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Kit Yates, biólogo matemático de la Universidad de Bath:“Los test de anticuerpos de COVID-19 pueden dar más falsos positivos que verdaderos”

Detrás de las pandemias y otros fenómenos de la naturaleza, así como de nuestras actividades más cotidianas, se esconden patrones matemáticos. Sin necesidad de ninguna ecuación, este profesor británico lo cuenta en el libro Los números de la vida. Aprovechando su publicación en España hemos hablado con el autor.

El profesor Kit Yates, autor de Los números de la vida. / Universidad de Bath

La curiosidad de su hijo de 4 años por saber cuántos caracoles tenían en su jardín animó a Kit Yates (Manchester, 1985) a escribir Los números de la vida (Blackie Books), un libro donde se plantea que las matemáticas están en todo lo que nos rodea. Este doctor en Biología Matemática por la Universidad de Oxford actualmente es profesor en la Universidad de Bath (Reino Unido), donde también codirige su Centro de Biología Matemática.

“Para que te hagas una idea de lo que hace un biólogo matemático –comenta– te diré que he investigado temas tan variados como la dispersión de plagas de langostas, la coreografía del desarrollo embrionario o cómo se pigmentan los huevos de las aves, además de crear algoritmos para rastrear el movimiento de bacterias, simular parásitos que eluden el sistema inmunitario o modelar la forma en que enfermedades mortales se propagan a través de una población”.

-Comencemos por esto último: ¿no han fallado un poco los modelos matemáticos a la hora de predecir la evolución de la pandemia de la COVID-19?

Incluso los modelos matemáticos básicos, como el SIR (siglas de susceptibles, infectados y recuperados de una enfermedad), hacen un buen trabajo para mostrar la escala que puede tener la pandemia, siempre que estén bien ajustados con los datos. Los modelos más complicados, que tienen en cuenta los matices, podrían trabajar mejor, pero su complejidad implica que dependen mucho más de datos potencialmente inciertos. Los modelos empleados al principio de la pandemia no predijeron mal lo que podría haber sucedido si no se hubieran tomado medidas. Hicieron sonar la alarma de que podría ser catastrófica.

Sobre el pasaporte de inmunidad, “además de las implicaciones éticas, de privacidad y que la propia OMS haya puesto en duda que una persona recuperada de COVID-19 esté protegida frente a futuras infecciones, existe preocupación sobre la precisión de los test de anticuerpos”

-¿Qué nos dicen las matemáticas sobre la fiabilidad de las pruebas de coronavirus?

Nos pueden ayudar a comprender algunas de las sutilezas que están detrás de los test. Ahora se plantea hacer pruebas de anticuerpos y dar un ‘pasaporte de inmunidad’ a aquellos que dan positivo por haber tenido la enfermedad, lo que les permitiría regresar al trabajo. Sin embargo, existe tanta controversia como entusiasmo sobre esta nueva idea. Además de las implicaciones éticas –personas en circunstancias difíciles a las que se puede ‘animar’ a contraer la enfermedad para volver a trabajar–, de privacidad y que la propia OMS haya puesto en duda que una persona recuperada de COVID-19 esté protegida de futuras infecciones, existe preocupación sobre la precisión de las pruebas.

-¿A qué se refiere? ¿Nos puede poner un ejemplo?

Tomemos uno de los test de anticuerpos aprobados por la Administración de Medicamentos y Alimentos ​​(FDA) de EE UU. Si tienes anticuerpos contra la COVID-19, esta prueba te lo dice correctamente el 93,8 % de las veces, pero si no los tienes, acertará un 95,6 % de las ocasiones (es lo que se llama, respectivamente, sensibilidad y especificidad de la prueba). En principio obtener un resultado correcto más del 90 % de las veces suena bastante alentador, pero pensemos que ocurriría si se hacemos el test a 10.000 personas, teniendo en cuenta que solo el 3 % de la población mundial puede haber tenido COVID-19 y se ha recuperado, como indican algunas estimaciones recientes de la OMS.

Esto significa que 9.700 de los 10.000 examinados no habrán tenido la enfermedad y solo 300 sí. De esos 300 pacientes recuperados, al 93,8 %, o 281, se les va a informar correctamente que tienen anticuerpos contra la COVID-19. Pero a la gran mayoría (9.700) de las personas que no han pasado la enfermedad, al 4,4 %, o 427, se les dirá incorrectamente que la tuvieron y se recuperaron. Por tanto, serán muchas más las personas que reciban falsos positivos que las que obtengan verdaderos positivos.

Esquema elaborado por Kit Yates para visualizar cómo los falsos positivos pueden tener más peso que los verdaderos cuando la prevalencia de una enfermedad, como COVID-19, es baja en una población y el test considerado carece de especificidad.

-Y eso supone un riesgo…

Hasta el 60 % de aquellos [supuestos positivos según el test] liberados de nuevo al mercado de trabajo podrían estar en riesgo de infectarse ellos mismos y, sin saberlo, propagar también la enfermedad a otras personas, provocando una segunda ola de la epidemia. Este problema de que los falsos positivos superen a los verdaderos ocurre cuando la prevalencia de una enfermedad es baja y la prueba carece de especificidad, ofreciendo esa proporción significativa de falsos positivos. Aquí estamos hablando de test de anticuerpos, pero no sería el caso de las pruebas PCR.

En el libro comento que esta situación es común en los programas de detección. En el cribado del cáncer de mama, por ejemplo, los falsos positivos pueden superar a los verdaderos en una proporción de tres a uno, lo que genera ansiedad y la posibilidad de realizar intervenciones innecesarias.

-¿Cree que los medios y los políticos manipulan las cifras?

En la era de las fake news es difícil saber en quién confiar, pero lo creas o no, la mayoría de los medios de comunicación convencionales basan sus historias en hechos. Sin embargo, tienen sus sesgos. El partidismo es fácil de detectar a través de las palabras que dicen las personas, y los números se pueden dar la vuelta subrepticiamente. Las estadísticas se pueden seleccionar para presentar un ángulo particular de la historia. Y el contexto también es importante. Por ejemplo, un aumento del 300 % en casos de una enfermedad, ¿representa un aumento de 1 paciente a 4 o de 500.000 a 2 millones?

“Cuando veas una estadística pregúntate qué se está comparando, cuál es la motivación y si se está contando toda la historia. Las semillas de la verdad generalmente están dentro de las cifras, pero muy raramente la fruta entera”

Los políticos también están descubriendo que se pueden escabullir con la manipulación estadística como nunca antes. Hay múltiples formas de no contar toda la verdad usando las matemáticas. Las estadísticas publicadas en los periódicos o difundidas por políticos a menudo son engañosas y ocasionalmente poco sinceras, pero rara vez completamente incorrectas. Las semillas de la verdad generalmente están dentro de sus cifras, pero muy raramente la fruta entera. Cuando veas una estadística pregúntate qué se está comparando, cuál es la motivación y si realmente está contando toda la historia. Responder a esas tres cuestiones te ayudará a determinar la veracidad de las cifras.

-En inglés su libro se titula Las matemáticas de la vida y la muerte. ¿Nos puede dar un ejemplo de cómo las matemáticas pueden salvar o facilitar la vida?

Lo hacen en primera línea en los hospitales. En las unidades de cuidados intensivos (UCI), por ejemplo, se aplican para reducir las falsas alarmas, que se activan por un estímulo diferente al esperado (alteración de la frecuencia cardíaca, presión arterial, oxigenación de la sangre, presión intracraneal, etc.). Aproximadamente el 85 % de los avisos automáticos en las UCI son falsas alarmas, por el fino ajuste del umbral para que salten. El menor aumento de la presión arterial, por ejemplo, incluso un instante, es suficiente para activar la alerta. Aunque este pico podría indicar una hipertensión peligrosa, es mucho más probable que se deba a una variación natural o ruido en el equipo de medición. Sin embargo, si la presión arterial se mantuviese alta durante un período prolongado, sería menos probable atribuir esto a un error de medición.

Afortunadamente, las matemáticas tienen una forma simple de resolverlo mediante filtros, un proceso por el cual una señal en un punto dado es reemplazada por el promedio sobre sus puntos vecinos, con varias lecturas secuenciales. De esta forma, las alarmas se activan solo si se rompen los umbrales durante un período de tiempo sostenido, aunque todavía sea corto, en lugar de un pico o caída única en la lectura del monitor. Así se puede reducir la aparición de falsas alarmas en los monitores de la UCI hasta en un 60 % sin poner en peligro la seguridad del paciente.

“Con el uso de filtros matemáticos se puede reducir la aparición de falsas alarmas en los monitores de la UCI hasta en un 60 % sin poner en peligro la seguridad del paciente”

-¿Y algún caso de cómo un fallo matemático puede arruinar nuestras vidas?

En el libro cuento varias historias reales: empresarios en bancarrota por algoritmos defectuosos, víctimas de errores judiciales asociados a la (mala) aplicación de las matemáticas, problemas de software, sondas estrelladas por confusión con las unidades… Está el caso de la jubilada diabética Mary Williams, por ejemplo. En junio de 2007 una enfermera tuvo problemas con su pluma habitual de insulina de 36 unidades. Como no funcionaba utilizó una jeringuilla normal y en lugar de inyectar 0,36 mililitros puso por error 3,6 mililitros, lo que provocó un ataque cardíaco fatal en la paciente. Quizás si en lugar del sistema decimal utilizáramos el binario –como las computadoras, donde el lugar que ocupa cada dígito le asigna un valor que es el doble del anterior– podríamos evitar estos errores. No es lo mismo inyectar el doble de insulina que diez veces más.

-¿Algún algoritmo o consejo matemático simple que podamos aplicar en nuestra vida diaria?

La regla del 37 %, que  te puede ayudar a elegir la mejor opción entre varias posibilidades usando matemáticas de optimización. Yo la uso cuando llego a la fila de cajas del supermercado: paso por delante del primer 37 % –4 de las 11 que hay– sin detenerme en ninguna, simplemente contando las personas de la cola que hay en cada una de ellas. Luego me pongo en la primera fila que sea más corta que todas las que he visto.

Otro ejemplo, si voy corriendo con mis amigos a coger el último tren, normalmente abarrotado, y quiero encontrar el vagón con el mayor número de asientos vacíos para que todos podamos sentarnos juntos, utilizamos también la regla del 37 %: dejamos pasar los primeros tres vagones —de un tren de ocho—, tomando nota de lo vacíos que están, y luego nos subimos al primero que tenga más asientos libres que cualquiera de los tres primeros. Existen algoritmos de parada óptima de este tipo que indican en qué momento vender nuestra casa, la mejor distancia del cine a la que deberíamos aparcar y hasta las personas con las que debemos salir antes de asentarnos.

“Construir modelos matemáticos, diseñados para capturar nuestra intrincada realidad, es la mejor manera que tenemos de dar sentido a las reglas que gobiernan nuestro mundo”

-¿Las matemáticas están detrás de todo lo que hacemos? ¿Se atrevería a dar un porcentaje de cuánto ocupan en nuestras vidas?

Las matemáticas son, sobre todo, una herramienta práctica para dar sentido a nuestro complejo mundo. Los modelos matemáticos ofrecen ventajas en situaciones cotidianas, y no necesitan introducir cientos de tediosas ecuaciones o líneas de código computacional para hacerlo. Las matemáticas son fundamentalmente el patrón. Cada vez que miras el mundo estás construyendo tu propio modelo de los patrones que observas.

Si detectas un diseño fractal en las ramas de un árbol o en la simetría múltiple de un copo de nieve, estás viendo matemáticas. Cuando sigues el ritmo de la música con el pie o tu voz resuena mientras cantas en la ducha estás escuchando matemáticas. Si tiras un balón al fondo de la red o atrapas una pelota en su trayectoria parabólica, entonces estás haciendo matemáticas. Con cada nueva experiencia, o pieza de información sensorial, los modelos que has creado de tu entorno se afinan, reconfiguran y vuelven cada vez con más detalle y complejidad. Construir modelos matemáticos, diseñados para capturar nuestra intrincada realidad, es la mejor manera que tenemos de dar sentido a las reglas que gobiernan nuestro mundo. Como defiendo que las matemáticas están en todo lo que nos rodea, si tengo que dar un porcentaje, diría que lo están al 100 %.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

José Manuel Castellano revela datos interesantes de la percepción de los estudiantes de la  UNAE sobre Educación en tiempos de Covid-19

Por:  Ana Calle Riera

José Manuel Castellano, investigador español, revela resultados de la investigación en Ecuador. Foto Xavier Caivinagua A.
El doctor José Manuel Castellano GIl PhD.,  nació en las Islas Canarias (España).  Es Doctor en Historia por la Universidad de La Laguna (España) con la máxima calificación de CUM LAUDE y Premio Extraordinario de Doctorado. Es autor de 30 libros históricos y 100 artículos en revistas especializadas y generalistas. Miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. Fue parte del Programa Prometeo, como investigador (2013-2014). Es profesor titular de la Universidad Nacional de Educación -UNAE-. Profesor de posgrado en la Universidad Indoamérica, en la y Universidad Católica de Cuenca  y en otras Instituciones de Educación Superior.
¿Cuál es el perfil del alumnado de la UNAE en relación a estudios, situación económica y laboral?
Esta población estudiantil se caracteriza por un predominio de mujeres (73%) con edades comprendidas entre 18 y 22 años en un  82%; un 92% de solteros, aunque un 13% cuenta con cargas familiares, con uno o dos hijos. Desde una consideración étnica, el 98% se autodefine como mestizo. La situación socioeconómica familiar de la gran mayoría (85%) se encuadra entre los quintiles más precarios de la sociedad ecuatoriana y un 85% de estos estudiantes son poseedores de una beca de estudio. El 97% manifiesta que la crisis actual ha reducido el nivel de ingreso familiar y un 20% de alumnos combina sus labores de estudios con alguna actividad laboral. Debemos resaltar que el 90% de los estudiantes analizados son originarios de las provincias del Azuay (66%) y de Cañar (24%). Y el 70% de los estudiantes se concentra en dos áreas socioeconómicas urbanas, un 50% en el cantón Cuenca y un 20% en Azogues.
 ¿En su investigación cuántos casos se consideraron, el trabajo de campo de qué fecha a qué fecha se realizó y de qué carreras? 
El universo de estudio analizado asciende a 627 estudiantes de la UNAE, que cursan las carreras de Educación Básica y Educación Inicial en los siete primeros ciclos, que constituye casi un tercio de la población universitaria. El cuestionario utilizado ha sido diseñado por nosotros, cuenta con 85 ítems y ha sido sometido a un proceso de validación por dos expertos educadores y, también, fue contrastado por una serie de chequeos previos con estudiantes universitarios con un perfil similar. Su aplicación se realizó a través de un formulario google con la presencia del equipo investigador en las últimas semanas del mes de junio y primera de julio.
 ¿Cuáles son los resultados en el proceso enseñanza a distancia, en el marco covid-19?
Un 74% de alumnos ha mostrado una predisposición hacia esta nueva modalidad de educación, un 56% la valora como buena, un 38% como regular, un 4% como óptima y un 2% la califica de mala. En líneas generales esta educación es percibida como más exigente que la presencial por un 72% de los estudiantes, al igual que su sistema de evaluación con un 61%, fundamentado en la falta de tiempo, la mayor carga de trabajo, los problemas de conexión o carencias de computadoras y una mayor presión. En cambio, para el restante le resulta menos exigente, argumenta que es mucho más fácil copiar, al no existir un control durante el proceso de evaluación, al existir una menor presión, por ausencia de evaluación y por la situación que se está atravesando. Un 37% de los alumnos cree que la educación online implica un cambio radical en las formas de enseñanza, un 30% estima que puede ser útil pero que no se está preparado en estos momentos para ello, un 16% la concibe como una acción complementaria a la actividad pedagógica en el aula y un 12% entiende que puede ser utilizada para mejorar la calidad del aprendizaje.
Por otra parte, un 88% sostiene que esta modalidad de enseñanza online exige una mayor dedicación de estudio y de tareas. A juicio de los estudiantes, las dos principales ventajas que brinda esta enseñanza online es que proporciona conocimientos más actualizados, además de ofrecer un aprendizaje más amplio por el uso de herramientas multimedia. Mientras que entre los inconvenientes se señalan la mayor exigencia de dedicación por parte de los estudiantes, la menor exigencia de la labor docente y la inexperiencia en el aula virtual.
 ¿Qué dispositivos tienen para su formación desde sus hogares y cuáles son las principales herramientas que usan? ¿Los alumnos en su mayoría estuvieron listos para afrontar el proceso enseñanza aprendizaje vía online?
Los datos obtenidos muestran que un 85% de los estudiantes dispone de computadora, aunque se debe resaltar que un 74% se ven obligados a compartirla con otros miembros de la familia. Y un 89% disponen de celulares inteligentes y el 91% de los hogares cuentan con acceso a internet, aunque un 45% tiene problemas de conectividad.
Con respecto a las principales herramientas empleadas con mayor frecuencia sobresalen el uso del Zoom, WhatsApp, foros y correo electrónico. Mientras que las actividades más frecuentes son las tareas y el uso de las redes sociales. Evidentemente, ni los alumnos, ni los docentes, ni las familias, ni los centros universitarios estaban preparados.
 ¿El acompañamiento y respaldo emocional, en estas circunstancias, pesa más que el proceso de enseñanza de contenidos?
Sin duda. Es evidente que la dura situación que vivimos en todos los aspectos (sanitario, económico, educativo, etc.) constituye un factor negativo en el proceso de aprendizaje que los docentes deben tener muy presente. En ese sentido, el estado emocional predominante en estos estudiantes durante esta crisis oscila entre un 45% que lo califica de regular y un 40% de normal, frente a un 8% como bueno y un 7% de malo. Ello se refleja también en sus principales temas de preocupación, que están relacionados con la familia, asuntos económicos, educativos y sanitarios como se recoge en este estudio.
 ¿Esta investigación busca orientar  la toma de decisiones públicas sobre cómo orientar el proceso educativo online en época de pandemia y lo que se viene?
El objeto de este estudio es poner sobre la mesa una serie de indicadores de un grupo que interviene en el proceso educativo, como son los estudiantes. Por ello, se debe indagar sobre la percepción y experiencia de los docentes y de los órganos rectores de las instituciones universitarias, como del grupo familiar. Por tanto, este estudio es un pequeño aporte a tener muy en cuenta sobre un problema que es más amplio.
¿El sistema educativo en general, tras su investigación, refleja que urge de cambios, visto desde la necesidad de fortalecer la tecnología…¿esta pandemia desnuda la carencia de procesos fuertes online?
Creo que la pandemia ha acelerado todos los tiempos y la Educación es uno de esos casos. Desde mi visión el peso de la tecnología puede tener graves efectos negativos. Y con respecto a la segunda pregunta, mi respuesta es no, porque esta modalidad no puede ser considerada online, es simplemente un apaño transitorio improvisado, producto de la situación de emergencia. La educación online cuenta, sin duda, con una amplia trayectoria y experiencia en calidad. Por tanto, no puede denominarse a esta modalidad implantada por la emergencia y la improvisación como educación online.
Originalmente, esta entrevista fue publicada en  El Mercurio, 26 de julio de 2020. https://ww2.elmercurio.com.ec/2020/07/26/ni-alumnos-ni-docentes-ni-familias-ni-universidades-estaban-preparados/

Frederic Bartumeus, coordinador del proyecto ‘Distancia-Covid’ : “Queremos demostrar la dificultad que tiene el virus de propagarse cuando se hacen las cosas bien”

Habituado a estudiar los patrones de movimiento que realizan los animales transmisores de enfermedades, este biólogo y ecólogo computacional trata actualmente de entender la evolución de la pandemia de la COVID-19 mediante la recogida de información sobre movilidad y comportamiento social de las personas. Sus datos pueden servir para adoptar medidas que ayuden a prevenir la expansión del virus.

Frederic Bartumeus, biólogo y ecólogo computacional del CEAB-CSIC / Marina Torres (CREAF)

Hasta que el coronavirus llegó a nuestras vidas, Frederic Bartumeus (Barcelona, 1973) centraba su trabajo como biólogo y ecólogo computacional en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) en analizar los patrones de movimiento animal, como el del mosquito tigre, una especie invasora transmisora de enfermedades. Precisamente, Mosquito Alert, una app de ciencia ciudadana impulsada por él, alertó de que esta primavera se registró el mayor número de estos insectos de los últimos cinco años. «Para este año teníamos previsiones preocupantes respecto al dengue”, comenta a SINC.

Sin embargo, la amenaza era otra muy diferente. Así que cuando la pandemia de la COVID-19 se convirtió en el verdadero problema, no dudó en ofrecerse para aportar su experiencia en la transmisión de enfermedades entre vectores animales.

Ahora, Bartumeus coordina, junto con José Javier Ramasco, del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC-CSIC-UIB), el proyecto Distancia-Covid, que busca entender la evolución de la pandemia y poner en marcha medidas para prevenir su expansión. A pesar de que acaban de hacer públicos los primeros resultados, animan a la ciudadanía a colaborar de forma anónima en su segunda encuesta on line. “Todo este trabajo solo tendrá sentido si logramos completar las siguientes encuestas”, destaca.

-Con los rebrotes de contagios por COVID-19 que estamos viviendo, el refrán de «el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra» parece cobrar nuevo sentido. ¿Nos falla el instinto?

Hemos perdido bastante de eso. En el mundo animal, si fallas una vez y tu organismo no es fuerte, no tienes una segunda opción. El mundo que ha generado el hombre provoca que te independices un poco de la selección natural. Nos hemos acostumbrado a vivir muy bien. Luego llega un ‘animalito’ como es este virus y, por decirlo de alguna manera, vuelves a ser el ‘mono desnudo’. El virus nos ha devuelto a la naturaleza. Esto debería hacernos replantear bastantes cosas sobre el trato del hombre al planeta, sobre la globalización y sobre el cambio climático, etc.

-¿De dónde surge la idea del proyecto ‘Distancia-Covid’?

Hasta ahora, existían datos de flujos de movilidad, pero, en el fondo, no sabemos quién contacta con quién, cuáles son los contactos por estructuras de edades, ni su distribución. Es decir, no sabíamos qué probabilidades hay de que una persona contacte con otra persona, o cuántos contactos puede tener esa persona en una semana.

Con Distancia-Covid, queremos demostrar la dificultad que tiene el virus de propagarse cuando hacemos las cosas bien, que sirva de referencia para situaciones como las de ahora, cuando se dan nuevos brotes. La gente piensa que la ciencia y la tecnología son muy sofisticadas, pero, al final, las reglas del juego son muy biológicas y muy sencillas.

-¿Cuál es el objetivo de este estudio?

Estamos haciendo un mapa cuantitativo a partir de encuestas on line, en las que les preguntamos sobre los contactos que ha mantenido en la última semana, así como por los desplazamientos. La gracia está en que podemos cuantificar mediante funciones matemáticas cuál es la probabilidad media de una persona de tener un contacto con otra en una semana, por ejemplo.

A su vez, esas funciones matemáticas podemos incorporarlas en un modelo epidemiológico, para simular cómo se va a propagar el virus según distintos escenarios. Los datos que estamos obteniendo pueden servir de ayuda en la toma de decisiones de los gestores. Por ejemplo, para decidir, según vayan apareciendo brotes descontrolados, si las medidas restrictivas hay que aplicarlas de forma más generalizada o más concreta en el territorio. Por eso necesitamos los datos de la segunda fase de la encuesta.

-¿Qué resultados habéis obtenido en la primera encuesta?

En esta primera encuesta, lo que se ha visto muy claro es que hubo un confinamiento. Se refleja muy bien el parón en el número de contactos, con muchas personas cuya media era de cero contactos, algo que se buscaba con esta medida. Se ve también que hubo bastantes personas que promediaron entre uno y 15 contactos en una semana, algo bastante normal. Por contra, casi no aparecen unos pocos individuos que tuviesen muchísimos contactos, más de 50, que son los que podrían generar complicaciones. Puede que en esta segunda oleada de encuestas veamos que hay personas que tienen 50 o 100 contactos a la semana, y esas cosas son las que queremos ir viendo.

-Una de las conclusiones más llamativas de esta primera encuesta es que fueron los mayores, y no los jóvenes, quienes más contactos tuvieron durante el confinamiento.

Es algo anecdótico, curioso. En el marco general, aparece reflejado un confinamiento estricto, con muy pocos contactos por parte de todo el mundo. Ya en términos relativos, la gente más joven, de entre 25 y 35 años, tuvo de promedio bastantes menos contactos que la gente de 65, 70 y 80 años. Llama la atención porque justamente dijimos sobre todo a la gente mayor que se quedase en casa, ya que era más vulnerable.

-Aunque sea en términos relativos, ¿cómo se puede explicar este fenómeno?

Ahí entramos en el aspecto sociológico y cultural de la población española. La gente de 25 o 30 años aún vive en casa de sus padres, otros lo hacen en pisos de estudiantes o compartidos y no tienen necesidad de salir. En cambio, a las personas mayores quizás les cueste más modificar su rutina. Gente que te dice que el abuelo se iba a caminar porque ya no podía más, que tenía que ir a la farmacia o a los centros de salud. Esto no significa necesariamente que se portasen mal o que no hiciesen bien el confinamiento.

-Aún así resulta curioso saber que fueron los mayores quienes establecieron más contactos fuera de sus hogares.

Hay que ir con cuidado con esto, porque tampoco queremos enfrentar a un sector de la población con otro. Pero sí, los jóvenes se confinaron duramente. Por eso creo que es necesario entender las razones por las cuales las personas de 65 han tenido más contactos. Tampoco se les puede culpabilizar si los contactos que tienen son para acudir al médico, encontrarse con su cuidador, etc. No sabemos exactamente cuál es la razón, pero parece que esos contactos no se produjeron con sus familiares, ya que tendría que haber una coincidencia con los contactos de sus hijos y nietos, con las personas de 25, 30 o 40 años. Y no la hay.

-¿Por qué cree que los jóvenes se confinaron tan bien?

Creo que se les comunicó y transmitió muy bien que ellos no serían las personas que sufrirían el mayor impacto de esta enfermedad, que tenían que hacer un acto de altruismo porque las personas mayores podían tener muchísimos problemas. También es verdad que a la gente más joven, a los adolescentes, tampoco se les dio mucha opción. El hecho de que consiguiéramos aplanar la curva fue una cuestión de corresponsabilidad.

-¿Y ahora entiendes algo de lo que está pasando, con determinadas aglomeraciones y comportamientos de jóvenes que vemos en las noticias?

No se entiende. No se sabe si es una reacción al hecho de estar tres meses confinados, o si es un producto de la necesidad del contacto social con amigos propio de esas edades o si es un fallo de comunicación, no sé.

En esto hay mucho de lo que se conoce como ‘la tragedia de los comunesPara que las cosas funcionen, es necesario que un gran porcentaje de la población haga las cosas de manera correcta. Y siempre habrá alguien que se salte las reglas, que se quiera aprovechar. Por unos pocos que hacen ciertas cosas, puede ser que todo acabe muy mal. Aquí la pregunta es: ¿qué significa unos pocos? ¿A qué porcentaje de la población le podemos consentir el lujo de que haga las cosas mal, y aun así la situación se sostenga?

-Por sus resultados, en provincias como Vizcaya, Pontevedra o Castellón, hubo más contactos entre personas fuera de casa, mientras que en Málaga o Madrid, menos. ¿Se atribuye a una menor o mayor de sensación de peligro?

No tanto en términos de movilidad, pero sí en términos de número de contagios. Donde más número de casos ha habido, el confinamiento se ha seguido de manera más estricta.

-¿Cómo se puede cuantificar la percepción del riesgo de contagio?

Cogimos el número de incidencias reportados por el Ministerio de Sanidad en cada provincia. En realidad, la percepción del riesgo es un elemento subjetivo, es difícil cuantificarlo. Tomamos un dato oficioso que la gente venía siguiendo para evaluar esta percepción de riesgo. Hay una relación negativa inversa entre la cantidad de contactos medio y entre el número de incidencias que hubo en esa zona. Tiene lógica. Si donde vivo yo veo que hay más brotes, salgo a la calle con más cuidado.

-¿Se puede establecer una relación entre la percepción del miedo por zonas y los rebrotes actuales?

Los rebrotes ahora tienen que ver con la densidad de población y con la movilidad de las personas. No creo que sean reacciones ni contrarreacciones. No creo que ahora en Barcelona haya más casos porque anteriormente se hayan confinado más, no es todo tan rocambolesco. Simplemente, hay zonas donde hay más personas y, por consiguiente, más riesgo. Además, en temporada de verano y con libertad de movimientos, hay muchos desplazamientos hacia segundas residencias, hacia zonas que durante el invierno no tienen tanta actividad, como las costeras. Estamos en un momento muy heterogéneo.

-¿Qué datos esperáis obtener en la nueva encuesta? ¿Qué datos os gustaría obtener?

Lo bonito, entre comillas, sería obtener suficientes respuestas como para que el mapa sea representativo y pueda reproducir esta heterogeneidad en el territorio. Que nos permitiera dar interpretaciones, evidenciar que donde aparecen los brotes es donde hay más contactos y más movilidad. No apagaríamos el fuego, pero sabríamos que ahí está la clave. También, en la encuesta, preguntamos por las medidas de seguridad que toman las personas, si usan mascarilla, guantes, si mantienen la distancia de seguridad… ahí también hay más variables que podemos estudiar. Podríamos establecer correlaciones entre todos esos factores y la aparición de rebrotes.

-Este año, antes de que el coronavirus trastocara todo, esperabais brotes de dengue, debido a la expansión del mosquito tigre. ¿Qué novedades hay respecto a ese problema?

Justamente, este año iba a ser muy malo en cuanto al dengue. El movimiento internacional se ha reducido muchísimo, por lo que el riesgo a importar virus como el dengue, el zika o el chikungunya es mucho menor. Podemos decir que ese problema está un poco mejor.

Lo que está ocurriendo es que en las zonas donde existe dengue y se solapa con el coronavirus, hay bastante lío porque a los test les cuesta discriminar entre qué es uno y qué es otro. En Argentina y otros países de Centroamérica y Sudamérica, por ejemplo, tienen un cóctel bastante terrible.

Derechos: Creative Commons

La educación en tiempos de COVID-19 desde la mirada de los estudiantes de la UNAE

Por María Eugenia Torres Sarmiento

Presentamos un diálogo con José Manuel Castellano Gil,  historiador, escritor, educador y miembro de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, que  nos acerca a conocer los resultados de una investigación que acaba de concluir, en la que se analiza un aspecto de gran interés como es el proceso de formación universitaria en estos tiempo de Covid-19, desde una mirada de los estudiantes de la Universidad Nacional de Educación -UNAE-.
-¿Cuáles son los principales asuntos que ha estudiado?
En primer lugar hay que resaltar que esta investigación se centra de forma detallada en la percepción que tienen los estudiantes de la UNAE con respecto a esa migración de una modalidad presencial a otra mal llamada online o virtual.
-¿A qué se refiere exactamente con mal llamada educación online?
Resulta evidente que ese traslado es producto de los efectos del aislamiento originado por la crisis sanitaria y que se ha desarrollado de una forma improvisada desde todos los puntos de vista. La educación online y a distancia tiene una amplia experiencia y trayectoria metodológica, pedagógica y empleos de recursos tecnológicos, que no se puede reducir al uso simplemente de una conexión virtual. Es mucho más profundo. Por tanto, la modalidad que se emplea en estos momentos debe definirse de híbrida, que no es una cosa, ni la otra. Es simplemente una modalidad de enseñanza temporal de emergencia, que tiene más de ficción que de realidad, pues tan sólo se pretende trasladar a la sociedad una aparente normalidad. Y evidentemente, como consecuencia de todo ello y de otros elementos, como la ruptura de hábitos, se traduce en un proceso deficitario de aprendizaje, como es señalado por los propios alumnos.
-Interesante planteamiento y que retomaremos más adelante, pero volvamos a los grandes aspectos analizados en su investigación
Este trabajo se articula en cuatro grandes ejes: el primero se encarga de caracterizar al alumnado; el segundo es un diagnóstico sobre las condiciones socioeconómicas y profesionales del núcleo familiar; el tercero contempla una valoración del contexto formativo-educativo online actual de los estudiantes sobre la nueva modalidad; y el cuarto recoge la experiencia vivida por los alumnos durante este confinamiento.
-Vamos por partes, nos puede especificar que se aborda en el primer bloque 
Ese apartado intenta ofrecer unos rasgos generales de los estudiantes, género, grupos de edades, estado civil, cargas familiares, reconocimiento étnico, carreras y ciclos, quintiles económicos, becas; la afectación de la crisis a su nivel de ingreso familiar; si combina sus labores de estudios con alguna actividad laboral o se dedican exclusivamente a sus tareas académicas, etc.
-¿Y el segundo bloque?
Se abordan aspectos centrales sobre las condiciones socioeconómicas y profesionales del núcleo familiar, si residen en casas de sus padres, familiares o independiente, cantidad de miembros que conviven, junto a la disposición de infraestructuras y apropiación de dispositivos tecnológicos en los hogares; formación académica, situación y actividad laboral de los padres; disposición de infraestructura, dispositivos tecnológicos, además, si dispone de un espacio individual en su hogar para estudiar, si cuentan con computadoras, si tiene que compartir ese dispositivo tecnológico con otros miembros de la casa y con cuántos. De igual manera con respecto a la disposición de celular inteligente, si los hogares tienen acceso a internet, si sufren problemas de conectividad, etc.
-¿El tercer bloque qué analiza?
Se centra de forma específica en la valoración que sobre el contexto formativo-educativo online actual que tienen los estudiantes, es decir, infraestructura universitaria; educación online; las sesiones Zoom; su formación en plataformas; las actividades y uso de herramientas que emplean; su perspectiva sobre el futuro de la enseñanza online; su valoración sobre la labor de los docentes; la relación alumno/alumno y alumno/docente, entre otros aspectos.
-¿Y el cuarto apartado?
Ese bloque está destinado a conocer la valoración de los estudiantes sobre la experiencia general durante el confinamiento; intenta descubrir las principales fuentes y medios de información que han utilizado; el estado emocional de los alumnos, sus preocupaciones e inquietudes; su percepción y visión sobre la crisis y el sistema universitario, desde una doble reflexión temporal: actual y perspectivas de futuro.
Sin duda son muchos e interesantes los aspectos que usted señala pero en esta ocasión no podemos detenernos en ello por problemas de espacio. Así que le pregunto sobre algunos de ellos, como cuál es la  disponibilidad de recursos tecnológicos en los hogares de los estudiantes de la UNAE para afrontar esta educación virtual ?
En efecto, las computadoras y celulares constituyen herramientas fundamentales en esta modalidad. Los resultados obtenidos muestran que un 85% de los estudiantes analizados dispone de computador, aunque se debe resaltar que un 74% se ven obligados a compartirlo con otros miembros de la familia. Y por otro lado, un 89% de los alumnos cuenta con celular inteligente y un 91% de los hogares tienen acceso a internet, aunque un 45% sufre problemas de conectividad.
-¿Considera que en esta modalidad existen factores evidentes que obstaculizan la formación de los estudiantes?
Sin duda existen diversos elementos que obstaculizan el proceso formativo, derivados de las consecuencias de esta modalidad de emergencia y de su improvisación, que ocasiona un evidente problema de adaptación. Uno de ellos es la conexión virtual, como reconoce un 89% de los estudiantes, junto a los problemas técnicos. Además de una carencia en conocimientos sobre pedagogía en el mundo digital, como afirman tres cuartas partes de la población estudiantil y donde casi un 90% reconocen que no han recibido con anterioridad a la crisis cursos de capacitación en plataformas virtuales.
-¿Cuál es la relación alumno/alumno y alumno/docente en esta situación?
Un 69% de los estudiantes afirman mantener una comunicación frecuente con sus compañeros en este período de confinamiento, un 75% cree que se ha alterado el vínculo entre ellos y un 96% manifiesta extrañar el contacto físico. En definitiva, un 87% considera que la enseñanza online dificulta la relación de lazos de amistad y el compartir inquietudes académicas y un 75% considera que la educación online también ha modificado los vínculos con el docente. Y en cuanto a los principales temas de conversación entre los alumnos destacan los educativos, coronavirus y asuntos personales.
 
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Evidentemente se nos queda muchas preguntas sobre este estudio realizado sobre la UNAE y esperaremos a la publicación su trabajo, para profundizar sobre los datos obtenidos. También debemos comentar al lector que el Dr. Castellano ha replicado este estudio en la Universidad Católica de Cuenca, en la Universidad Estatal de Cuenca y en la Universidad de Almería (España), que nos permitirá tener una visión más completa de la percepción de los estudiantes universitarios en la Zona 6, y cuyos resultados verán la luz próximamente en diversas revistas científicas, además, está en la fase de culminación de un libro sobre la mirada estudiantil en tiempos de Covid-19. Desde mi visión como docente y profesional, debo resaltar la labor que desarrolla el maestro Castellano, cuya misión, además, de ser un prolijo investigador, intenta involucrar a sus estudiantes en la realidad local y nacional, con miras a formar seres proactivos y a quien agradecemos sus aportes al campo científico y cultural de Azogues, Cuenca y del Ecuador.
Fuente: Heraldo del Cañar, 25 de julio de 2020. pág.4 B.

Adam Kucharski, matemático experto en epidemias:“En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades según lo bien que cada país controle la pandemia”

El matemático especializado en análisis de brotes infecciosos publicó a comienzos de año Las reglas del contagio. Este libro, casi profético, explica cómo se transmiten las enfermedades, pero también las ideas, el pánico, la violencia, los memes, los bulos y hasta los cuentos de hadas. Hablamos con él aprovechando que el libro acaba de ser publicado en español.

Adam Kucharski

Adam Kucharski (Reino Unido, 1986) perdió la capacidad de andar con tres años. El diagnóstico: síndrome de Guillain-Barré. Quizá por eso, aunque estudió matemáticas y fue becario en bancos londinenses, acabó por centrar su carrera en el análisis matemático de los brotes infecciosos.

En 2015 volvió a encontrarse con la enfermedad rara que había amenazado su vida de pequeño, esta vez en forma de brote en varias islas del Pacífico. El responsable era el —por entonces poco conocido— virus del zika, que acabaría por causar una epidemia en América. Kucharski se dedicó entonces a investigar la evolución de esta enfermedad y, posteriormente, la del ébola.

En Las reglas del contagio (Capitán Swing, 2020) Kucharski explica cómo se transmiten y extienden las enfermedades, pero asegura que estas normas van más allá de virus y bacterias. Violencia, crisis económicas, ideas, suicidio, felicidad, obesidad, pánico, bulos e incluso cuentos de hadas son susceptibles de seguir estos patrones.

El libro se publicó en inglés el 13 de febrero, justo el día en que Valencia registró la primera muerte por coronavirus en España aunque, por aquel entonces, nadie lo supiera. Hablamos con Kucharski sobre cómo se transmite la COVID-19… y cómo evitarlo conforme los países intenten volver a la normalidad.

-¿Entendemos las reglas del contagio de la COVID-19?

Entendemos ciertos patrones en su crecimiento, sobre todo conforme los países relajan sus medidas y vemos rápidos estallidos. Aun así, quedan interrogantes sobre la transmisión, por ejemplo el papel de los niños y de la gente sin síntomas claros.

La regla del contagio más importante ahora mismo es lo rápido que podemos perder el control sobre los brotes. Hemos visto países que han bajado hasta los diez casos diarios y ahora cuentan miles al día. Incluso si tienes al virus bajo control, enseguida puedes enfrentarte a una situación que requiera distanciamiento o confinamientos.

Es crucial que encontremos formas de detener lo que está pasando y para ello vamos a necesitar innovar con mejores datos y respuestas. El gran cambio a partir de ahora será movernos desde reglas y tasas de crecimiento a escala poblacional a medidas de control mucho más locales.

-Habla de la transmisión que “no podemos ver”. En ese sentido, ¿se parece la COVID-19 a una enfermedad de transmisión sexual que se extiende de manera silenciosa entre la población?

Desde un punto de vista teórico esa es, en gran parte, la razón por la que ha sido tan difícil de controlar. Con el SARS y la viruela la gente tenía síntomas claros cuando eran contagiosos, así que contener el brote era más directo si tenías recursos.

Como el coronavirus tiene transmisión antes de los síntomas, para cuando alguien aparece en el hospital la infección ya ha pasado a otras personas que pueden estar a punto de infectar a otras. En ese sentido comparte características con enfermedades como el sida, en las que puedes tener una gran transmisión sin detectar antes de darte cuenta de que hay un brote.

-¿Cómo podemos saber la efectividad de las medidas de control?

Es muy difícil saber exactamente qué está teniendo qué efecto, pero podemos mirar lugares que han aplicado medidas en secuencias diferentes. Por ejemplo, en Alemania las mascarillas se introdujeron en distinto orden en algunas áreas y eso hizo posible estimar el efecto de que la gente las lleve. Lo mismo con los colegios, que están abriendo de distintas maneras en cada lugar. Será muy importante intentar aprender tanto como podamos de la variación que veamos entre países.

-En otras palabras, estamos inmersos en un experimento global queramos o no.

Esencialmente, sí. Es un juego global de ensayo y error. Tenemos que entender las causas por las que algunos países relajaron las medidas demasiado pronto e intentar aprender lo más rápidamente posible cómo mejorar.

-En su libro asegura que “en los análisis de los brotes, los momentos más importantes no suelen ser aquellos en los que tenemos razón. Son esas ocasiones en las que nos damos cuenta de que estábamos equivocados”. ¿Cuándo nos dimos cuenta de que estábamos equivocados con la COVID-19?

“Existe la idea de que los modelos matemáticos son bolas de cristal que pueden darnos todas las respuestas, cuando los investigadores los usamos para mirar un conjunto de posibilidades muy específico”

Hubo dos momentos muy importantes que cambiaron nuestra visión de un brote pequeño a un problema mucho mayor. Uno, al principio. Los números reportados en China eran bajos, pero por cómo se habían exportado a Tailandia y Japón supimos que estábamos frente a algo inusual. Otro, ese par de días de febrero en los que Italia reportó brotes a gran escala. Hasta entonces habían estado muy centrados en Asia, pero que la transmisión hubiera ocurrido tan ampliamente sin haber sido detectada sugirió que estábamos ante un problema muy grande.

-Los investigadores que han intentado modelizar y predecir la evolución de la pandemia han sido muy criticados. ¿Cree que los medios y el público han sido justos?

Vemos titulares que dicen que los modelos están equivocados o son correctos, y esa no es la cuestión. Los modelos contestan preguntas muy concretas. Existe la idea de que son bolas de cristal que pueden darnos todas las respuestas, cuando los investigadores los usamos para mirar un conjunto de posibilidades muy específico, como qué pasa si no se toman medidas de control o cuál será la tasa de crecimiento en las siguientes semanas.

-En su libro menciona la paradoja de los modelos en contextos como el efecto 2000 y la gripe de 2009. Si aciertan y son escuchados, la gente cree que han fallado y que son alarmistas.

Sí, se ven los modelos como una predicción meteorológica. Si eres pesimista sobre el tiempo eso no cambia el tiempo, pero si muestras las consecuencias de no hacer nada durante un brote y eso hace que la gente reaccione, entonces tu predicción original no será correcta. En muchos países de Europa poca gente se ha infectado, lo que indica que las medidas de control tuvieron un impacto, pero aun así hemos visto muchas muertes y grandes daños. Eso es consistente con el modelo que predice que, si no hubieras introducido medidas y hubieras permitido más infecciones, habríamos visto un número de fallecimientos mucho más alto.

-Parte de ese momento en el que descubrimos que estábamos equivocados tuvo que ver con la falta de datos. ¿Qué pasó con los modelos para que al principio se pensara que esperar a la inmunidad de grupo era una opción?

La gran limitación inicial fue la falta de datos disponibles. En Europa muchos países no tenían ni idea de su número de casos. Cuando miramos los datos genéticos disponibles ahora, está claro que había transmisión sin detectar entre países a finales de febrero en Europa.

Aun así todavía no sabemos cuál es la estrategia apropiada. Entonces estaba muy claro que si los países se sentaban y no hacían nada sería un desastre. Si pones en marcha intervenciones muy fuertes, como los confinamientos, necesitas un plan para después, pero no está claro cuál es la solución a largo plazo para muchos países.

-¿Todavía no tenemos una imagen completa?

Sí, muchos países no tienen una estrategia de salida y han relajado sus medidas para luego tener que reintroducirlas. Como todavía son susceptibles [no hay inmunidad de grupo], vamos a acabar en un ciclo en el que estas medidas son implantadas y relajadas repetidamente, quizás hasta que tengamos una vacuna.

“Necesitamos innovación para no repetir confinamientos de manera cíclica durante el próximo año”

-¿Debe preocuparnos esta posibilidad?

Es preocupante cuando miramos lo rápido que ocurren estos estallidos. Si la vacuna no está disponible hasta dentro de uno o dos años, es demasiado tiempo adoptando medidas de control drásticas. Necesitamos innovación para no repetir confinamientos de manera cíclica durante el próximo año.

Si solo te centras en las infecciones, es muy fácil confinarse durante un año y acabar con la epidemia, o hacer un rastreo de contactos muy riguroso que identifique todos los casos. Pero existe una realidad en la que hay que implementar las estrategias teniendo en cuenta los efectos sociales y sanitarios de la restricción de movimientos. Si las medidas no son sostenibles, como ya estamos estamos viendo en varias partes del mundo, habrá un efecto dominó en el brote.

-Pensaba preguntarle por la plaga de modelizadores aficionados que, sin experiencia en estos campos, ha intentado predecir la evolución de la pandemia. Sin embargo, en Las reglas del contagio menciona el caso de George Sugihara, un ecólogo de peces que aplicó con éxito su conocimiento al mundo de las finanzas. ¿Cuándo son útiles estos enfoques?

Siempre es bueno acercarse con ojos nuevos a un problema difícil. Si tienes una pregunta compleja puede ser muy útil tener gente que haya trabajado en problemas similares, aunque no sean especialistas en ese campo. El problema es cuando se tiene mucha seguridad sin haber leído lo básico. En este brote he visto a gente llegar con mucha confianza y caer en errores que se cometían hace 40 años y que no deberíamos repetir.

-En su libro explica que el contagio es un proceso social y que en Italia la gente interactúa más que en Hong Kong. ¿Ha jugado esto un papel en la propagación del coronavirus?

“En este brote he visto a modelizadores llegar con mucha confianza y caer en errores que se cometían hace 40 años y que no deberíamos repetir”

Italia fue una de las áreas que antes se vieron afectadas en Europa y hemos pensado mucho en si hay diferencias sutiles en el comportamiento que hayan contribuido. Las interacciones sociales de Hong Kong son similares a las de Londres, pero aquí hemos visto brotes porque también es importante cómo la gente responde al brote. Por ejemplo, cuántos intentan reducir su riesgo de infección con mascarillas. Todo eso influye.

-Asegura que las ideas también se rigen por estas reglas del contagio, pero que se extienden con gran lentitud. ¿Es esto un problema para la ciencia?

Algunas ideas en ciencia tienen problemas para difundirse tan rápido como deberían, en parte por razones políticas. También porque, como decía el físico Max Planck, “la ciencia avanza de funeral en funeral” y si alguien domina un campo puede ser difícil que emerjan nuevas ideas. Es un riesgo grande, sobre todo si tratas con una nueva amenaza como una pandemia en la que habrá pocas certezas.

-¿Está la ciencia preparada para la urgencia que implica una pandemia?

Estamos mucho mejor que hace unos años, pero quedan retos porque la ciencia está diseñada para escribir un paper, publicarlo y progresar en tu carrera, no para responder y juntar evidencias con rapidez.

-¿Deberíamos obsesionarnos menos con los datos brutos que ofrecen los medios?

Tenemos que ser cuidadosos a la hora de sobreinterpretar los datos porque no todos son recogidos y agregados de la misma forma conforme avanza la semana. Se puede montar un drama por un cambio de un día para otro, cuando puede que no refleje el brote subyacente.

También necesitamos centrarnos en qué datos son importantes para cada analizar cada situación. El número de reproducción es muy útil cuando tienes un brote grande con muchos casos porque te dice cómo está creciendo. Cuando son números pequeños a nivel local es mucho más importante saber dónde está ocurriendo la transmisión, cuánto estamos detectando y quién está en riesgo.

-Comentaba antes que los datos llegan con cierto retraso, ¿cómo trabajar con ellos?

Los datos más fiables tardan más en llegar. Cuando tienes una epidemia en crecimiento, el número de casos puede no reflejar la transmisión real porque no recoge el número total y, en cualquier caso, son de infecciones que tuvieron lugar semanas antes. Lo más fiable son las hospitalizaciones y muertes, pero también reflejan eventos pasados y si intentas reaccionar basándote en eso estás muy por detrás de la situación.

“Tenemos que ser cuidadosos a la hora de sobreinterpretar los datos y centrarnos en los que son importantes para  analizar cada situación”

-Las reglas del contagio no va solo de enfermedades, sino también de cómo estas normas se aplican a la difusión de ideas, pánico, crisis económicas, violencia… En estos meses hemos visto otros ejemplos de contagio, por ejemplo de desinformación y bulos. ¿Podemos parar esa otra pandemia?

La pandemia va a prolongarse y tenemos que atacar la desinformación tanto como la propia enfermedad. Será importante controlar la información sobre qué deberíamos o no hacer, dónde estamos y qué pasa. No podemos deshacernos de cada mala información como no podemos identificar cada infección en el mundo. En su lugar tenemos que reducir cuánta gente está expuesta a esa información.

WhatsApp ha limitado el número de personas con las que se pueden compartir mensajes, lo que reduce la velocidad de transmisión: es muy similar a lo que estamos haciendo con el distanciamiento social porque si la gente no interacciona tan ampliamente es muy difícil que algo se extienda tan rápido.

También hemos visto plataformas que dan información fiable al buscar sobre coronavirus. Sabemos por las vacunas que es una forma muy poderosa de intervenir: si reduces la susceptibilidad la gente no estará expuesta, ya sea a un virus real o a desinformación, y no necesitas interrumpir sus interacciones.

-¿Cómo cambiará la privacidad en el mundo poscoronavirus?

El balance entre privacidad y salud pública es muy importante. Si queremos controlar la infección tenemos que saber dónde está sucediendo y eso significa recoger buenos datos, más personales, porque el virus da poco tiempo para responder. Debemos conseguir la confianza de la población para asegurar que estas medidas son posibles.

-Necesitamos muchos datos, pero ¿aceptarían los europeos medidas como las de Corea del Sur, donde recogen datos sin necesidad de autorización previa?

Es un equilibrio realmente difícil. Algunos países han hecho rastreos estrictos de móviles y tenemos la impresión de que eso no podría pasar en Europa, pero debemos elegir entre tener una colección de datos más detallada o tener confinamientos repetidos. Eso es lo que hay en juego.

Algunos tienen la sensación de que podemos volver a la normalidad, pero gran parte del éxito de los países asiáticos ha venido por los datos y por asegurarse de que la gente permanece en cuarentena. Si queremos eso, entonces tenemos que explicar lo que implica.

“El balance entre privacidad y salud pública es muy importante. Para controlar la infección tenemos que saber dónde está sucediendo y eso significa recoger datos más personales, porque el virus da poco tiempo para responder”

-Ha insistido varias veces en la importancia de contar con buenos datos. ¿Han sido los gobiernos suficientemente transparentes en este sentido?

En cada brote hay grandes problemas con los datos, es parte de la vida del epidemiólogo. Hay muchos motivos por los que pueden ser malos. Si es una decisión de alguien, debe cambiarse. Si no se recolectaron, ya sea por error o motivos de organización, debemos hacerlo mejor en el futuro, pero también ser conscientes de que siempre vamos a tener una imagen incompleta con la que tomar decisiones.

-Las reglas del contagio comienza hablando de la crisis financiera de 2008. La siguiente pandemia, ¿será económica?

Veremos contagio económico porque el mundo está muy interconectado. Necesitamos pensar en el efecto dominó que habrá si en seis meses el coronavirus está controlado en algunos países pero no en otros, cómo va a afectar a la capacidad de los países para seguir funcionando. Es un problema internacional. El nivel de infección de uno va a influir en lo que pase en la sociedad y la economía en más lugares.

-La gran pregunta: ¿qué va a pasar en el futuro?

Es muy difícil decir cuántos casos o muertes veremos en los siguientes meses. Creo que algunos países no lograrán el control y puede que la acumulación de inmunidad sea la que termine el brote, con un gran impacto en la salud. Otros, con restricciones fronterizas y cierres muy estrictos mantendrán la infección muy baja. En medio año, el mundo se dividirá en dos mitades según lo bien que cada país esté controlando la pandemia.

-Incluso cuando llegue la vacuna, ¿cuánto tiempo conviviremos con la pandemia?

Lo que suceda a continuación dependerá de lo buena que sea la vacuna. Lo ideal sería que fuera muy efectiva, pueda mantener la transmisión bajo control y podamos dársela a mucha gente en todo el mundo. En ese caso podríamos volver a la normalidad con bastante rapidez. Pero pienso que lo más probable es que necesitemos aplicar otras medidas. Puede que no sea posible dársela a todos los países y gente. La polio y el sarampión tienen vacuna y han sido difíciles de erradicar. Mi esperanza es que consigamos una vacuna que nos ayude a volver a la normalidad, pero creo que el coronavirus será una amenaza global para el futuro próximo.

-Entonces, ¿la pandemia de COVID-19 cambiará el mundo para siempre?

Creo que dejará un impacto muy profundo en el mundo. Lo que pase el próximo año en cuanto a brotes y respuestas nacionales tendrá un efecto durante décadas.

Fuente:SINC
Derechos: Creative Commons

Diego Ramírez, científico del experimento XENON de materia oscura: “Podríamos haber descubierto una nueva partícula, pero hay más hipótesis”

En un laboratorio subterráneo de Italia, la colaboración científica XENON1T se ha topado con una enigmática señal mientras buscaba materia oscura. Un investigador español que participa en este proyecto nos explica las tres posibles explicaciones: contaminación por tritio, interacción de los neutrinos y un excitante hallazgo de axiones solares, una partícula desconocida. En pocos meses sabremos la solución con un nuevo detector.

Detector e instalaciones de XENON1T e investigador Diego Ramírez. / Foto: Roberto Corrieri y Patrick de Perio

A mediados de junio los científicos que trabajan en el experimento XENON1T anunciaron en un artículo preliminar y un webinar la observación de un “exceso de eventos” en los datos, que algunos medios interpretaron como una posible detección de materia oscura, esa misteriosa sustancia que compone el 27 % del universo.

Uno de los autores de este estudio es el físico español Diego Ramírez García (Valencia, 1990), actualmente investigador en la Universidad de Friburgo (Alemania), que nos contextualiza y explica el verdadero alcance de lo que han descubierto.

¿Qué es el experimento XENON?

Su principal objetivo es detectar partículas WIMP (weakly interacting massive particles), uno de los candidatos más prometedores para explicar de qué está hecha la materia oscura del universo. De momento no las hemos encontrado, pero no dejamos de avanzar. Para ello, usamos cámaras rellenas de xenón líquido, a temperaturas de aproximadamente 100 °C bajo cero, en el laboratorio subterráneo de Gran Sasso, en Italia. La primera generación de detectores fue XENON10, luego siguió XENON100 y recientemente publicamos los resultados de XENON1T, que estuvo tomando datos entre 2016 y 2018. Lo que tratamos de detectar es el ‘choque’ (técnicamente ‘energía de retroceso’) de una partícula contra los núcleos de xenón, registrando el evento con la ayuda de 248 fotomultiplicadores.

«Podríamos estar ante algo nuevo que va más allá del modelo estándar de la física de partículas: interacciones con neutrinos o con axiones, partículas desconocidas hasta ahora, o bien una simple ‘contaminación’ en el detector»

¿Y qué es lo que habéis descubierto ahora?

Se trata de una de nuestras investigaciones alternativas a la detección de WIMP, planteada, no para ver el retroceso nuclear, sino el electrónico. Es decir, registrar lo que ocurre cuando una partícula choca con los electrones del átomo de xenón (no contra su núcleo). Para ello se crea un modelo con la radiación de fondo y se predicen todos los eventos que esperas observar.

¿Y habéis encontrado algo que se sale de las predicciones?

Efectivamente, es lo que hemos publicado en un preprint [estudio en revisión]. Te lo explico con estos dos gráficos. Observa el de la izquierda: la línea roja representa la suma de toda la radiación esperada en el detector proveniente de las fuentes de fondo conocidas, incluyendo las diminutas ‘impurezas’ en el propio xenón, y como puedes ver, coincide con lo observado (puntos negros). Pero si justo a la izquierda del todo hacemos un zoom para energías de retroceso entre 0 y 30 kiloelectronvoltios (keV), llegamos a la figura de la derecha, y es ahí donde encontramos el exceso a bajas energías (por debajo de los 7 keV). Esperábamos 232 ± 15 eventos de retroceso electrónico y hemos observado 285.

Gráfica de la radiación esperada en el detector y zoom a bajas energías. / Colaboración XENON

En el estudio intentamos explicar este exceso con tres posibles hipótesis: la adición de un componente de radiación de fondo o ‘contaminación’ que no habíamos tenido en cuenta hasta ahora, o bien dos explicaciones alternativas que implican que estamos ante algo nuevo que va más allá del modelo estándar de la física de partículas: interacciones con neutrinos o con axiones, partículas desconocidas hasta ahora.

Comencemos por la primera hipótesis, la explicación más ‘mundana’: una contaminación…

Sería una ‘contaminación’ por tritio, un isótopo radiactivo de hidrógeno que se descompone espontáneamente emitiendo un electrón con una energía similar a la que hemos observado. Solo se necesitarían unos pocos átomos de tritio por cada 1025 átomos de xenón para explicar el exceso. Sería un nuevo componente de radiación de fondo a considerar, pero actualmente no hay mediciones que puedan confirmar o refutar la presencia de tritio a ese nivel. La viabilidad de tritio como responsable de este exceso presenta una significación estadística de 3,2-sigma (dentro de una escala donde 5-sigma se considera un verdadero descubrimiento).

Diego Ramírez en el laboratorio de Friburgo, fijando unas conexiones en un prototipo de cámara de xenón. / Foto cortesía del entrevistado

Vamos con la segunda hipótesis: la de los neutrinos….

El exceso también podría deberse a esas partículas, que pasan a trillones a través de tu cuerpo cada segundo. Una explicación podría ser que el momento magnético de los neutrinos fuera mayor que su valor en el modelo estándar, por lo que se necesitaría nueva física para explicarlo. Esta posibilidad también tiene una significancia de 3,2 sigma, ignorando las otras hipótesis, pero ese valor decrece hasta un 0,9 sigma cuando evaluamos esta contribución junto a la hipótesis del tritio. Además, surge otro problema: el momento magnético derivado a partir de este exceso entraría en tensión con los límites sobre los neutrinos obtenidos en diversas observaciones astrofísicas, de clúster globulares y enanas blancas, por ejemplo.

Y por fin, la hipótesis más emocionante: la de los axiones…

Sí, es la hipótesis más excitante y tendría que ver con la detección de energía de retroceso por interacción con axiones, una partícula teorizada hace más de 30 años para resolver uno de los problemas fundamentales de la física de partículas: el problema CP fuerte. Sería largo de explicar, pero tiene que ver con física cuántica, la interacción fuerte y la ruptura de la llamada simetría de carga y paridad (CP). Los axiones podrían preservar esa simetría.

El caso es que el exceso que hemos visto tiene un espectro de energía parecido al esperado de axiones producidos en el Sol. En el modelo de axiones, estas partículas podrían ser producidas en nuestra estrella y llegarían hasta el detector gracias a su interacción extremadamente débil, donde se podrían observar mediante un efecto llamado axioeléctrico: la emisión de un electrón tras el choque con los electrones del átomo de xenón.

Esquema de la interacción con axiones solares. / Laura Baudis, Universidad de Zúrich

Si asumimos que el exceso se debe a esta interacción, obtenemos una significación incluso mayor que para la hipótesis de tritio: 3,5 sigma; es decir, existe una posibilidad de 0,02 % de que el resultado no se explique con esta hipótesis, sino únicamente por fluctuaciones en la radiación de fondo. Este escenario es válido considerando que el tritio no contribuye al exceso. Si lo añadimos, esta significación baja  a 2,1 sigma, aunque sigue siendo la más viable de entre los supuestos. Esta hipótesis también entraría en ligero conflicto con algunas mediciones astrofísicas.

¿Y esto puede tener que ver con la materia oscura?

Aunque estos axiones solares no sean candidatos para la materia oscura, su detección marcaría la primera observación de esta clase de partículas nuevas, con un gran impacto en nuestra comprensión de la física fundamental y los fenómenos astrofísicos. Otro tipo de axiones, los producidos en el universo primitivo, podrían ser la fuente de materia oscura. Son también candidatos para explicar la materia oscura, pero ojo, los WIMP no están en absoluto descartados. De hecho, los dos, WIMP y axiones, no se cancelan automáticamente si el otro es observado, al menos con las hipótesis barajadas en este estudio.

Dos momentos de la construcción del detector XENON1T e interior del tanque. / Colaboración XENON

¿Qué acogida ha tenido vuestro estudio entre los colegas?

Hemos recibido muchísimas réplicas, como puedes ver en plataformas como iNSPIRE (más de 80 preprints en solo un mes). Algunos son escépticos en cuanto a las hipótesis que involucran nuevas partículas o propiedades, y otros cuestionan nuestra precisión para evaluar energías de retroceso tan reducidas, así que estamos preparando respuestas detalladas.

«Con el nuevo detector XENONnT seremos capaces en unos meses de resolver si el exceso que hemos medido viene de contaminación por tritio ¡o estamos ante algo nuevo!»

Somos cautelosos en cuanto a los resultados, que son muy excitantes, pero cuya significancia no alcanza el nivel de certeza absoluta. Podríamos haber descubierto una partícula buscada desde hace décadas, pero no hay que olvidar las otras hipótesis. Nosotros hemos testeado tres, pero ahora mismo ya hay muchas sobre la mesa, aunque la mayoría no encajen como lo hacen los axiones.

¿Qué pasos hay que dar ahora para confirmar cuál de la hipótesis correcta?

Por nuestra parte, el paso más importante para resolver esta incógnita pasa por nuestro próximo detector: XENONnT, cuyo alto potencial para detectar WIMP lo detallamos justamente esta semana en un nuevo paper. Este detector hereda mucha de la infraestructura de XENON1T pero triplicará su capacidad (se pasa de 3,2 toneladas a 8,4 toneladas de xenón líquido) y se mejora la reducción de la radiación de fondo. Ya está instalado en el laboratorio y empezará a tomar datos este mismo año. Una vez concluyan los test y la puesta a punto, calculamos que, con unos pocos meses de toma de datos con XENONnT, seremos capaces de resolver si el exceso que hemos medido con XENON1T viene de contaminación del detector ¡o estamos ante algo nuevo!

Foto de la colaboración XENON tomada en diciembre de 2019 sobre el laboratorio subterráneo de Gran Sasso, en Italia. / Colaboración XENON

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

Héctor Ruiz Martín, especialista en educación basada en pruebas: “La ciencia puede mejorar la educación, esto es algo más que una moda”

A pesar de las evidencias sobre cómo aprendemos, la docencia se ha visto tradicionalmente como un arte. Ahora puede ser el momento de que esto cambie. En ¿Cómo aprendemos? se recogen principios fundamentales para las escuelas, algunos de ellos sorprendentes. Además, durante la pandemia, su autor ha presentado un segundo libro, Conoce tu cerebro para aprender a aprender.

Héctor Martín Ruiz. Imagen cortesía del autor.

“Es increíble todo lo que no sabes sobre el juego al que has estado jugando toda la vida”

Mickey Mantle, jugador de béisbol

Justo unos días antes de que se decretara el estado de alarma nos recibía en su despacho como director de la Fundación Internacional para la Enseñanza de la Ciencia (ISTF), en la parte alta de Barcelona. Héctor Ruiz Martín es biólogo y máster en genética evolutiva, pero lleva ya muchos años dedicado a la docencia y a la investigación sobre ella.

Ha publicado en la editorial Graó el libro ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza, el primero de una colección que él mismo coordinará y que han llamado “Educación basada en evidencias”. Es una suerte de manual con los ingredientes principales que, según los estudios, deberían encontrarse en las escuelas.

Algunos de ellos pueden parecer sorprendentes, casi tanto como el hecho de que apenas haya lugares donde acudir para conocerlos. Su tono es tranquilo, pero apasionado. Se percibe la emoción por los temas que trata y por el momento que advierte respecto a ellos.

-En la presentación del libro en Barcelona dijo que estamos viviendo un momento muy emocionante en la educación, una especie de boom con el interés por las evidencias científicas sobre la docencia. Sin embargo, muchos de los estudios a los que se acuden son de los años 70, o incluso anteriores. ¿Por qué esta paradoja?

Es curioso, pero es un hecho. La ciencia ha ido avanzando por un lado y la educación por otro, y no ha habido apenas comunicación entre ellas. De hecho, cuando ha habido transferencia de una a otra ha sido generalmente desde la pseudociencia, hay muchísima pseudociencia en las escuelas. Seguramente porque es muy fácil de comprar, porque tiende a aportar soluciones fáciles, sin matices y con mucha seguridad. No sé por qué ahora hay más interés por la ciencia, porque realmente hay algunos principios bastante sólidos sobre cómo aprendemos que tenemos incluso desde los años 50.

“En las escuelas hay mucha pseudociencia porque es muy fácil de comprar, aporta soluciones fáciles, sin matices y con mucha seguridad”

-Y, curiosamente, los profesores que más compran esa pseudociencia o neuromitos son los que están más interesados por la ciencia para ayudarles en su labor.

Sí, eso está estudiado. Y es así porque tienen ese interés, pero no disponen del tiempo ni de los recursos para informarse adecuadamente.

-Eso sorprende, que no haya ningún lugar oficial al que puedan acudir y obtener esa información.

No, no lo hay. Es que está todo por construir. Donde hay más movimiento es en Estados Unidos e Inglaterra, aunque es algo de hace una década, no más. Y creo que esto es algo más que una moda. Creo que en esta ocasión podemos estar presenciando el momento en que la profesión docente va a empezar a incorporar la evidencia científica sobre cómo aprendemos como una herramienta para respaldar su labor. Porque la ciencia puede contribuir a mejorar la educación.

Salvando las enormes distancias, creo que puede ser como cuando la medicina empezó a incorporar también el conocimiento científico. Y eso no hace que de repente la docencia vaya a basarse solo en la evidencia, siempre va a tener su parte de arte. La cuestión es que hasta ahora prácticamente solo había tenido arte.

-Dice que el libro no es un libro de recetas, sino de principios generales. ¿Por qué esa decisión?

Sí, serían algo así como los ingredientes. Una receta en educación se entiende como un método, y el problema es que hay demasiadas variables en juego. Cuando aplicas un método en contextos diferentes ofrece resultados muy distintos, ya sea por las características de los que aprenden, de los recursos disponibles o incluso por las preferencias de los propios docentes, y no hay que olvidar la parte de arte de la que hablábamos. Lo importante es que los ingredientes generales formen parte de la receta.

“No significa que de repente la docencia vaya a basarse solo en la evidencia, siempre va a tener su parte de arte. La cuestión es que hasta ahora prácticamente solo había tenido arte”

-Uno de esos ingredientes principales de los que habla es la memoria, no entendida como la tradicional memorización sin comprensión, sino como la habilidad que nos permite aprender cualquier cosa. Pero es algo que no se puede mejorar en abstracto.

Exacto. Es que una cosa es el concepto popular de la memoria y otro el concepto científico. El aprendizaje ocurre gracias a esa capacidad que tiene el cerebro a la que llamamos memoria, pero esta no es un músculo que se pueda ejercitar como tal, eso es un mito. Por eso no tiene sentido obligar a aprender poemas o cosas del estilo con ese fin.

De lo que depende que la memoria funcione mejor es de los conocimientos previos que se tengan sobre un tema o área en particular. Más que un músculo en concreto, la imagen correcta sería la de millones de músculos: cuando ejercitas un tema en concreto estás ejercitando uno de ellos, pero no los demás.

-De ahí que, como se dice en el libro, una herramienta eficaz en clase sea la de activar esos conocimientos previos antes de explicar otros nuevos. ¿Cómo puede hacerse?

De muchas formas. Simplemente comentando al principio de la clase una noticia, una anécdota, una situación o experiencia… Algo relacionado con el tema que haga que los alumnos expliquen o piensen qué saben sobre ello. Hacerles conscientes y dejar sensibilizados esos conocimientos. Porque la única manera de aprender es conectarlo con algo que sepas. Si yo ahora te hablo en un idioma que no conoces, no recordarás nada de lo que te diga.

-En el libro se dice que una de las mejores maneras de estudiar es la práctica de la evocación, es decir, repasar mentalmente qué se sabe sobre un tema que se ha leído o estudiado previamente. Se citan muchos estudios que lo demuestran, pero la mayoría de los alumnos ni lo saben ni lo practican. ¿Cómo puede ser?

“La única manera de aprender es conectarlo con algo que sepas. Si yo ahora te hablo en un idioma que no conoces, no recordarás nada de lo que te diga”

Porque nadie les ha enseñado, y es algo que los alumnos aprenden por azar, de forma espontánea, sin que esté relacionado con la inteligencia. No tenemos ninguna intuición sobre cómo funciona nuestro cerebro que nos lleve a hacerlo de la forma más eficaz. Hoy sabemos que la mayoría de ellos estudian leyendo y releyendo, lo cual es más cómodo pero mucho menos útil. De hecho, aunque puede dar resultados a corto plazo, estos son menos duraderos. Y cuando aumenta la exigencia, deja de funcionar.

-Una oportunidad que se menciona para promover la evocación —además de enseñarla y fomentarla como tal— es la evaluación continua. Se dice que las pruebas o exámenes no deberían ser el final del proceso, sino parte de él. Y que no deberían usarse notas.

Sin evaluación no puede haber feedback. Y el feedback es clave para el aprendizaje, pero ha de hacerse bien. Esto no sucede si solo te dice estás aquí, te tiene que decir qué es lo que tienes que hacer para llegar a donde queremos llegar.

Las notas solo te dicen: estás aquíY además se interpretan como un etiquetaje, algo que hay que evitar a toda costa porque genera muchos problemas. A los que han sacado una mala nota porque les deja en un estado de indefensión aprendida, la sensación de que “no valgo para esto” —cuando en realidad, si no hay ningún problema grave, todos pueden llegar a alcanzar el nivel que se pide en la escuela—. A los que sacan buenas notas, porque les fuerza a conservar ese estatus, muchas veces a través de memorizaciones superficiales. Y porque no les prepara bien para posibles fracasos, que en algún momento acabarán sucediendo.

Deberíamos sustituir las notas por estadosPor ejemplo: necesitas trabajar más esto, estás cerca o lo has conseguido, incidiendo en el esfuerzo invertido y en las estrategias que han usado en el proceso. Eso promueve la autoeficacia, que es clave para la motivación. Y sí, las evaluaciones deberían ser repetidas y periódicas: con ello promovemos la evocación y rebajamos la tensión, porque diluimos el riesgo, con lo que ayudamos además a los alumnos con problemas emocionales. Y das también oportunidades de éxito a corto plazo, que son motivadoras.

“Deberíamos sustituir las notas por estados. Por ejemplo: necesitas trabajar más esto, estás cerca o lo has conseguido, incidiendo en el esfuerzo invertido y en las estrategias que han usado en el proceso”

-Una de las grandes tendencias en la educación es la enseñanza por proyectos. ¿Qué tiene que tener este método para funcionar bien? ¿Sirve para todo y para todos?

Los proyectos tienen una gran ventaja, que es el aspecto de la motivación, pero deben estar bien diseñados para que los alumnos piensen el máximo tiempo posible sobre lo que quieres que aprendan, y no sobre cosas superfluas. A veces se trabaja una presentación sobre un tema y lo que terminan aprendiendo es Power Point. En general funcionan mejor a nivel académico cuanto más mayores son.

Además, hay que enseñarles a colaborar (una forma sería a través de evaluaciones conjuntas de todo el grupo). Y hay que evitar la sobrecontextualización: a veces no son capaces de abstraer lo aprendido y aplicarlo a otros contextos diferentes.

Por ejemplo, pueden aprender sobre la relación distancia-tiempo trabajando en un proyecto sobre viajes en barco, pero luego tener dificultades para apreciar que los mismos principios se aplican en un contexto como el atletismo. En general, no creo que todo deba hacerse por proyectos, debería combinarse con la instrucción directa, la cual incluye cualquier actividad fuertemente guiada por el profesor. De hecho, los proyectos son mejores cuando ya has aprendido, porque permiten aplicarlo y transferirlo. Bastantes escuelas lo están haciendo así.

-Sin embargo, otra de las tendencias actuales es la del aprendizaje por descubrimiento, donde la función del docente es principalmente la de acompañar al alumno. ¿Hasta qué punto han demostrado su validez?

El principal problema aparece cuando las prácticas se llevan a los extremos, especialmente para los niños que ya vienen con menos oportunidades desde casa. Lo que sabemos es que la manera más efectiva para aprender algo nuevo es que alguien que lo domina te lo enseñe o te guíe en su aprendizaje, lo que llamamos instrucción directa. Y eso no significa pegar un rollo.

“Yo no creo que todo deba hacerse por proyectos, deberían combinarse con la instrucción directa guiada por el profesor”

Una clase por instrucción directa puede ser interesante y motivadora e incluir múltiples actividades en que los alumnos piensen sobre lo que están aprendiendo. A medida que el alumno va ganando dominio ya sí es positivo irse apartando paulatinamente.

-¿Qué mitos o falsas creencias están más presentes ahora en las escuelas?

Hay varios, como el de los estilos de aprendizaje, que afirma que cada niño tiene una forma de aprender distinta. Pero no hay ninguna prueba de ello: lo que queremos que aprendan en la escuela se basa en su significado, no en el canal sensorial por el que se lo presentemos.

En general estos neuromitos suponen una pérdida de tiempo, recursos y oportunidades. Pero hay un caso especialmente grave en mi opinión, que puede causar daño y que tiene que ver con una malinterpretación del aprendizaje por descubrimiento: me refiero a algunos métodos bastante extendidos que se proponen para aprender a leer —como el método global— y que se basan en la creencia de que la lectura es algo natural.

“Los neuromitos, como el de los estilos de aprendizaje y el de la lectura por método global, suponen una pérdida de tiempo, recursos y oportunidades”

Estos métodos prescinden o minimizan la enseñanza explícita de la relación entre fonemas y grafemas —las letras y sonidos— y consideran que los niños aprenden a leer por mera exposición a las palabras y los textos. Hay muchas pruebas de que estos métodos son menos eficaces y que más niños se quedan atrás por ellos.

-El primer capítulo del libro se abre con una frase de un jugador de béisbol: “Es increíble todo lo que no sabes sobre el juego al que has estado jugando toda la vida”. ¿Por qué esta cita?

Porque es muy significativa. Es de Mickey Mantle, una estrella del béisbol. La vi en la película Moneyball, que cuenta la historia real del director de un equipo que decidió empezar a usar la ciencia y la estadística para mejorar el rendimiento de sus jugadores. Cuando vi la frase pensé que era lo mismo que yo había vivido con la educación. Es increíble lo que puedes dar por sabido sobre cómo funciona el aprendizaje y luego entrar en la ciencia y darte cuenta de cuánto era lo que no sabías.

-[Unos meses después de esta charla presencial, Héctor Ruiz ha publicado un nuevo libro. Se titula Conoce tu cerebro para aprender a aprender, donde recoge muchas de estas claves pero dirigidas de forma directa a los estudiantes. Aprovechamos para hacerle más preguntas, esta vez, a distancia].

¿De qué depende la habilidad de aprender?

No solo depende de las cualidades innatas, es cuestión de técnica y estrategia. Sin embargo, normalmente no enseñamos a los estudiantes a aprender. Cada uno desarrolla sus métodos y no suelen ser muy efectivos.

-¿Cómo está repercutiendo la ausencia de escuela debido al nuevo coronavirus en los estudiantes? La afectación puede variar mucho según las condiciones de cada familia, pero ¿qué debería ser lo primordial para que la repercusión fuera lo más leve posible?

“La pérdida en el ámbito de la lectura es la que afecta de manera más desigual a los alumnos en función de su nivel socioeconómico. Los que pertenecen a familias con menos recursos son los más perjudicados”

Para responder a esta pregunta podemos fijarnos en el fenómeno de pérdida estival: los periodos largos sin escuela hacen que los alumnos experimenten cierta regresión respecto a lo aprendido. Esta pérdida afecta a todos los alumnos y, según los estudios disponibles, lo hace especialmente en tres aspectos: en cuestiones de cultura general y, sobre todo, en matemáticas y en competencia lectora.

Ahora bien, lo más preocupante es que diversos estudios reflejan que la pérdida en el ámbito de la lectura es la que afecta de manera más desigual a los alumnos, en función de su nivel socioeconómico. Los que pertenecen a familias con menos recursos son los más perjudicados. Volver nuestra atención hacia aspectos tan esenciales como la lectura, incluyendo la motivación para leer, el disfrute de la lectura y, cómo no, la mejora de la comprensión lectora, podría ser una de las claves a tener en cuenta.

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Mª Ángeles García Ferrero, premio José Luis Rubio de Francia:»Las matemáticas te ayudan a desarrollar un sentido crítico y lógico”

Se licenció en Física, pero sus ecuaciones para describir la evolución del calor le han llevado a ganar uno de los premios más prestigiosos para los jóvenes matemáticos de nuestro país. Ahora trabaja en el Instituto de Matemática Aplicada de la Universidad de Heidelberg, en Alemania.

María Ángeles García Ferrero es toda un experta en ecuaciones en derivadas parciales, que aplica para describir la evolución del calor y otros fenómenos físicos. / Foto cortesía de la entrevistada

Este año la Real Sociedad Matemática Española (RSME) ha concedido a María Ángeles García Ferrero (León, 1991) el Premio José Luis Rubio de Francia, dirigido a investigadores matemáticos menores de 32 años y dotado con una start-up grant de 35.000 euros financiada por la Fundación BBVA.

«Todavía no he pensado qué voy a hacer con esta beca, pero supongo que una parte será para continuar colaborando y trabajando de forma presencial, porque las videollamadas están muy bien pero a veces son limitadas», comenta la galardonada.

El Premio José Luis Rubio de Francia reconoce sus resultados de aproximación global a la ecuación del calor, logrados con la ayuda de ecuaciones en derivadas parciales

El jurado ha destacado su teoría de aproximación global para la llamada ecuación del calor, con la que se puede modelar la evolución de la temperatura en una región mediante ecuaciones en derivadas parciales

García Ferrero se licenció en Física en la Universidad de Valladolid, se doctoró en Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid y luego obtuvo una plaza de investigación postdoctoral en el Instituto Max Planck de Matemáticas en las Ciencias de Leipzig (Alemania), aunque recientemente se ha trasladado al Instituto de Matemática Aplicada de la Universidad de Heidelberg.

-¿Te sientes más física o matemática?

Las dos cosas un poco y ninguna del todo. Durante la carrera de Física, era la matemática del grupo. Me sentía más cómoda cuando podía trabajar solo con papel y lápiz. En quinto, hablando con un compañero, me di cuenta de que nuestras motivaciones y formas de estudiar un problema de partículas elementales eran totalmente distintas: yo necesitaba trabajar con ecuaciones. Pero reconozco que no he seguido una formación completa en matemáticas.

-¿Qué ha supuesto el premio José Luis Rubio de Francia?

Un honor y un gran estímulo para seguir trabajando e intentar emular a premiados anteriores y a muchos otros colegas a los que admiro. Me hace ilusión también porque reconoce el buen hacer de mi director de tesis y del resto de investigadores con los que he tenido la suerte de trabajar. Pero como cualquier otro reconocimiento, genera un conflicto entre mi inseguridad y el juicio externo.

-Eres la segunda mujer en conseguirlo ¿cómo ves la situación actual de la mujer en la ciencia, especialmente en matemáticas?

«La mayoría de mis compañeros son hombres y si miras hacia puestos de mayor trayectoria, el porcentaje de mujeres aún es menor; lo preocupante es que está volviendo a decrecer su número en las etapas iniciales»

La mayoría de mis compañeros son hombres y si miras hacia puestos de mayor trayectoria, el porcentaje de mujeres aún es menor. Pero lo preocupante es que está volviendo a decrecer el número en las etapas iniciales. La inestabilidad asociada a esta profesión, especialmente en España, hace más mella en las mujeres. Además los criterios de evaluación a menudo tampoco contemplan hechos como la maternidad.

-¿Las desigualdades de género siguen ahí…?

Los prejuicios supongo que tienen más peso en edades tempranas. Lamentablemente, muchas niñas asumen que las matemáticas o las asignaturas más tecnológicas no se le dan bien, y durante la carrera más chicas creen no encajar en el mundo académico. A mí nunca me dijeron que no podía dedicarme a esto, o si lo hicieron hice oídos sordos. En mi caso nunca he sentido ningún comportamiento negativo por ser mujer, pero sí conozco malas experiencias de compañeras.

-En lenguaje sencillo, ¿en qué consiste la aproximación global para la ecuación de calor por la que has sido premiada?

«Si nos situamos en una habitación sin radiadores ni aire acondicionado, podemos encontrar en cada momento puntos donde la temperatura es más alta que en los puntos de alrededor»

Imagina que tienes una distribución de temperatura que evoluciona según la ecuación del calor en una zona del espacio y en cierto intervalo de tiempo. El resultado de aproximación más general lo que nos dice es que es posible encontrar una distribución de temperatura que obedece a esa misma ecuación pero en una zona mayor, o incluso todo el espacio. Además (ya para especialistas), ambas distribuciones se parecen tanto como queramos en la región de partida durante ese intervalo de tiempo.

-¿En qué ámbito se puede aplicar?

Si nos situamos en una habitación sin radiadores ni aire acondicionado, podemos encontrar en cada momento puntos donde la temperatura es más alta que en los de alrededor. Si lo representamos en una imagen, no solo son los puntos rojos, sino aquellos otros donde el color es más cálido que alrededor. La temperatura irá variando con el tiempo, e igualmente la localización de estos puntos podrá cambiar. Con los resultados de aproximación probamos que podemos prescribir el movimiento de estos puntos si elegimos adecuadamente la temperatura inicial y la de las paredes.

Imagen para ilustrar el concepto de puntos calientes locales. / M. A. García-Ferrero

De forma análoga podemos prescribir también la forma de las superficies isotermas, es decir, puntos con la misma temperatura. Con la ecuación del calor y otras ecuaciones parabólicas se pueden modelar otras magnitudes. Estos resultados serían igualmente válidos cambiando los puntos calientes por máximos locales con esas magnitudes.

-Este trabajo lo desarrollaste en el Instituto de Ciencias Matemáticas…

Sí, en el ICMAT, con mi director de tesis, Alberto Enciso, y Daniel Peralta-Salas, que ha sido como otro director aunque no figure en los papeles. Los dos iniciaron la idea de utilizar los resultados de aproximación para estudiar propiedades topológicas o geométricas, como qué aspecto puede tener la curva donde una función tiene el mismo valor. Con ellos también he trabajado en mecánica de fluidos, en concreto, estudiando líquidos o gases ideales encerrados en un recipiente.

«Los modelos ayudan a luchar contra las pandemias, pero eso no significa que den respuestas exactas en todo momento, ya que no es posible contemplar todas las variables»

-¿En qué otros campos estás interesada?

También trabajo con polinomios ortogonales, que aparecen por ejemplo en mecánica cuántica. Además, se utilizan para aproximar funciones más complejas y hacer operativo el análisis numérico. En particular, me centro en los llamados polinomios excepcionales junto con David Gómez-Ullate y Robert Milson. Me interesa sobre todo su clasificación y la construcción de familias nuevas.

-¿Y ahora qué investigas en Alemania?

En el Instituto Max Planck y actualmente en la Universidad de Heidelberg he continuado con resultados de aproximación pero para ecuaciones no locales, en las que el valor en un punto no depende únicamente del comportamiento de la función en un entorno del mismo. Estas ecuaciones aparecen en numerosas aplicaciones de física, biología y economía. También he empezado a trabajar en problemas inversos, aquellos en los que se pretende conocer parámetros de la ecuación a partir de datos observados, algo habitual en física y, por ejemplo, crucial en el diagnóstico médico.

-¿Cómo has vivido allí estos meses de pandemia?

En Alemania ha sido más leve porque en todo momento se ha podido salir a caminar o a hacer deporte. A mí me tocó mudarme a Heidelberg a comienzos de abril, así que me fui de Leipzig sin poderme despedir de mis amigos y compañeros, para llegar a un lugar donde apenas he podido hablar con gente. Al principio, la preocupación y la incertidumbre no me dejaban trabajar bien. Después, el propio trabajo ha conseguido abstraerme de todo lo demás.

-¿Crees que los modelos matemáticos ayudan a luchar contra pandemias como esta?

Los modelos ayudan sin duda, pero eso no significa que nos tengan que dar respuestas exactas en todo momento. No es posible contemplar todas las variables en el modelo, y estas están sujetas a muchos cambios.

-¿Cuándo empezó tu pasión por las matemáticas?

Las matemáticas me han gustado desde el colegio. Aparte de cierta inclinación natural, que no tenía por ejemplo para memorizar, tuve muy buenos profesores de matemáticas, que además me dejaban pelearme con problemas fuera del temario.

«Una aproximación desde el mundo tecnológico en el que vivimos haría más atractiva la asignatura de las matemáticas»

-¿Hasta qué punto las matemáticas son importantes en la formación de una persona?

El papel más importante de las matemáticas en la enseñanza ha de ser el de desarrollar un sentido crítico y lógico. Además, sería deseable que igual que la asignatura de música puede crear cierta sensibilidad sin necesidad de ser experto, se creara cierta sensibilidad hacia la importancia de las matemáticas en el desarrollo de la sociedad.

-¿Algún consejo para acabar con su mala fama entre muchos estudiantes?

La metodología de memorizar fórmulas o recetas para resolver veinte ejercicios iguales desanima a los estudiantes y no muestra cómo funcionan las matemáticas en realidad. Por eso cuando ayudo a algún chaval con los deberes siempre prefiero los problemas, donde la resolución es solo una parte y primero hay que hacer un ejercicio de comprensión, y luego de traducción al lenguaje matemático. Una aproximación desde el mundo tecnológico en el que vivimos también haría más atractiva esta asignatura.

Además diría a los adultos que dejen de cargarle esta mala fama. Si los niños escuchan a sus padres preguntarse de qué les ha servido en la vida aprender a hacer una raíz cuadrada, probablemente la desgana aumente. Es normal olvidar la mayoría de fechas que hemos estudiado en historia, y no por ello aprenderlas en su momento y los posos que quedan la hacen despreciable.

María Ángeles García Ferrero trabaja actualmente en Alemania con ecuaciones que se podrían aplicar en física, biología y economía. / Foto cortesía de la entrevistada

Fuente: SINC
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Pedro Gullón, epidemiólogo y coautor de ‘Epidemiocracia’: “El objetivo de la desescalada fue contrarrestar diez años de recortes en salud pública”

Epidemiocracia es un libro escrito a cuatro manos por un salubrista, Javier Padilla, y un epidemiólogo, Pedro Gullón. Hablamos con este último de las cartas iniciales con las que contó España a la hora de enfrentarse a la COVID-19, de los fallos de la respuesta inicial y, sobre todo, de cómo debería ser la reconstrucción de nuestro país y su sistema sanitario una vez que todo termine.

El entrevistado Pedro Gullón, a la izquierda, con Javier Padilla, ambos coautores de Epidemiocracia. / Capitán Swing

“La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia”. La frase pertenece al patólogo Rudolf Virchow que, en el siglo XIX, se dio cuenta de que la distibución geográfica del tifus y las probabilidades de padecerlo dependían de factores sociales como la vivienda y las condiciones de trabajo. Aunque la enfermedad la produjera un microbio, este no afectaba a todo el mundo por igual.

La cita está extraída del libro Epidemiocracia (Capitán Swing, 2020), que trata los aspectos políticos y sociales relacionados con las epidemias. Las causas últimas de la COVID-19, al igual que sucedía con el tifus de Virchow, van más allá de un patógeno como el SARS-CoV-2.

En Epidemiocracia, el médico de familia y comunidad Javier Padilla y el epidemiólogo Pedro Gullón hablan de emergencias sanitarias pasadas, presentes y futuras bajo la premisa de que “nadie está a salvo si no estamos todos a salvo”. Aseguran que las pandemias son problemas económicos, políticos y sociales más que médicos.

Hemos hablado con Gullón (Madrid, 1988) sobre los aspectos políticos y sociales relacionados con las epidemias para ser capaces de enfrentarnos mejor a las futuras.

-Durante la pandemia se ha criticado a epidemiólogos como Fernando Simón por ser demasiado políticos. Sin embargo, en Epidemiocracia todo es política, desigualdad, economía, renta básica… ¿Esta ciencia va más allá de lo que la gente piensa?

La epidemiología, que estudia cómo se distribuye la salud y sus factores de riesgo, va mucho más allá del contagio: tiene que ver con la política. Una epidemia tiene que ver con las condiciones que han provocado que se produzca, con la respuesta sanitaria y social que se da y también con cómo nos preparamos para la siguiente. Quizá nos falte entender que en el mundo de la salud también hay gente que se acerca a la política y que esta influye en la salud, queramos o no. Pero cuidado, porque los epidemiólogos no son políticos, que son los verdaderos responsables por una razón muy simple: tienen un control democrático del que los organismos técnicos carecen.

-Los epidemiólogos han sido criticados en todos los países por su papel frente a la COVID-19. ¿Cree que han recibido un trato justo?

Es un trabajo invisible cuando funciona. Manejamos muy mal la incertidumbre: queremos tener la seguridad de lo que va a pasar, cuándo y cómo. En ese sentido se ha pecado desde cierto mundo científico e informativo de intentar dar seguridad sobre temas en los que no la hay. Quizá la epidemiología sí haya fallado a la hora de transmitir que no sabemos todo. Debemos normalizarlo y actuar con la mejor información que tenemos disponible, que nunca es perfecta. Ahí Fernando Simón fue un ejemplo cuando respondió a un periodista “esta misma tarde me lo estudio”.

-Una de las principales quejas durante la epidemia ha sido la falta de transparencia y datos. ¿Cuánto hay que comunicar en una situación como esta?

Los datos tienen que servir para controlar una epidemia, esa es su función principal. Esto lleva a que en cada momento nos interesen unos. En el punto más agudo queremos contar el número de contagiados y fallecidos que se notifican, aunque sea de forma aproximada. Cuando tenemos menos casos lo importante es saber cosas como cuánto se tarda desde que una persona tiene síntomas hasta que se le hace la prueba o qué porcentaje de contactos se analizan. Los datos que sirven para actuar a veces no son los mismos que reclaman los medios de comunicación.

-¿Y no se pueden dar ambos?

Lo ideal es que la salud pública sea capaz de dar ambos, pero es una falsa dicotomía: si no es posible hay que priorizar la gestión de la pandemia. Es la primera pandemia en la que vemos una gestión de datos inmediata, tengamos un poco de paciencia. Hay que entender que venimos de un contexto de diez años de recortes, que los profesionales están agotados y que no pasa nada si la gráfica de un periódico en vez de actualizarse cada día se actualiza cada siete. Hay que saber manejar la paciencia tanto como la incertidumbre.

-¿Qué consecuencias ha tenido esta falta de paciencia?

El mundo informativo y científico debe reflexionar sobre cómo queremos enfrentarnos a situaciones similares en el futuro. Los medios han descubierto qué eran los preprints y dado validez a afirmaciones que no apoyarían el resto de epidemiólogos. Da más visitas quien dice que todo se ha hecho mal que quien explica que hay que tener calma e ir viendo día a día.

“Los datos que sirven para actuar ante una pandemia a veces no son los mismos que reclaman los medios de comunicación, y no pasa nada si la gráfica de un periódico en vez de actualizarse cada día se actualiza cada siete”

Por otra parte ha habido una ciencia chapuza, fruto de un mercado competitivo que hace que no se busquen soluciones globales. Es muy triste que en vez de una ciencia cooperativa haya que hacer una altamente competitiva que disminuye la calidad y hace perder credibilidad. Mira el despropósito de la hidroxicloroquina. Por favor, frenemos un poco. Es como con la información: pensemos antes de publicar. Los modelajes también han sido problemáticos: se han equivocado, hay que aceptar que es muy complicado y que no hay una llave única.

-Ha mencionado los recortes. ¿Somos demasiado cortoplacistas a la hora de analizar lo que ha pasado en España?

Se ignora el sustrato del que partimos. Venimos de unas tendencias que ocurren desde hace mucho y no se puede entender el impacto que ha tenido la COVID-19 en diferentes países sin entender de dónde venimos. No son solo los recortes en salud pública, sino que tenemos una cultura de ocio que hace que una enorme cantidad de gente pase por ciudades como Madrid y Barcelona. No es casualidad que lugares como España, Francia e Italia, que reciben más de 80 millones de turistas al año, hayan sido los más afectados de Europa inicialmente. Si generamos que un sitio esté más expuesto tenemos que admitir que puedan pasar estas cosas.

-¿Qué más falló en España?

A nivel nacional, sobre todo, el abandono de la salud pública. No solo por la Ley General de Salud Pública, aprobada desde 2011 pero todavía no desarrollada en España, sino porque no se han renovado los servicios de salud pública de las Comunidades Autónomas. Faltaban epidemiólogos en todos lados. También ha habido un fallo de gobernanza a nivel supranacional. La herramienta del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades que teníamos para manejarnos como países era fallida. En España había transmisión comunitaria cuando las evaluaciones que hacíamos decían que no. Si esa herramienta hubiera sido válida, quizá podríamos haberlo sabido dos o tres semanas antes.

“La herramienta del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades era fallida. En España había transmisión comunitaria cuando las evaluaciones decían que no”

-En ese sentido, ¿ha habido un exceso de confianza en Europa en comparación con los países asiáticos que lucharon conta el SARS?

No me gustan las explicaciones culturales simples, pero hay un hecho claro: los países asiáticos que se enfrentaron al SARS están mejor preparados, física y emocionalmente, para enfrentarse al SARS-CoV-2. Entienden mejor los riesgos y porque esa parte de ‘reconstrucción’ por la que vamos a pasar nosotros ahora ya la tuvieron desde 2003. En Europa y España, cuando empezó el confinamiento en Wuhan se pensaba que sería imposible hacer algo así aquí, y mira.

-¿Estamos mejor preparados para nuevos brotes e incluso una segunda ola?

El objetivo de la desescalada progresiva era contrarrestar diez años de recortes en salud pública, intentando preparar a estos servicios y que tengan mejores herramientas para poder entrevistar a todos los contactos, seguirlos y analizarlos mediante PCR. Son cosas que cuando empezó la epidemia no teníamos preparadas en este país. Yo quiero ser positivo porque creo que las Comunidades Autónomas han hecho esfuerzos enormes, pero cuando haya un aumento de casos sospechosos y empiece la gripe veremos si es posible que el sistema responda.

-.¿Qué cree que pasará cuando llegue la gripe?

Decimos que con el coronavirus se saturó el sistema sanitario, pero este se satura todos los años con la gripe. Es gracioso pensar en si estamos preparados para una segunda oleada cuando tenemos una epidemia que sabemos seguro que va a ocurrir todos los años y todavía no hemos creado un sistema lo bastante resiliente como para adaptarse a ella. Ahora todo funciona muy bien porque es verano y hay poca gente con tos y fiebre. Cuando se acerque la época de gripe y aumenten mucho los casos sospechosos, ahí es donde se va a poner a prueba el sistema que se ha montado de vigilancia y control de la COVID-19. Espero que funcione o, si no, que sea capaz de detectarlo cuanto antes y pensar qué otras medidas poblacionales se pueden tomar.

-¿Hasta dónde hay que dimensionar un sistema sanitario ante algo tan improbable como el SARS-CoV-2?

Un sistema sanitario tiene que ser resiliente, capaz de modificarse para adaptarse a las circunstancias. Que un sistema sanitario tenga la capacidad de transformar sus propios recursos ante un elemento agudo, si está bien planificado, es positivo. No necesitamos camas UCI para todas las circunstancias que puedan venir, sino ser capaces de contar con ellas cuando lo necesitemos. Los grandes problemas de salud en España siguen teniendo que ver con la desigualdad social, los alimentos y la actividad física, y nuestro sistema tiene que estar preparado para eso. Saber enfrentarse a imprevistos, pero no solo a ellos, porque no sería efectivo.

“Yo quiero ser positivo porque creo que las Comunidades Autónomas han hecho esfuerzos enormes, pero cuando haya un aumento de casos sospechosos y empiece la gripe veremos si es posible que el sistema responda”

Lo que no se debe hacer ante una segunda ola es hablar de un hospital de pandemias. No tenemos que intentar parecernos a un sistema sanitario hospitalocentrista como el alemán. El nuestro está centrado en la atención primaria como puerta de entrada, la prevención, la salud pública y la equidad de acceso, y eso es lo que tenemos que fortalecer. Tenemos que potenciar lo que funciona del nuestro.

-¿Por eso dicen en el libro que son necesarios más análisis de epidemiología política?

Entender cómo se conecta el sustrato con la incidencia de la enfermedad es algo que no se puede pensar solo en el momento actual. Si te digo ahora que la privatización sanitaria de algunas regiones de Italia provocó que tuvieran una mortalidad más alta, alguien diría que para responder hoy no nos sirve. Vale, pero sirve para prepararnos para futuras crisis. Estos análisis se deben hacer de forma constante, evaluando políticas que nada tienen que ver en salud, como las de transporte y vivienda, y valorar sus efectos en la salud. Los casos de COVID-19 siguen aumentando día a día y no se ha alcanzado el pico global, ni siquiera de una primera ola. Hablar de que esto se ha acabado es muy aventurado, pero hay que reflexionar sobre lo que tenemos y hacia dónde queremos ir, aunque sea a largo plazo.

-Hablan de una “crisis matrioska” que es sanitaria, económica y ecológica, y que afrontarla solo desde un ámbito es peligroso. ¿A qué se refieren?

La salud depende de cosas que están mucho más allá de lo sanitario. Políticas económicas, de trabajo, sociales, de cuidado… si estas pusieran la mirada en los efectos que tienen sobre el bienestar avanzaríamos mucho a la hora de entender la salud desde un punto de vista interdisciplinar. La dicotomía ‘o salud o economía’ es falsa porque en realidad es un trade off, una cuerda de la que se tira, a veces más hacia un sitio y a veces para otro.

-¿Cómo tomar decisiones cuando hay que mantener un equilibrio entre salud y economía?

Hay gente que pregunta cómo podemos reabrir la economía y tener un turismo de manera segura. ¿Cien por cien segura? De ninguna forma. La única forma segura de manejar todo es quedarnos todos en casa encerrados un año y no tener contacto con nadie, pero vivimos en una sociedad compleja con distintos intereses. El trabajo tiene que ver con la salud. La economía, también. Debemos saber manejarnos de forma que la sociedad pueda seguir funcionando al mismo tiempo que pensamos en la enfermedad y en el largo plazo. No es fácil porque no hay una receta sencilla, de haberla se aplicaría en todo el mundo. Y dónde pones la prioridad es una cuestión ideológica, no todo es una cuestión técnica.

“La única forma segura de manejar todo es quedarnos todos en casa encerrados un año y no tener contacto con nadie, pero vivimos en una sociedad compleja con distintos intereses”

-¿Y dónde hemos puesto nuestras prioridades?

Vivimos en un sistema capitalista que prioriza la producción por encima de otras cosas. Hemos culpabilizado a niños de los contagios e ignorado los derechos de las personas mayores. Al final los sujetos de derecho han sido las personas en edad de trabajar que pueden producir, y la mayoría de políticas van en ese sentido. Esas decisiones no son técnicas, sino políticas e ideológicas. Entiendo las razones de pensar que los que producen tienen prioridad porque tiene que ver con la economía, pero es una decisión que estás tomando. No tiene por qué ser así.

-¿Por eso en Epidemiocracia intentan mover el foco de lo individual a lo colectivo?

Cómo construimos quién es el ‘yo’ y quién es el ‘nosotros’ en una epidemia es muy importante, algo que se nota al comparar las pandemias de VIH y de COVID-19. En este caso nos hemos dado cuenta mucho antes de que somos interdependientes y construido un ‘nosotros’ bastante claro. El mensaje de que la epidemia ‘no entiende de clases sociales’ reflejaba que se estaba construyendo un ‘nosotros’ global. Con el VIH siempre es el ‘otro’, que además era el gay, la prostituta… un ‘otro’ lejos de las clases dominantes.

Una crisis pasa a ser global y a tener atención mediática solo cuando afecta a las clases dominantes. La COVID-19 no ha sido como el VIH, que afectaba a ciertas clases sociales, por mucho que haya atacado de manera proporcional siempre a clases más bajas. Pasó igual con el ébola, que ha tenido epidemias desde los años 70 y hasta que no pasó a algún país europeo en el brote de 2014 no se habló de él. Y eso que ha habido epidemias hasta hace nada: algunos países acabaron con el ébola y al día siguiente tuvieron sus primeros casos de COVID-19.

-Además de asegurar que la pandemia sí entiende de clases sociales, en el libro también matizan esta idea de que “nosotros somos el virus”.

Es verdad que la invasión de ecosistemas y la rápida urbanización provocan una interacción entre la naturaleza y el ser humano que aumenta las posibilidades de que pasen ciertas enfermedades desde animales. En las últimas dos décadas el número de epidemias de este tipo se ha multiplicado. No podemos negar esto, pero sí la frase simplona, porque el ser humano no es el virus. El problema es el sistema, pero podemos cambiarlo.

-Hasta que John Snow descubrió cómo se transmitía el cólera y Joseph Bazalgette creó el alcantarillado de Londres existía la noción de que las ciudades eran algo antinatural, demasiado grande y tóxico como para poder existir. ¿Debemos volver a redefinirlas?

Las ciudades tienen muchas ventajas de salud, el problema no es la densidad poblacional sino las condiciones de vida. Vivir en zonas hacinadas es malo desde el punto de vista de cualquier enfermedad, por eso hacer ciudades más saludables debería ser un elemento central de la nueva normalidad, pero al menos en España ha sido poco atendido y en Madrid todavía menos.

“Si estamos abriendo el resto de la economía, que este debate no lo estemos teniendo sobre los colegios es preocupante e implica que estamos poniendo por delante los derechos productivos sobre la infancia”

-Me llama la atención que en el libro defiendan el transporte público, que ha sido bastante demonizado.

Ha sido criticado porque presenta mucho riesgo al haber más hacinamiento, pero tampoco es el gran foco de contagio que se nos ha hecho ver por querer culpar a algo concreto cuando no reflexionamos sobre lo demás. Hay que verlo siempre desde una perspectiva de salud pública global, y esta no es solo la COVID-19. Hay que pensar en el futuro: la alternativa es usar el coche, que es uno de los mayores enemigos para la salud en el mundo. Tampoco puedes comparar treinta minutos de transporte público con mascarilla con estar ocho horas en el trabajo pegado a otra persona. Si es tan malo, tenemos que prohibir el trabajo, que es adonde va la gente cuando lo usa.

-En España la mayoría de fallecidos fueron en residencias. ¿Cómo evitar que algo así vuelva a suceder?

Ha sido dramático. Nos tiene que hacer pensar en cómo hacemos los cuidados, de los mayores y en general. El sistema sanitario debe expandir su mirada hacia esa parte y reconvertir el modo en el que las personas mayores conviven porque está claro que el modelo de residencias genera ciertos peligros. No significa que haya que acabar con ellas, pero las condiciones laborales y los entornos han sido muy problemáticos a la hora de expandir la COVID-19. Tenemos que repensar cómo queremos las residencias y los cuidados de los mayores del futuro. Si queremos que haya lugares donde de verdad se cuide o que sean un sitio al que mandar a la gente no productiva hasta que se muera.

-Saltando al otro lado del espectro demográfico, ¿deben abrir los colegios?

Si estamos abriendo el resto de la economía, que este debate no lo estemos teniendo sobre los colegios es preocupante e implica que estamos poniendo por delante los derechos productivos sobre la infancia. Igual que aceptamos que ya vengan turistas, es peligroso que no estemos planteando medidas para que la educación continúe. Los niños tienen que socializar, continuar su aprendizaje y tener un lugar donde compartir. Debe hacerse en entornos lo más seguros posibles, pero sabiendo que nunca habrá un cien por cien de seguridad.

-En esta reapertura, ¿qué papel jugarán las apps de rastreo?

Con cada epidemia surge algo que, por tecnofilia, creemos que va a ser la solución. Con el SARS fueron las tecnologías de reconocimiento ocular y ahora las apps, pero nada de esto quita el trabajo clásico de rastreo de contactos. Luego está el tema de los derechos ante una vigilancia epidemiológica masiva que hay que hacer, pero con criterios claros, rindiendo cuentas y de una forma dimensionada a los problemas de salud que se producen.

-¿Hace falta un organismo con más peso que la OMS para evitar escándalos como el del remdesivir, del que EE UU ha comprado todas las reservas?

Totalmente. Necesitamos estructuras internacionales que pongan criterios de justicia global a la hora de manejar los temas de salud pública. La OMS hace recomendaciones, pero no tiene capacidad directiva y está limitada por los recursos. Es el único organismo internacional de gobernanza en salud pública, está siendo desacreditado y cada vez depende más de recursos privados como la Fundación Bill y Melinda Gates, con lo que las decisiones que tome se parecerán más a las de estas organizaciones que tienen sus propios intereses en la agenda. Nos está quedando un mundo de gobernanza en salud pública muy complicado para el futuro.

“La OMS es el único organismo internacional de gobernanza en salud pública, está siendo desacreditado y cada vez depende más de recursos privados”

-Cuánta incertidumbre se respira y qué facil parecerá todo a posteriori.

Hay gente que ahora dice ‘habrá un rebrote, te lo digo yo, luego que no digan que no se sabía’. Ya, pero las cosas no son tan sencillas [ríe]. Sí, habrá un rebrote, ¿y qué? ¿Dejamos a todo el mundo encerrado seis meses en casa? Yo no estoy seguro de qué va a pasar en el futuro, hay tantos escenarios posibles que es difícil saber lo que va a pasar.

Sí creo que vamos a convivir con el coronavirus y las medidas de protección individuales, como mascarillas y distancia, durante un tiempo. Yo espero que no solo pase eso sino que reflexionemos y pensemos en dotar a la salud pública de recursos, hablemos de un sistema nacional de cuidados… que se introduzca algo en la agenda política.

-¿Se introducirá? Me da la impresión de que el sistema y la gente, si pueden no cambiar, no lo harán.

La nueva normalidad se parece mucho a la vieja normalidad, solo que con mascarillas [ríe]. En el fondo las causas de las causas [de la salud y sus diferencias en la población] son la política y la desigualdad. Desde Virchow hasta ahora seguimos hablando de lo mismo. Deberíamos reflexionar sobre estas transformaciones. No podemos ceñirnos a que lo que conocemos es el único mundo al que podemos aspirar, hay que tener esperanzas en crear uno mejor.

Fuente:SINC
Derechos: Creative Commons

DAVID SEQUERA: “Si estás feliz escribe, pero también si estás triste, aburrido, destrozado, confundido y  opacado…“

“Si estás feliz escribe, pero también si estás triste, aburrido, destrozado, confundido y opacado. Al final estarás regando un jardín que al florecer darán inesperadas emociones que permitirán transcender y sentir verdaderamente que el paso por este mundo tiene sentido”, afirma el  Dr. David Sequera, coordinador de la obra “Killkana: Relatos de jóvenes ecuatorianos” que la  Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina  presenta este viernes 10 de julio de 2020 a través de la la plataforma Zoom.

Por Mariela Barrera

«KILLKANA: Relatos de jóvenes ecuatorianos”, de la autoría de un colectivo de jóvenes universitarios y que forma parte de la Colección Taller Literario, es comentado brevemente por el doctor  DAVID SEQUER,coordinador de la obra.

David M. Sequera nació en Venezuela en 1971. Es escritor y estudió toda su carrera en su país de origen. Es Doctor en Educación, Magíster en Lectura y Escritura y Licenciado en Inglés. Es también el autor de varios libros: El Sabio Popular en el Tíbet, El Sabio Popular y el hijo del hombre, El árbol de caramelos, Carnaval de palabras y Bolívar contra el viento, entre otros.  Lo que más le encanta es pasar el tiempo con sus dos hijos y su esposa Julia Lorena.

¿Qué significa Killkana?

Killkana es una palabra, un verbo de la ancestral lengua Kiwcha, lengua oficial del imperio Incaico de los andes sudamericanos que significa escribir.

Este es un texto de jóvenes ecuatorianos ¿Considera que en Ecuador los jóvenes escritores cuentan con oportunidades para presentar sus creaciones?

Considero que sí. Hoy día con las redes sociales podemos presentar y publicar diferentes géneros literarios. Sin embargo, se necesitan más editoriales (virtuales) como el Centro de Estudios Sociales de América Latina que nos brinde la oportunidad de publicar “académicamente” las creaciones literarias.

¿Cuál es la finalidad de la obra y qué le ofrece al lector?

La obra Killkana es un manantial de expresiones literarias juveniles donde el cuento, el cuento breve y la poesía refrescan y sumergen al lector en un mundo de sucesos verosímiles y oníricos cargados de aquello que distingue el ser joven: irreverencia, arrebato y pasión al expresar en letras toda una embestida emocional de eventos que los trascienden como un fuego interior.

En este libro colaboran 17 jóvenes, ¿Qué nos puede contar sobre ellos? 

Los conocí una tarde de abril, en la que los rayos de un sol cañari se reflejaban a través de los ventanales de un amplio salón de clases. Allí estaban observándome en la primera clase de Literatura Ecuatoriana III. Para romper el hielo, le di a cada uno un limpiapipa y les pedí que formaran la figura con la que se identificaban. Cada uno fue presentándose y mostrando sus excéntricas figuras. Cada uno, teniendo al cerro Cojitambo como fondo magistral, tejía con palabras sus aspiraciones y sueños sobre el futuro inmediato, futuro que los alejaría del Alma Mater, aquella que los había acobijado por varios años y que pronto los lanzaría, cual buena madre, al campo de la enseñanza como excelentes educadores. A partir de ese momento conocí la gran calidad humana y académica de estos jóvenes y no se me hizo difícil imaginar el aporte trascendental que ellos ofrecerían a la educación ecuatoriana en los tiempos venideros.

¿Qué mensaje le daría a la juventud para motivarlos a escribir?

Les diría que la vida está llena de sucesos, la mayoría alegres, y que vale la pena vivirla y dejar algo escrito de todo lo que ella nos impacta cada día. Si estás feliz escribe, pero también si estás triste, aburrido, destrozado, confundido y opacado. Al final estarás regando un jardín que al florecer darán inesperadas emociones que permitirán transcender y sentir verdaderamente que el paso por este mundo tiene sentido. Así que, como dice un dicho, si la vida te lo permite: “escribe un libro, siembra un árbol y ten un hijo”.

¿Quién será la persona encargada de la conducción del evento de la presentación de la obra de estos jóvenes escritores?

La sesión, contará con la presencia del Delegado de la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, Ismael Pillajo Carchi, un servidor y los jóvenes autores.

¿Cuándo y por qué medio se llevará a cabo en lanzamiento de la obra?

La sesión se celebrará el próximo viernes 10 de julio a las 19:00 horas a través de la plataforma Zoom.

Link para acceder al acto de presentación: https://cedia.zoom.us/j/91841832300

¿Qué valoración hace de la filosofía de la Colección Taller Literario como puente entre escritores noveles con otros de mayor recorrido?

Un puente une lo conocido con lo que se desea conocer, o como dice el eterno Cortázar: “un puente es un hombre cruzando un puente”. En este sentido, gracias a esta Colección Taller Literario el joven se acrisola y encamina su vocación con el fin, buscado o no, de encontrar su propio estilo literario, estilo que lo marcará y seguirá como una sombra en días de sol y que llevará dentro de sí en los inevitables días de ofuscación.