugar de debilitarla. Fue un grave error, abiertamente contraproducente, desmontar los institutos técnicos que formaban parte del bachillerato como una especialidad o la educación técnica proporcionada por universidades en sus claustros sin antes ofrecer alternativas viables para sustituir esa formación técnica.

• El bachillerato general unificado implementado a partir de 2011-2012 fue improvisado, faltaron las capacidades organizativas y docentes y su efecto fue alargar las carreras de estudio, desvalorizar las opciones técnicas y hacer crecer las expectativas de ingreso a la universidad en muchos jóvenes que podrían tener varias opciones laborales y de formación tecnológica. Es urgente coordinar adecuadamente los contenidos que se abordan en el colegio a estas diversas opciones.

• Se debe reconocer un papel activo de los estudiantes en las decisiones sobre sus aprendizajes para permitir analizar y animar el desarrollo integral de los estudiantes como profesionales y ciudadanos con capacidad de pensamiento crítico y creativo. También se debe incluir a los actores vinculados a la educación media y superior en las discusiones y decisiones sobre la educación superior.

• La formación universitaria para las tareas pedagógicas y docentes se ha visto desorganizada. En lugar de tratar de concentrar la formación de maestros y maestras en una sola universidad, es preciso hacer cambios paulatinos en muchas universidades de todo el país adecuando progresivamente la oferta a nuevas necesidades (por ejemplo en artes, formación técnica y tecnológica, etc.), con una sólida formación en relación a atender la diversidad de sus estudiantes, teniendo entre sus principios de acción la interculturalidad.

• La burocratización y excesiva reglamentación del trabajo del docente universitario le quita tiempo para actualizarse, preparar clases, hacer tutoría a estudiantes e investigar. Además, las formas de evaluación del trabajo del docente universitario desvalorizan su trabajo de vinculación, dificultando la apreciación y las actividades que contribuyen a la pertinencia universitaria frente al contexto local y social».

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