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La orientación vocacional

¿Cuál es la diferencia entre orientar a un adolescente hacia que tome una decisión vocacional y decirle qué carrera seguir?

¿Cuáles son las claves a la hora de reducir el margen de error en la elección?

¿Qué factores personales y socio-económicos actuales prevalecen sobre otros?

¿Es mejor elegir lo que me conviene o ser feliz con la decisión tomada?

Virginia Tarsitano, catedrática y experta en temas de orientación vocacional responde: Muchos jóvenes buscan que la respuesta vocacional sea el resultado de un sentimiento espontáneo. Esto lamentablemente no es así. Cuando se toma una decisión fundamental, hay que entender que es necesario realizar primeramente un análisis racional y cuidadoso de las partes del problema y postergar para otra instancia lo que apunta el corazón. Es aquí donde muchas veces se produce la incertidumbre que tanta confusión genera: ¿Cómo decido qué es más importante? Como un torbellino de ideas aparecen los intereses, las opciones de otros, las aptitudes, el contexto socioeconómico, los años de estudio, la salida laboral y todo mezclado con otros temas.

Sin duda para realizar este proceso, se requiere un orden para que no se superpongan o mezclen aspectos y temas que no se deben relacionar. Tomar decisiones lleva tiempo y un plan diseñado por etapas. Por ejemplo, si estoy pensado en lo que me gusta, debo primero analizar todas las preguntas relacionadas con estos temas hasta agotar todas las posibilidades. Estos temas pueden ser variados y de distinto orden; lo que me guste estudiar, lo que me resulta fácil o difícil, las carreras más conocidas, el mercado laboral, la rentabilidad económica, los lugares de trabajo, las diferentes universidades, su ubicación geográfica y/o su prestigio, el reconocimiento del Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, etc.

Según la experta Virginia Tarsitano, es por esta variedad que hay que saber discriminar, además, qué temas son subjetivos y cuáles no lo son tanto, a saber, es medible la aptitud o habilidad que tengo para realizar tal o cual actividad (cálculos matemáticos, capacidad interpersonal, talento gráfico, etc.); si desconocemos podemos pedirles a amigos o adultos que nos conocen que describan aspectos nuestros que consideran buenos, o bien, autoevaluarnos (en caso de que no podamos confiar en quienes nos conocen).

Otra categoría objetiva, que a veces sorprende, es la cantidad de interés que poseemos por distintas áreas; y en caso de no contar con la ayuda profesional que nos brinde también técnicas específicas dirigidas a estos ítems, podemos tomar como ejemplo las materias del colegio, o las carreras que ya conocemos en forma directa.

Esto delimitará campos de interés que podrán luego asociarse o no a campos profesionales. Sin duda saber lo que nos interesa intelectualmente contribuye a enfocar carreras posibles a tener en cuenta. Pero ocurre que, luego, quien tiene que decidir debe asumir con criterio de realidad cuál es el campo profesional en que tiene más chances de progresar, teniendo en cuenta sus aptitudes personales.

Una decisión vocacional madura tiene en cuenta “quién soy” y el “quién quiero llegar a ser”. Finalmente pensar en qué deseo o qué me conviene entre dentro de la subjetividad de cada uno, lo cual puede resultar abrumador, pero sin duda vale la pena preguntarse y reflexionar con otros.

En la orientación vocacional aprendimos que no fracasa en su decisión aquel que puede llegar a cambiar de opinión; sino el que se inscribe en una carrera sin elegir o madurar alguna idea que le permita asumirse como protagonista de su propia vida.

“Necesito un test vocacional”, expresan los jóvenes cuando demandan un acompañamiento en el complejo momento de la toma de una decisión para elegir la carrera perfecta en una universidad o escuela politécnica del país.

Desde este encuadre, el proceso de orientación vocacional asume la forma de un proceso de acompañamiento al sujeto en el camino de construcción de su identidad personal, social y vocacional.

La mayor parte de las veces, el descubrimiento de la propia vocación es un motivo de íntima alegría y satisfacción. Haber hallado el “sentido” de la vida personal es, al mismo tiempo, una justificación de quienes somos hasta ahora y una tarea que se proyecta hacia el futuro, en lo que queremos ser. Nuestro próximo lugar en el mundo queda, en buena medida, ligado con esa decisión.

En el Ecuador, según el Ministerio de Educación, anualmente se gradúan alrededor de 250 mil bachilleres. Ellos necesitan todo el apoyo de los expertos para que puedan elegir correctamente la carrera universitaria, de conformidad con sus aptitudes y su vocación.

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La Educación Superior en el Ecuador

Desde octubre de 2010 está vigente la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES), y en función de ella las Instituciones de Educación Superior (IES) y los organismos de dirección del sistema de educación han aprobado, en el nuevo marco legal, la normativa complementaria para el funcionamiento del sistema.

El proceso de evaluación, acreditación y categorización académica de las universidades y escuelas politécnicas ejecutado por el CEAACES excluyó del sistema a universidades y extensiones que funcionaban sin cumplir los estándares mínimos de calidad vigentes.

Por diversos factores, la creciente demanda por educación superior en el país se ha fortalecido y es previsible que esta tendencia incremente de manera sostenida las presiones sobre el sistema.

Continúa fortaleciéndose la demanda y la oferta en la educación de cuarto nivel.

Algunas universidades ecuatorianas ofertan maestrías de investigación y programas doctorales, con estándares internacionales.

Han tenido lugar importantes mejoras en el sistema de educación superior, en aspectos como el aumento de la inversión, la gratuidad hasta el tercer nivel, los programas de becas, el acceso inclusivo, entre otras. Se ha determinado también una nueva tipología de universidades, con sus respectivas características.

Se han ampliado las relaciones de las universidades ecuatorianas con sus pares internacionales y hay un fuerte interés por mejorar su posicionamiento en el concierto internacional, a través de redes de docentes y de investigadores, de movilidad estudiantil, cooperación académica, reconocimiento de créditos y
títulos, entre otros mecanismos.

Hay amplio consenso en la necesidad de profundizar las reformas aspectos claves como la práctica de la autonomía responsable, la calidad de la educación y de la investigación, y la gestión y sostenibilidad financiera del sistema.

Sin desconocer los avances, los programas de Investigación + Desarrollo + Innovación (I+D+i) son aún incipientes por la concurrencia de varios factores internos y externos a las IES.

El incremento y diversificación de servicios y vínculos de la academia con el sector empresarial en sus diversas expresiones, con los gobiernos seccionales y con las organizaciones comunitarias están configurando un nuevo escenario de cooperación.

A partir de la expedición de la LOES se conforman el Consejo de Educación Superior (CES), el Consejo de Evaluación, Acreditación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior (CEAACES), la SENESCYT y se integró la Asamblea del Sistema de Educación Superior.

En este contexto, la SENESCYT y el Directorio de la Asamblea del Sistema de Educación Superior, con la participación de CEAACES, han venido trabajando desde el 2 de Febrero del 2016 en la formulación de la Agenda 2035.

En el proceso de preparación de la Agenda 2035 se han generado varios productos, entre ellos: El Estado de Situación en los temas claves acordados, los Desafíos en relación con esos temas, la Propuesta de Políticas Públicas del Estado ecuatoriano, y el Plan Estratégico para el período 2017-2021, que marcará el camino hacia las metas del 2035.

Antes de dejar el rectorado de la Escuela Superior, Politécnica del Litorial, el ingeniero Srgio Flores Macías, precisó: ” Como rector de la ESPOL y Presidente del Directorio de ASESEC, espero que los aportes de los actores del sistema para la preparación de las Políticas Públicas 2035 y el Plan Estratégico 2017-2021 se orienten al desarrollo de la investigación, la creación de varios polos regionales de ciencia, tecnología e innovación de calidad, la vinculación de la universidad con los sectores productivos y el Estado, y aseguren la sostenibilidad financiera de las políticas de educación superior.

Vivimos en la sociedad del conocimiento, en un planeta que clama la sostenibilidad del desarrollo, y lo que pasa y debe pasar en la universidad está en el interés cercano y permanente de todos”.

Quienes hacemos EcuadorUniversitario cosideramos que las universidades ecuatorianas nunca alcanzaron, en su larga historia, el nivel de dignidad que han tenido en nuestro siglo. Es decir, no puede hablarse de “retroceso”, sino de “curva ascendente”, y cuantos han conocido la situación universitaria anterior saben que el nivel científico universitario ha mejorado. Puede hablarse de crisis, si se quiere, en el sentido de que existe un estado de opinión general que exige la mejora de muchas cosas que no son tan perfectas como nuestra sensibilidad intelectual desea, y es natural que así sea. Pero, a este respecto, no debemos olvidar tampoco que, como constantemente hemos repetido, es absurdo pedir que Ecuador tenga unas universidades desproporcionadamente superiores a los demás aspectos de la vida nacional.

Pese a todos los problemas existentes en el país nos atrevemos a decir que las universidades ecuatorianas salen bastante airosas.

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La elección de la carrera universitaria

La elección de la carrera universitaria es para los bachilleres una de las decisiones más complicadas, dado que para muchos de esto dependerá su futuro.

La globalización exige un nuevo perfil humano que arranque del supuesto de que nada de lo que haga o deje de hacer carecerá de repercusiones morales sobre los demás.

El perfil de egresado universitario que está demandando el mercado es cada vez más el de personas con una formación integral, flexible, con capacidad de innovar y de trabajar en diversos campos y ambientes.

Estudios realizados en varios países de América Latina demuestran que cada vez con mayor frecuencia los profesionales no terminan trabajando en el área en la que realizaron sus estudios de pregrado. De ahí la importancia de las destrezas que aprendan los estudiantes, como su habilidad para investigar y analizar la información y el espíritu científico con el que enfrenten los problemas.

El perfil de los profesionales que demanda el mundo de hoy es muy diferente al de hace unos años. Enfrentan un mercado laboral en permanente cambio y con formas contractuales nuevas y de corto plazo. Las perspectivas de empleo estable, con prestaciones sociales, un futuro duradero en la organización y una pensión tras 30 años de trabajo, son cada vez más lejanas en este nuevo contexto.

Si anteriormente se formaba a los estudiantes en un campo específico del conocimiento, para que se desempeñara en esa área, con el desarrollo de las ciencias y las tecnologías de la información, el conocimiento en la actualidad es inabordable y sobre todo, se vuelve obsoleto muy rápidamente. Por esto, aunque los contenidos básicos en la formación profesional siguen siendo un factor decisivo a la hora de formar a los jóvenes, la única manera de garantizar su permanencia en el mercado laboral es logrando que aprendan a investigar y a encontrar la información que requieren para mantenerse actualizados. Esto implica tener unas competencias sólidas en lectura, matemáticas y pensamiento científico.

Es un tiempo en el que la cultura es mucho más transversal y móvil. La interdisciplinariedad es ahora una característica que se refleja en las áreas social, económica, política y cultural. Solo los profesionales con mente abierta, flexibles, adaptables y con capacidad innovadora y creativa logran permanecer.

En la actualidad, lo que se necesita es una formación en múltiples destrezas y competencias que aseguren a los profesionales un espacio en este mercado móvil. Los empleadores más audaces ya no buscan tanto personas formadas en disciplinas específicas, sino a aquellos con destrezas, intereses y experiencias particulares. En esta perspectiva, profesionales de distintas disciplinas pueden desempeñarse en cargos para los que no necesariamente fueron formados académicamente, pero que por su trayectoria y dedicación han logrado las competencias para hacerlo.

Otros factores empiezan a surgir con gran fuerza: establecer buenas relaciones personales, tener una sólida formación ética y moral, la capacidad de trabajo en equipo, la responsabilidad social con la realidad del país, el liderazgo, las habilidades en negociación y el dominio de otros idiomas, aspectos que cada día son más tenidos en cuenta tanto por los empleadores como por las universidades.

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Universidades ecuatorianas deben mostrarse  al mundo

El “III Encuentro Internacional de Rectores” de las universidades de Iberoamérica, reunidos en Río de Janeiro, en julio de 2014, reflexionaron sobre la universidad del siglo XXI a la luz de los ejes estratégicos de la Agenda de Guadalajara Universia 2010 y de las nuevas expectativas y tendencias universitarias, a fin de impulsar un Espacio Iberoamericano del Conocimiento socialmente responsable.

En el evento, más de mil rectores de universidades de Iberoamérica, concluyeron, señalando, entre otras cosas: “Una información amplia y rigurosa sobre cada institución y los diversos sistemas nacionales en su conjunto es un imperativo de transparencia, eficacia, equidad y gobernabilidad. El objetivo es dar a conocer las características propias de las instituciones, sus actividades y programas en beneficio de los estudiantes, empleadores y, por tanto, también de los gobiernos y de la misma sociedad civil”.

Enfatizaron que “es una tarea de especial trascendencia ahora, cuando la visión sobre el entorno universitario global y la posición que cada universidad ocupa en el mundo de hoy está dominada por unos rankings que presentan sesgos y deficiencia y aparecen, en ocasiones indebidamente, como árbitros de la excelencia académica universal”.

Sobre el mismo tema, anotaron: “Las universidades iberoamericanas, sin renunciar a mejorar su posición en las evaluaciones internacionales, se plantean trabajar en su perfeccionamiento y crear instrumentos más adecuados de información y comparación, dotándolos de un carácter multidimensional que refleje correlativamente la diversidad de las instituciones, sus misiones y culturas organizacionales, sus diferentes objetivos e impacto en su entorno social y académico”.

Ese es el reto al que han de saber responder las universidades  ecuatorianas. En este contexto, www.EcuadorUniversitario.Com es la mejor plataforma para que se muestren al país y al mundo todas las Instituciones de Educación Superior del Ecuador.

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La migración laboral justa y eficaz beneficia al trabajador y al país de acogida

Guy Ryder, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pidió  esta semana a los gobiernos del mundo adoptar políticas que garanticen los derechos de los trabajadores migrantes. Con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, dijo que  «Otorgar un trato justo a los 150 millones de trabajadores migrantes en el mundo es en interés de todos, y exige que la migración laboral esté bien gestionada y sea efectiva”.

Guy Ryder pidió en un comunicado a los Estados que adopten leyes para que la migración laboral sea justa y cuente con un enfoque integral que involucre a todas las estancias gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas. “Los trabajadores migrantes, como todos los trabajadores, tienen derecho a un trato justo y equitativo, y esto es la clave para alcanzar el desarrollo sostenible”, dijo.

Según la OIT, actualmente la mayoría de la migración está vinculada, directa o indirectamente, a la búsqueda de oportunidades de trabajo digno. Sin embargo, muchos trabajadores terminan siendo explotados en empleos con baja remuneración y condiciones inseguras e insalubres. Además, para conseguir un empleo los migrantes frecuentemente se ven obligados a pagar comisiones de contratación y son más vulnerables al trabajo infantil y forzoso.

“Una migración laboral bien gestionada, justa y eficaz puede reportar beneficios y oportunidades a los trabajadores migrantes, sus familias y sus comunidades de acogida. Puede, asimismo, conciliar la oferta y la demanda de mano de obra, facilitar el perfeccionamiento de las competencias y propiciar su transferencia en todos los niveles, contribuir al mantenimiento de los sistemas de protección social, impulsar la innovación empresarial y enriquecer las comunidades cultural y socialmente” aseguró Ryder.

Guy Rider enfatizó que está en las manos de los gobiernos convertir la migración laboral en un fenómeno beneficioso para todos a través de las negociaciones del Pacto Mundial Sobre Migración, que se realizan este año en miras a su firma en septiembre durante la Asamblea General.

“La manera en que nosotros, la comunidad internacional, demos forma a ese pacto y ayudemos a los Estados Miembros en su aplicación será decisiva para determinar la evolución futura de la migración laboral”, concluyó.

EcuadorUniversitario. Com suscribe esta declaración del director de la OIT

¿De qué manera puede la universidad influir más directamente en la evolución social?

 La respuesta lógica sería: Crear condiciones que garanticen la razón de ser de la universidad, su naturaleza, su “ethos académico” de crear conocimiento y formar profesionales críticos, capaces de lograr el cambio de la matriz productiva y de construir una sociedad más justa, equitativa y ética.

La universidad ecuatoriana tiene intereses particulares, propios de su misión y debe poder expresarlos como condición para generar alianzas con los sectores políticos, productivos y sociales dispuestos a converger en un interés general superador de la actual situación y sus tendencias.

La pertinencia de la enseñanza superior se considera primordialmente en función de su cometido y su lugar en la sociedad, de sus funciones con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios relacionados con ésta, los nexos con el mundo del trabajo, con el Estado y la financiación pública y sus interacciones con otros niveles y formas de educación.

La educación superior debe responder a las expectativas y necesidades de la sociedad y la planificación nacional, articulando su oferta docente, de investigación y actividades de extensión a la formación de un ser humano integral en armonía con su entorno social y ambiental, a la construcción de una identidad nacional, a la demanda académica, a las necesidades del desarrollo local, regional y nacional; a las tendencias demográficas locales, provinciales y regionales; a la vinculación con la estructura productiva actual y potencial de las diferentes zonas y regiones del país; a las políticas nacionales de ciencia y tecnología, y a la prospectiva de desarrollo científico y tecnológico mundial.

La calidad de la educación es uno de los temas que han estado en el centro del debate en las últimas décadas ligado a la necesidad de aumentar la calidad educativa que se ofrece, atender la expansión educativa de los últimos años y a la necesidad de incluir a todos los sectores de la población en niveles cada vez más altos de escolarización.

La calidad debe ser el referente de la educación superior, en esa búsqueda constante y sistemática de la excelencia, la perfección y la elevación en la producción y transmisión del pensamiento y conocimiento mediante la autocrítica, la crítica externa y el mejoramiento permanente. En esta perspectiva, cada institución del sistema de educación superior debe realizar procesos de autoevaluación para mejorar la calidad de sus carreras y programas académicos.

La universidad ecuatoriana debe poner mucha atención a la equidad, en este caso hablamos de equidad vinculada a la responsabilidad social.

Las instituciones de educación superior deben ofrecer a los y las estudiantes las mismas posibilidades en el acceso, movilidad, permanencia y egreso del sistema de educación superior, sin discriminación de género, credo, sexo, etnia, cultura, orientación política, condición socioeconómica o discapacidad que no limite sus facultades de aprendizaje, considerando una pauta distributiva basada en el mérito académico.

La igualdad de oportunidades debe comenzar en los procesos de admisión de los bachilleres que tienen diferente formación dependiendo de los colegios donde se educaron, grandes diferencias de las que no son responsables ellos sino del colegio que los formó, para lo cual se requiere poner en acción programas de nivelación en las instituciones de educación superior.

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La universidad privada

En la tarea de posibilitar a los estudiantes de menores recursos el acceso al conocimiento para que el Ecuador supere su propia circunstancia, la universidad privada debe salir en auxilio de todos los jóvenes que tienen muchísimas dificultades para superar el Examen Ser Bachiller y acceder a las instituciones de educación superior públicas.

El sector privado tiene que coadyuvar con acciones decididas, que trasciendan el acompañamiento básico a la acción oficial y permitan liderar procesos de acceso al conocimiento, como lo ha hecho históricamente, por ejemplo la universidad pública.

El Estado y los padres de familia deben hacer todos los esfuerzos posibles para que los bachilleres tengan acceso a la educación superior. La propia LOES, vigente en el Ecuador desde el 12 de octubre del 2010, define los principios, garantiza el derecho a la educación superior de calidad que propenda a la excelencia, al acceso universal, permanencia, movilidad y egreso sin discriminación alguna.

No hay nada más rentable en términos sociales que la inversión en recursos humanos. Por eso, organismos como el Banco Mundial vienen recomendando a los países en vías de desarrollo como el nuestro que movilicen sus escasos recursos económicos a educación, salud y nutrición. Para ello se valen de la experiencia de países como Alemania, Francia, Corea y Finlandia, que alcanzaron sorprendentes crecimientos económicos, en momentos en que impulsaban la mayor dinámica de desarrollo en sus políticas y programas educativos.

Si aceptamos, como debemos hacerlo, habría que decir que nuestro país tiene un reto gigantesco por delante, tanto en términos de cobertura como de calidad de esa cobertura; en educación básica y superior y también en formación de profesionales con maestrías y doctorados. El Ecuador necesita gente altamente preparada que sea capaz de generar conocimiento. Peter Drucker, en “La sociedad poscapitalista”, lo vaticinó: el recurso económico básico ya no es el capital ni los recursos humanos. Es y será el conocimiento.

En la tarea de posibilitar a los estudiantes de menores recursos el acceso al conocimiento para que Ecuador supere su propia circunstancia, la universidad privada debe dar pasos seguros y socialmente rentables.

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En el día del Amor y la Amistad

Para hablar del Amor y la Amistad, es preciso elevar nuestro espíritu. Ponerlo en mayúsculas para destacar dos de los aspectos más trascendentes de la existencia. ¿Qué sería de la vida sin amores, sin amigos? Con vacíos emocionales profundos e insondables. Pretendo que estas breves líneas sirvan para agasajar en este día especial, a todos los lectores que tienen la gentileza de visitar esta columna, para encontrarnos y compartir temas de algún interés que motiven el mejoramiento humano.

En realidad son palabras mayores, porque el Amor trasciende, todo cuanto de magnífico hay en nuestra mente. En nuestros sentimientos. Es generador de emociones y frustraciones, pues lo uno y lo otro, forman parte de esta aventura de vivir. De nosotros depende que el amor pueda nacer, crecer, desarrollarse y transmutarse.

El amor y el amar, no están dirigidos únicamente a los seres humanos. Hay muchas otras formas de bienquerencia. Podemos querer a nuestros hermanos menores, como llamaba el Santo de Asís a los animales. ¡Cuánto amor somos capaces de compartir con perros, gatos, aves, caballos, delfines, en fin…! Así también con los árboles, plantas, flores. Amar a Dios, al prójimo, a los niños y ancianos. Amar la patria, la libertad y la justicia.

Recuerdo el abrazo intenso que un adulto mayor prodigaba a un árbol. Emocionado al observar la escena, pregunté por el motivo de este gesto y me dijo: Este árbol es mi amigo, me regaló el año pasado un hermoso y delicioso mango, por eso, cada que puedo, vengo a expresarle mi agradecimiento. En nuestro hogar, la cuna del amor, es en donde más debemos entregar estos sentimientos. Hacerlo cada día, es lo saludable, porque cada día necesitamos del abrazo, de la palabra, del gesto que exprese la inenarrable ternura que fluye de nuestra apasionada interioridad.

Los problemas de relaciones humanas nos abruman, cuando se pierde la conexión con este noble sentimiento. Cuando dejamos de tratarnos con la necesaria cordialidad y respeto. El amor es todo eso y más. Va íntimamente ligado a la Amistad, en una conjugación de solidaridad, bondad y hermandad. Hay quienes piensan en la amistad solo como una “alianza estratégica” para conseguir beneficios. En el amor ocurre algo parecido, casarse por el interés de la dote. Amigos o parejas, buscando posiciones para figuración social, por dinero o poder. Pero eso no dura; pues, por jugar con la amistad y el amor, ocurre lo peor. Se transforma es un tormento sin fin.

El amor puro y sincero, como un descubrimiento poético, posee un encantamiento poderoso. Para vivir el amor, es preciso amar. Cuando el amor vive en nosotros, podemos considerarnos seres magníficos y, la amistad, es un tesoro invaluable. Bien decía mi recordada abuelita Hermelinda: “Amigos, poquitos, pero benditos”..Que sean muy felices siempre..!!

En nombre y en  representación de www.EcuadorUniversitario.Com les deseo un ¡Feliz Día del Amor y la Amistad!

Fernando Naranjo-Villacís

La calidad debe ser el referente de la educación superior

La universidad ecuatoriana tiene intereses particulares, propios de su misión y debe poder expresarlos como condición para generar alianzas con los sectores políticos, productivos y sociales dispuestos a converger en un interés general superador de la actual situación y sus tendencias.

¿Cuáles son las nuevas condiciones que la universidad debe crear a su interior para incidir en la transformación de la realidad y para que realice aportaciones científicas, tecnológicas, humanistas y culturales al desarrollo nacional? ¿De qué manera puede la universidad influir más directamente en la evolución social?

La respuesta lógica sería: Crear condiciones que garanticen la razón de ser de la niversidad, su naturaleza, su “ethos académico” de crear conocimiento y formar profesionales críticos, capaces de lograr el cambio de la matriz productiva y de construir una sociedad más justa, equitativa y ética.

La pertinencia de la enseñanza superior se considera primordialmente en función de su cometido y su lugar en la sociedad, de sus funciones con respecto a la enseñanza, la investigación y los servicios relacionados con ésta, los nexos con el mundo del trabajo, con el Estado y la financiación pública y sus interacciones con otros niveles y formas de educación.

La educación superior debe responder a las expectativas y necesidades de la sociedad y la planificación nacional, articulando su oferta docente, de investigación y actividades de extensión a la formación de un ser humano integral en armonía con su entorno social y ambiental, a la construcción de una identidad nacional, a la demanda académica, a las necesidades del desarrollo local, regional y nacional; a las tendencias demográficas locales, provinciales y regionales; a la vinculación con la estructura productiva actual y potencial de las diferentes zonas y regiones del país; a las políticas nacionales de ciencia y tecnología, y a la prospectiva de desarrollo científico y tecnológico mundial.

La calidad de la educación es uno de los temas que han estado en el centro del debate en las últimas décadas ligado a la necesidad de aumentar la calidad educativa que se ofrece, atender la expansión educativa de los últimos años y a la necesidad de incluir a todos los sectores de la población en niveles cada vez más altos de escolarización.

La calidad debe ser el referente de la educación superior, en esa búsqueda constante y sistemática de la excelencia, la perfección y la elevación en la producción y transmisión del pensamiento y conocimiento mediante la autocrítica, la crítica externa y el mejoramiento permanente.

En esta perspectiva, cada institución del sistema de educación superior debe realizar procesos de autoevaluación para mejorar la calidad de sus carreras y programas académicos.

No obstante no se puede desconocer que se trata de un término multidimensional, abstracto y conflictivo por las connotaciones ideológicas, políticas y sociales que lo atraviesan y definen un posicionamiento respecto a lo educativo. La posibilidad de desentrañar y develar esas concepciones permitirá definir qué se entiende por calidad, de quién es la calidad y al servicio de qué concepción de cultura, sociedad y educación está. En consecuencia no podríamos pensar en la educación como práctica de transformación social sin pensar y debatir acerca del modelo educativo que se sostiene.

Este concepto es multidimensional porque tiene múltiples facetas y comprende en el caso de la universidad todo aquello que converge en las tareas inherentes a la función académica como lo es la docencia, investigación, extensión y también aquellas tareas inherentes a la administración, dirección, coordinación, gestión, etc.

La docencia y la investigación en la sociedad del conocimiento deben estar preparadas para adecuar su oferta de enseñanza a las necesidades cambiantes del medio, del desarrollo tecnológico, y a las profundas transformaciones que experimentan los contenidos de todas las disciplinas, lo que implica un cambio en los perfiles curriculares, acentuando los nexos entre la teoría y la práctica.

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La Educación Superior

La educación superior ha experimentado en todo el mundo significativas transformaciones. El creciente número de estudiantes y su heterogeneidad; la multiplicación de sus esferas de actividad; la variedad de instituciones con fines, funciones y prioridades diferentes, son parte de las nuevas exigencias y desafíos a los que se enfrenta la educación superior.

La universidad se encuentra entre aquellas instituciones del mundo contemporáneo que experimentan mayores desafíos. Impactan en ella profundos y complejos cambios en múltiples campos de la vida humana: el desarrollo de la ciencia y la tecnología que ha contribuido a transformar los procesos productivos, las condiciones de acceso y los modos de distribución de la información; las formas de organización de las economías y las dinámicas sociales con desiguales efectos.

Para la universidad ecuatoriana estos retos adquieren particular relevancia en virtud de las actuales circunstancias sociales y económicas que vive el país.

Creemos que llegó la hora de asumir el compromiso de afianzar:

– una universidad que forme ciudadanos libres, con firmes convicciones éticas y comprometidos con una sociedad democrática, con el más alto nivel de calidad y en toda la diversidad de los saberes científicos, técnicos, humanísticos, y culturales.

– una universidad con el afán permanente de ampliar las fronteras del conocimiento, en un adecuado equilibrio entre la investigación fundamental y la orientada hacia la solución de problemas nacionales específicos para beneficio de toda la sociedad.

– una universidad que interactúe con el sector productivo y el Estado, generando un ambiente propicio para los procesos de innovación científica y tecnológica necesarios para el desarrollo sustentable del país.

– una universidad inclusiva que asuma un rol protagónico en la construcción de una sociedad en la que la educación, el conocimiento y los demás bienes culturales se distribuyan democráticamente.

Los altos niveles de pobreza y de población socialmente excluida en el Ecuador, así como la imperiosa necesidad de reconstruir la economía y los lazos sociales, constituyen una dimensión fundamental que debe incidir con particular énfasis en la definición de políticas educativas, científicas y tecnológicas para los próximos años. Al respecto, la universidad debe incrementar su contribución al cambio socioeconómico con justicia social e igualdad de oportunidades y promover un proyecto de desarrollo sustentable.

Para el logro de estos objetivos se podría:

– Afianzar la política universitaria como búsqueda de consensos entre la universidad autónoma y los poderes del Estado, en diálogo con la sociedad.

– Actualizar, consolidar y modernizar los proyectos institucionales de cada universidad como una herramienta para su desarrollo.

– Acrecentar el compromiso de la vinculación de la universidad con la sociedad.

– Fortalecer las acciones de difusión de los resultados que obtienen las universidades en sus investigaciones y en los distintos niveles de trabajo.

– Impulsar la articulación entre las diversas modalidades de educación superior.

– Promover la progresiva organización por ciclos que faciliten el diseño de contenidos básicos disciplinares comunes por familias de carreras.

– Construir un sistema de créditos de grado y postgrado, para estimular la articulación en la universidad y entre universidades.

– Mejorar las condiciones y estrategias institucionales para facilitar el tránsito del nivel medio a la universidad, los procesos de aprendizaje, la calidad de la formación, el progreso en los estudios y la graduación.

– Fortalecer la función docencia en la universidad.

– Consolidar y ampliar los sistemas de información universitaria y definir un sistema compartido de indicadores para mejorar el conocimiento del sistema y la toma de decisiones.

– Elaborar a corto plazo un documento de fondo que contenga la propuesta de líneas de acción para la educación superior en los próximos diez años.

– Contribuir al debate sobre la situación y propuestas para la mejora del sistema educativo en sus diversos niveles.

– Requerir que los sucesivos presupuestos universitarios contemplen incrementos progresivos que posibiliten el cumplimiento de estos objetivos.

Debemos subrayar y reafirmar que una adecuada inversión en educación, ciencia y tecnología constituye una condición necesaria para el desarrollo social, económico y cultural del país.

Esperamos que la ejecución plena del presupuesto universitario y las transferencias oportunas, como asimismo otras decisiones presupuestarias por parte del Gobierno Nacional para repartir sabia y equitativamente los recursos económicos a las universidades y politécnicas públicas satisfaga a todos y sean medidas valiosas para la previsibilidad y el funcionamiento del sistema universitario.

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