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Iván Agulló, físico teórico en la Universidad Estatal de Luisiana (EE UU):“No estamos seguros de que el universo comenzara en el Big Bang”

Aunque parezca increíble, del vacío pudo emerger el cosmos, que quizá no nació tras una gran explosión. Puede que en ese momento, hace 13.800 millones de años, lo que experimentara fuera un gran rebote tras un periodo de contracción. Desde entonces no deja de expandirse, hasta que termine sus días de forma aburrida y con el tiempo congelado. El autor del libro Más allá del Big Bang nos habla de estas teorías.

Por: Enrique Sacristán
23/4/2020

El profesor Iván Agulló desarrolla su labor docente e investigadora en el departamento de Física y Astronomía de la Universidad Estatal de Luisiana (EE UU). / LSU

El investigador alicantino Iván Agulló (Elche, 1980) es uno de los pocos científicos que ha ganado dos veces el concurso de la Gravity Research Fundation, un prestigioso galardón que han recibido figuras como Stephen Hawking, Roger Penrose y diversos premios Nobel.

El físico teórico Iván Agulló nos invita en esta entrevista a hacer lo mismo que indica el subtítulo de su libro ‘Más allá del Big Bang’: un breve recorrido por la historia del universo

Este físico teórico se licenció en la Universidad de Valencia pero ahora enseña cosmología e investiga sobre el universo temprano en la Universidad Estatal de Luisiana (EE UU).

Gran parte de su conocimiento lo resume en su libro Más allá del Big Bang (Debate, 2020). Siguiendo el subtítulo de su obra, le hemos invitado a hacer también con nosotros Un breve recorrido por la historia del universo.

– ¿Alguna vez has mirado al cielo y te has parado a pensar cómo surgiría todo aquello?

Muchas veces en realidad, sobre todo cuando era niño. Sin embargo, mi motivación por la ciencia me vino más por leer libros que por mirar al cielo. Recuerdo que siendo pequeño alcancé a comprender que el cosmos está regido por unas leyes, y que, utilizando las matemáticas, el ser humano puede descubrirlas. Aquello me produjo tal impacto intelectual que nunca más lo pude sacar de mi mente. Fue un descubrimiento que cambió mi vida de forma profunda.

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«La relatividad general de Einstein describe muy bien la mayoría de los fenómenos del universo, pero no es válida en los instantes cercanos al Big Bang porque no incorpora los efectos cuánticos, y estos desempeñaron un papel esencial en aquellos momentos»
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– Comencemos por el principio. ¿Cómo surge el universo?

La idea generalizada de que el universo comenzó hace 13.800 millones de años se extrae de la teoría de la Relatividad General de Einstein, que describe exquisitamente bien la inmensa mayoría de los fenómenos observados y es la que usamos para estudiar la estructura y evolución del cosmos. El problema es que no tiene validez en los instantes cercanos al Big Bang, ya que no incorpora los efectos cuánticos, y pensamos que estos desempeñaron un papel esencial en aquellos momentos.

Si queremos entender cómo se originó el universo o, mejor, si tuvo un origen, no tenemos más remedio que incorporar esos efectos cuánticos a la teoría de Einstein, en lo que se conoce como una teoría cuántica de la gravedad. Los cosmólogos llevan mucho tiempo intentándolo.

– ¿Entonces el universo no nació hace unos 13.800 millones de años como nos han dicho?

No estamos seguros de eso. De la misma manera que podemos calcular donde estaba la Luna en un instante pasado conociendo su posición y velocidad actual, la relatividad general nos permite conocer la evolución pasada del universo a partir de las observaciones del presente, viendo la materia y radiación que contiene y la forma en la que se expande. La respuesta es que la expansión cósmica debió originarse en aquel instante, que solemos llamar el Big Bang. Pero insisto, esto no quiere decir que el cosmos se originase en aquel instante.

– ¿Cuáles son las otras alternativas, qué hubo antes del Big Bang?

Hay diferentes teorías, pero realmente ninguna aceptada. Algunas plantean que, efectivamente, el universo se originó en el Big Bang, como la llamada ‘propuesta de no-frontera’ de Stephen Hawking y James Hartle, que es una versión cuántica del Big Bang de la relatividad general, donde el universo surge de la nada. Yo particularmente no soy un gran fan de esas ideas.

Otro ejemplo es el de la teoría cuántica de lazos que, por el contrario, sugiere que el Big Bang fue un gran rebote, donde el universo dejó de contraerse y comenzó a expandirse, lo que implicaría que entonces no se originó en ese instante. Otra idea es que el cosmos no nació en el Big Bang, pero sí el concepto de tiempo. Las propuestas sobre la mesa son fascinantes. Aquí el ser humano tiene un reto intelectual enorme, y daría lo que fuera por conocer la respuesta durante mi tiempo de vida.

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«Una de las teorías sugiere que el Big Bang fue un gran rebote, donde el universo dejó de contraerse y comenzó a expandirse, lo que implicaría que entonces no se originó en ese instante»
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– En cualquier caso, ¿del vacío puede surgir algo?

Por mucho que sorprenda, la respuesta es que sí. La razón por la que nos parece imposible es debido a la imagen idealizada que tenemos del concepto de vacío, que asociamos al concepto de la ‘nada’, pero no es lo mismo. La nada como tal no existe en la naturaleza. Sin embargo, el vacío se define como el estado de mínima energía que puede alcanzar un sistema, y esto no implica que deba ser igual a cero, ni que no haya nada dentro.

La física cuántica nos enseña que el vacío tiene estructura interna, y como consecuencia se puede interaccionar con él. Por ejemplo, al inyectar energía en el vacío se pueden crear pares de partículas espontáneamente. De hecho es lo que ocurrió en el universo temprano como consecuencia de la expansión cósmica, y es el origen de las estructuras que observamos a en el universo, incluyéndonos a nosotros mismos.

– Tras el Big Bang, en menos que la trillonésima parte de un segundo se produce la inflación cósmica, una expansión colosal y ultrarrápida del universo. ¿Esto se puede demostrar con experimentos?

«Por mucho que sorprenda, del vacío puede surgir algo. La física cuántica nos enseña que se puede interaccionar con él. Inyectando energía en el vacío se pueden crear partículas espontáneamente, y es lo que ocurrió en el universo temprano»
Pensamos que sí, pues de otra manera la inflación no podría ser considerada como una teoría científica, pero no es sencillo, pues fue un fenómeno que ocurrió en el pasado remoto. De la misma forma que estudiamos la vida de nuestros antepasados prehistóricos a través de sus restos, los cosmólogos intentan recolectar el equivalente a las pinturas rupestres que la inflación dejó en el cosmos: el fondo cósmico de microondas, cuya temperatura y polarización se pueden analizar.

Las futuras observaciones sobre la polarización nos ayudarán en esta tarea. Además, la teoría de la inflación es lo suficientemente maleable como para adaptarse a lo que podamos observar, y por ello muchos científicos piensan que no es refutable. La recopilación de suficientes datos acabará por convencernos sobre la idoneidad o no de la inflación para describir el origen de las estructuras cósmicas.

– ¿Cómo se expandió luego el universo sobre la nada, si has dicho que no existe?

No hay duda de que el universo se expande, pero para hacerse una imagen intuitiva es necesario entender primero qué se quiere decir con expansión. La teoría de Einstein nos dice que significa que el propio espacio está creciendo y arrastrando con él a las galaxias, alejándolas unas de otras.

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«En la expansión del universo, el propio espacio es el que crece y arrastra las galaxias, alejándolas unas de otras. Estas son como las semillas de un pan, que no se desplazan a través de la masa, sino que se mueven con ella según crece»
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Algo similar ocurre con las semillas espaciadas en la masa de un pan, que se alejan unas de otras cuando se cuece: las semillas no se separan entre sí porque se desplacen a través de la masa, sino porque se mueven con ella al crecer. El problema es que nuestra intuición tiende a ver esta expansión desde ‘fuera’, imaginándose al universo creciendo dentro de un contenedor que lo alberga, pero eso no tiene sentido.

La expansión cósmica solo tiene sentido verla desde ‘dentro’. El universo, por definición, es todo lo que existe, de modo que, sea finito o infinito, no puede estar metido dentro de nada, aunque a nuestra mente le sea muy difícil crearse una imagen de esto.

– Uno de los primeros académicos en proponer la expansión del universo y esbozar lo que sería el Big Bang fue el sacerdote, matemático y astrofísico Georges Lemaître. ¿Se puede creer en Dios y seguir el método científico?

Creo que sí, y Lemaître fue un claro ejemplo. Ciencia y religión son aspectos tan diferentes del pensamiento humano, que no deben entrar en competición. La religión, en particular la católica, se basa en el axioma de la fe, el cual implica la creencia absoluta en un ser divino, y no contempla la posibilidad de probar o refutar su existencia. Por tanto, sus principios son distintos a los de la ciencia, pero no se tienen que quitar espacio una a la otra.

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«Ciencia y religión son aspectos tan diferentes del pensamiento humano que no deben entrar en competición, pero es un error cuando individuos concretos mezclan argumentos científicos y religiosos para justificar los unos a partir de los otros»
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Otro tema diferente es que individuos concretos tiendan a mezclar argumentos científicos y religiosos, tratando justificar los unos a partir de los otros. Eso es un error, como decía Lemaître, quien sostuvo que ciencia y religión son dos aspectos complementarios que han de explorarse por separado. Yo no soy religioso, pero comparto la posición de Lemaître.

– ¿En qué punto de comprensión del universo estamos hoy?

Actualmente entendemos con precisión la historia del universo durante los últimos 13.800 millones de años: cómo se formaron los núcleos atómicos, más tarde los átomos y cómo estos han evolucionado para formar estrellas y galaxias. Este conocimiento es uno de los mayores hitos de la humanidad, que no debería dejar a nadie indiferente. Pero al mismo tiempo, aún desconocemos muchas cosas.

La materia y la energía oscura, que juntas componen el 95% del contenido energético del universo actual, son un gran misterio, y es probable que su entendimiento nos depare una revolución científica. Sabemos muy poco sobre qué fue ese instante que llamamos Big Bang y no estamos seguros si el universo tuvo una fase inflacionaria, o lo que ocurrió fue algo diferente. Son los grandes desafíos de la cosmología actual.

– ¿Cómo será el futuro del universo?

«El futuro del universo parece que será aburrido y monótono, expandiéndose por siempre hasta acabar apagándose poco a poco, con el tiempo congelado, aunque para estar seguros tenemos que entender el misterio de la energía oscura»

Todo indica que será aburrido y monótono. Más concretamente, parece que el cosmos continuará expandiéndose por siempre, incluso cada vez más rápido. Las estrellas terminarán agotando su combustible, explotando o dejando fríos remanentes, muchos de los cuales acabarán cayendo dentro de agujeros negros, los cuales a su vez terminarán evaporándose, transformando la materia que han engullido en radiación, debido al llamado efecto Hawking. La expansión enfriará esa radiación, y el universo se irá apagando poco a poco, hasta que cese toda actividad.

Una vez que nada interesante pueda ocurrir en el cosmos, podemos decir que el tiempo físico, medido a través de los cambios en la materia o en la gravedad, se detiene. En este sentido, el tiempo terminaría congelándose.

– ¿No existe alguna otra posibilidad?

Bueno, eso lo que ocurrirá si la energía oscura, que es la causante de que el cosmos se expanda cada vez más rápido, continúa actuando tal y como lo hace ahora. Pero puesto que no sabemos con certeza qué es esta energía oscura, no podemos descartar otras posibilidades, como por ejemplo que su efecto cese o cambie en el futuro, que la expansión del universo se frene, hasta incluso hacer que este vuelva a contraerse. Todo parece indicar que esto no será así, pero tenemos que entender mejor el misterio de la energía oscura para estar seguros.

Fotos y videos de esta entrevista en: https://www.agenciasinc.es/Entrevistas/No-estamos-seguros-de-que-el-universo-comenzara-en-el-Big-Bang

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

David Gómez-Ullate, matemático que analiza datos sobre el coronavirus en España:»Para luchar contra la pandemia necesitamos transparencia y acceso a buenos datos»

Un grupo de investigadores españoles ha puesto en marcha la Acción Matemática contra el Coronavirus para ayudar a predecir el número de personas que se contagiarán, hospitalizarán, saldrán adelante o fallecerán por COVID-19. La incertidumbre sobre el número actual de infectados es el principal escollo, según explica uno de los participantes en este proyecto colaborativo.

Por: Enrique Sacristán

16/4/2020

Tras recorrer diversos centros internacionales, el matemático David Gómez Ullate hoy investiga en la Universidad de Cádiz. / D. Gómez-Ullate

No es la primera vez que utiliza las matemáticas para realizar predicciones, pero en medio de la pandemia de COVID-19 su objetivo ahora es prever aspectos relacionandos con esta emergencia sanitaria, como la ocupación de las UCI.

El investigador David Gómez-Ullate (Madrid, 1973) hoy trabaja en la Universidad de Cádiz, aunque ha pasado por diversos centros internacionales y es profesor de Matemática Aplicada en excedencia de la Universidad Complutense de Madrid.

Actualmente es miembro del comité de expertos de la Acción Matemática contra el Coronavirus, una iniciativa del Comité Español de Matemáticas para ayudar en esta crisis.

– ¿Qué actividad desarrolla esta acción matemática?

Principalmente coordinar el esfuerzo de la comunidad matemática y estadística española para dar solución a las peticiones relacionadas con el coronavirus y la enfermedad COVID-19 que nos llegan de las autoridades.

Se realizan predicciones, se desarrollan informes y estudios en grupos de trabajo, se transmiten llamamientos de colaboración a equipos de investigación nacionales y se elevan recomendaciones a las administraciones autonómicas y estatales.

“Algunos modelos pueden predecir la evolución de las series de datos que publica el Instituto de Salud Carlos III, como el número de contagios, las personas hospitalizadas, en UCI o los fallecimientos”

– ¿Qué parte de las matemáticas se aplica para modelizar y hacer predicciones?

Ecuaciones diferenciales y sistemas dinámicos, sistemas complejos y física estadística, análisis de series temporales, modelos bayesianos, ajustes a distribuciones estadísticas, simulación de procesos estocásticos, etc.

En el futuro esperamos utilizar aprendizaje automático o machine learning, pero para ello necesitamos recopilar más y mejores datos. Los que disponemos hasta ahora son escasos y a veces poco fiables.

– ¿De dónde obtenéis los datos y qué podéis predecir respecto a esta pandemia?

Por una parte, existen modelos que predicen el comportamiento o evolución de las series oficiales de casos positivos, hospitalizados, ingresados en UCI o fallecidos a partir de la información que publica a diario la web del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), aunque estamos teniendo un problema con los datos que facilitan las comunidades autónomas.

Estos modelos son útiles para realizar predicciones a corto plazo y capturar la tendencia, pero no para entender la dinámica subyacente. Otros modelos epidemiológicos permiten modelar diferentes escenarios y hacer predicciones a largo plazo, pero contienen parámetros que son difíciles de estimar.

– ¿Cuál es el problema con los datos de las CC AA?

Algunas envían el número de pacientes ingresados en una fecha concreta, mientras que otras mandan el dato acumulado del número total de pacientes que han necesitado ingreso hasta esa fecha. Y por si fuera poco, algunas comunidades autónomas cambian de criterio a mitad de la serie sin corregir los datos anteriores.

Así es muy difícil trabajar. El comité está haciendo peticiones constantes de acceso a mejores datos, pero ahora mismo no nos están llegando.

– ¿Cuántos grupos españoles se han presentado hasta ahora a la Acción Matemática contra el Coronavirus?

“El Comité Español de Matemáticas está haciendo peticiones constantes de acceso a mejores datos de las comunidades autónomas, porque ahora mismo no están llegando”

Más de 200 investigadores han puesto sus grupos a disposición de esta acción en diferentes líneas de trabajo. En particular, en lo que llamamos ‘predicción cooperativa’ estamos recibiendo contribuciones de 53 grupos de investigación, pero no todos envían predicciones para todas las comunidades autónomas o variables del estudio.

Además, se están desarrollando otro tipo de modelos más centrados en la logística: ocupación de camas en las UCI, optimización de ruta para recogida de material sanitario, planificación de turnos de personal, etc.

– ¿Cómo funcionan los modelos de predicción cooperativa?

Solo trabajan con cantidades para las que existan datos oficiales, como los del ISCIII. En este caso se realizan predicciones con un horizonte de unos siete días, de manera que luego se puede verificar el grado de acierto.

La predicción colectiva es más robusta que un modelo individual, aunque de estos haya unos mejores que otros, pero eso no es lo importante. Mediante un metapredictor se combinan todos los modelos asignando más confianza a aquellos que en los últimos días han obtenido mejores resultados en la predicción.

– Si varios modelos ofrecen conclusiones distintas, como ha ocurrido sobre el posible colapso de las UCI o hasta qué punto se debían de endurecer las medidas de confinamiento, ¿a cuál hacer caso?

Los modelos de predicción cooperativa no analizan esas cuestiones. Modelizar los posibles escenarios de salida del confinamiento, o cómo la situación de movilidad afecta al ritmo de contagios, requiere de otros modelos bastante más complejos.

El principal problema de la modelización aquí es la ausencia de datos. Sería muy importante disponer de los que ya se están recopilando a través de las aplicaciones móviles. Es muy difícil realizar predicciones cuando existe tal grado de incertidumbre sobre el número actual de infectados.

“Esperamos que con el estudio de seroprevalencia que se acaba de poner en marcha tengamos una imagen más precisa del número de infectados e inmunizados que hay en España”

– ¿Puede ayudar el estudio de seroprevalencia que se acaba de poner en marcha?

Esperemos que con esta encuesta epidemiológica tengamos una imagen más precisa del número de infectados e inmunizados que hay en España.

Por comparar, en Francia y en Italia, en las zonas más afectadas, se está reportando un 10-15 % de población inmunizada, así que estaríamos todavía lejos de la inmunidad de grupo. Por este motivo hay que extremar la cautela y mantener las medidas de confinamiento.

– ¿Trasladan sus resultados al Gobierno para que tomen decisiones?

Existen contactos con varios ministerios y con el equipo del doctor Fernando Simón. Me consta que se han elevado informes y propuestas en varios ámbitos de la actividad que desarrollamos dentro de la Acción Matemática contra el Coronavirus.

– ¿Cuál es su papel dentro del comité de expertos?

Participo en varios grupos de trabajo, y coordino uno en el que estamos desarrollando una herramienta para predecir la ocupación de camas en unidades de cuidados intensivos en los centros hospitalarios de Andalucía. Aunque en los próximos días introduciremos mejoras, los resultados generales y por provincias para los próximos diez días se pueden consultar en una web que se actualiza a diario.

“Aunque sea difícil quedarse en casa, debemos mantener esta situación hasta que tengamos indicios más fuertes de que la epidemia está controlada”

– ¿Se podría aplicar esta herramienta en otras comunidades autónomas?

Sí, en cualquier lugar, siempre que existan datos de ocupación de camas, aunque con la salvedad de que los tiempos de estancia en UCI y en hospital se han estimado en una región concreta, y podría haber variaciones.

Navarra y el País Vasco fueron las primeras que pusieron en marcha este tipo de herramientas. Mi colega del comité Fermín Mallor, de la Universidad Pública de Navarra, tiene un modelo similar adaptado a los datos de esa comunidad. En Galicia también están haciendo estudios parecidos, pero no todas las comunidades autónomas nos están proporcionando los microdatos de hospitalizaciones necesarias para llevar a cabo este tipo de estudio.

– ¿Alguna recomendación final para luchar contra el coronavirus?

Aunque sea difícil permanecer aislados en casa, debemos mantener esta situación hasta que tengamos indicios más fuertes de que la epidemia está controlada. Lo que necesitamos ahora es transparencia y acceso a los datos para entender mejor la pandemia y poder luchar contra ella.

Cuando esté controlada, la tecnología de aplicaciones móviles para el seguimiento de contagios también desempeñará un papel crucial para evitar medidas tan drásticas como el confinamiento global y atajar los nuevos brotes en su fase inicial.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons

Marion Koopmans, viróloga en el grupo asesor de la Comisión Europea sobre COVID-19: “Hay que repensar la detección de la enfermedad para adelantarnos a nuevos brotes”

Los brotes como el coronavirus serán más frecuentes en el futuro, por eso Marion Koopmans, jefa del departamento de ciencias víricas del Centro Médico de la Universidad Erasmus en Rotterdam, señala que es necesario afrontar estas enfermedades como un programa Apolo de nuestro tiempo en términos de esfuerzo, tecnología y escala de lo que se requiere.

Richard Gray
6/4/2020

La profesora Marion Koopmans en su laboratorio. / Erasmus MC

Marion Koopmans (Países Bajos, 1956) es miembro del recientemente establecido grupo asesor de la Comisión Europea sobre COVID-19 y es coordinadora del proyecto VEO (Observatorio Versátil de Enfermedades Infecciosas Emergentes), que está desarrollando técnicas para detectar nuevas enfermedades infecciosas a medida que van surgiendo y hacer un seguimiento de las mismas cuando surgen.

Gran parte de lo que ya han aprendido se está utilizando en la lucha mundial contra la nueva pandemia de coronavirus.

– ¿Qué son las enfermedades emergentes?

Son enfermedades que circulan en las poblaciones humanas o animales hasta cierto punto, pero cuando hay un cambio de algún tipo, conducen a un brote. En el caso de la COVID-19, por ejemplo, saltó la barrera de la especie de los animales para convertirse en un nuevo virus en los seres humanos.

– ¿Por qué surgen nuevas enfermedades como esta?

Cuando revisamos lo que ha sucedido en los brotes de enfermedades emergentes, lo que vemos es que algo ha cambiado. Cada vez más humanos comparten el mundo, y mientras tratamos de alimentarlos y acomodarlos, esto lleva a la pérdida de hábitat para los animales salvajes.

“Cuando revisamos lo que ha sucedido en los brotes de enfermedades emergentes, lo que vemos es que algo ha cambiado”

Esta perturbación puede conducir a un cambio en el comportamiento animal que los pone en contacto más estrecho con los humanos. Así que podríamos ver un bosque que se está talando u operaciones de minería que expulsan a los animales de su hábitat habitual. Estas interacciones son un motor importante ya que aumentan la posibilidad de que una enfermedad cruce la barrera de la especie hacia los humanos.

El cambio climático también tiene un impacto en las enfermedades (existentes) al permitir que se trasladen a nuevas zonas. Los disturbios sociopolíticos son igualmente importantes ya que pueden traer desigualdad o el colapso de los sistemas de salud, lo cual puede ser un riesgo.

– ¿Qué tipos de patologías corren el riesgo de convertirse en brotes en el futuro?

En VEO, hemos agrupado las enfermedades en diferentes escenarios que cubren muchas formas posibles de causar brotes. El primero se centra en las enfermedades transmitidas por vectores: virus, bacterias o parásitos que pueden infectar a los humanos, pero que son transmitidos por animales, típicamente insectos como mosquitos o garrapatas. La malaria y la enfermedad de Lyme son buenos ejemplos de ello. Podríamos ver ciertas especies de mosquitos portadores de malaria que aparecen en nuevas zonas a medida que el clima cambia.

Luego tenemos las enfermedades zoonóticas, que son transportadas por aves o animales salvajes y luego saltan la barrera de las especies para infectar a los humanos. Hay muchos ejemplos de esto, como la gripe y el Ébola.

También estamos buscando patógenos ocultos que podrían ser liberados en el futuro, como las enfermedades que actualmente están atrapadas en el permafrost pero que podrían emerger al derretirse este.

Por último, tenemos infecciones raras que podrían convertirse en un problema en poblaciones urbanas de rápido crecimiento y alta densidad.

– ¿Qué ha revelado la COVID-19 sobre nuestra capacidad de detectar nuevas enfermedades?

La detección de enfermedades se centra principalmente en aquellas que ya conocemos. Tenemos redes de vigilancia que buscan enfermedades específicas como la gripe, el norovirus o el sarampión. La forma en que está organizada la detección es de patógeno a patógeno. Esto significa que todavía tenemos un enfoque reactivo para hacer frente a estas enfermedades una vez que se convierten en un brote.

“Si podemos repensar nuestros modelos de detección de enfermedades, podemos adelantarnos asegurándonos de que ya tenemos tests disponibles y de que no habrá una escasez de reactivos críticos”

– ¿Qué intenta hacer el proyecto VEO?

Queremos ser capaces de ver mejor estas enfermedades desde un enfoque diferente que mire todo para que podamos detectar algo antes de que se convierta en un problema importante.

– ¿Cómo lo puede conseguir?

Para cada uno de los escenarios de enfermedades emergentes, estamos viendo cuáles podrían ser los vectores. Así que, si estoy viendo las enfermedades transmitidas por mosquitos, veremos cómo influye la cantidad de mosquitos que tenemos, qué especies, qué clima y qué hábitats son importantes para que florezcan especies específicas de mosquitos. ¿Existen condiciones que podrían traer enfermedades tropicales? ¿Hay personas en estas áreas? ¿Cómo se están comportando? Empezamos a juntar toda esta información de diferentes tipos de conjuntos de datos hasta que vemos una convergencia de los factores de riesgo.

– ¿Cuál es la ventaja de proceder de esta manera?

Considerando lo que ha pasado con el coronavirus, hemos tenido que montar todo desde cero y eso significa que el número de casos está superando nuestra capacidad de diagnosticarlos. No esperamos tener pruebas claras y escalables de anticuerpos hasta dentro de un par de meses.

Si podemos repensar nuestros modelos de detección de enfermedades, podemos adelantarnos asegurándonos de que ya tenemos tests disponibles y de que no habrá una escasez de reactivos críticos que necesitamos para esas pruebas de diagnóstico. Podemos empezar a buscar tratamientos y desarrollar vacunas. Pero solo se puede hacer eso si eres capaz de ver estos eventos venir.

– ¿Qué sucede cuando se identifica un riesgo?

Al principio se levanta una bandera y se intensifica la vigilancia en esa zona. Pero no sabemos lo que estamos buscando, así que tenemos que usar técnicas que nos permitan detectar cualquier cosa fuera de lo común que pueda estar allí. Una de las técnicas más poderosas que tenemos para hacer eso en este momento es la metagenómica.

“Afrontar estas enfermedades es como un programa Apolo para nuestro tiempo en términos de esfuerzo, tecnología y escala de lo que se requiere”

– ¿Qué es y por qué es tan útil?

Es exactamente lo que los chinos han empleado cuando empezaron a ver pacientes con neumonía desconocida. Ninguno de los diagnósticos usuales eran negativos o no estaban claros, así que llevaron a cabo análisis metagenómicos en muestras de esos pacientes. Aquí es donde se mira todo el material genético que hay. Puedes encontrar de cinco a diez millones de piezas de material genético de todo tipo de bacterias y virus, y luego lo comparas con muestras de personas sanas. Estás buscando algo que se destaca como inusual. Así es como descubrieron por primera vez el nuevo coronavirus.

– ¿Cómo está contribuyendo ahora VEO al esfuerzo global contra el coronavirus?

Estamos trabajando mucho para traducir los datos genéticos que tenemos sobre el virus en herramientas que podamos usar contra él. Una parte de eso es usarlo para desarrollar pruebas de diagnóstico rápido y particularmente la filogenia (cómo muta el virus a medida que se propaga) que es una herramienta crítica para tratar de entender cuán extendido está el virus y si pudiera haber ya algún nivel de inmunidad en la población.

Estamos tratando de usarla para entender también por qué los niños no se enferman tanto como las personas mayores. También estamos rastreando la diversidad del virus a medida que se propaga por el mundo.

Un tercer elemento también es trabajar con las redes sociales Hay epidemiólogos digitales que están tratando de rastrear las fuentes de Twitter para entender cómo la enfermedad podría estar propagándose a partir de nuevos informes, por ejemplo. Esto ha sido abrumador debido al gran volumen de información que se está compartiendo.

Estamos utilizando las redes neuronales para analizar qué está impulsando la información y de dónde viene la información fiable. Uno de los primeros informes sobre el brote de coronavirus fue sobre una enfermedad desconocida en un periódico chino. Este es el tipo de cosas que ahora estamos tratando de recoger. Y por supuesto, también estamos tratando de predecir cuál será la próxima enfermedad emergente.

– ¿Cuánto queda para poder lograrlo?

El proyecto lleva solo unos meses, pero sabemos que eventos de brotes como estos probablemente se vuelvan más comunes en el futuro debido al crecimiento de la población humana, el cambio climático y el cambio en el uso de la tierra que está ocurriendo en todo el mundo. Enfermedades como el virus Nipah (que se propaga por murciélagos y puede pasar a los humanos a través de cerdos infectados) y otras infecciones respiratorias y neurotrópicas transmitidas por murciélagos son de particular preocupación.

Afrontar estas enfermedades es como un programa Apolo para nuestro tiempo en términos de esfuerzo, tecnología y escala de lo que se requiere. Si podemos adelantar el proceso de detección para poder detectar los brotes que se avecinan, podemos movernos muy rápido contra ellos, rastrearlos y desarrollar vacunas para mantenerlos bajo control.

La entrevista original en inglés se ha publicado en la revista Horizon Magazine.

Fuente:
SINC

¿Más dudas sobre el coronavirus? Así responden los expertos

¿Ibuprofeno o paracetamol? ¿La pérdida de olfato es un síntoma asociado al SARS-COV-2? ¿Funcionan las mascarillas caseras? La pandemia de COVID-19, que comenzó hace ya tres meses en China, todavía genera más preguntas que respuestas. En Sinc hemos recopilado las principales cuestiones que siguen surgiendo estos días sobre esta enfermedad.

María Marín
26/3/2020

La sociedad tiene muchas preguntas aún sobre la pandemia de COVID-19. / AdobeStock

CUESTIONES BÁSICAS

– ¿Funcionan los medicamentos que se están probando en España?

El Ministerio de Sanidad ha elaborado un protocolo para el manejo y tratamiento de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) complementa este protocolo y actualiza los medicamentos disponibles.

Así, aunque hay numerosos ensayos clínicos en marcha, no existe por el momento evidencia procedente de estudios clínicos controlados que permitan recomendar un tratamiento específico para el SARS-CoV-2.

Según la AEMPS, en España se han autorizado dos ensayos clínicos con remdesivir, un medicamento que se desarrolló inicialmente para el ébola y que ha tenido buenos resultados en el primer caso de infección respiratoria por coronavirus en EE UU.

En China también están en marcha dos ensayos clínicos aleatorizados y controlados con tratamiento estándar, uno en pacientes con enfermedad moderada y otro con patología grave.

Otras sustancias que ya se están evaluando son la cloroquina e hidroxicloroquina, inicialmente usadas contra la malaria. Su eficacia se está comprobando en al menos 23 ensayos clínicos (principalmente en China). La Comisión Nacional de Salud del país asiático ya ha incluido este fármaco en sus últimas pautas de tratamiento para la neumonía por SARS-CoV-2. Sin embargo, al no disponer de datos, se considera que el nivel de evidencia todavía es bajo.

El lopinavir/ritonavir, un antirretroviral para el tratamiento del VIH, también ha sido parte de la terapia recomendada por las autoridades sanitarias chinas. Se han publicado los resultados de un ensayo clínico aleatorizado, controlado y abierto en pacientes adultos hospitalizados.

– Si tengo fiebre, ¿será mejor que tome ibuprofeno o paracetamol?

Hace unos días surgió la polémica sobre la incidencia negativa que podía tener el ibuprofeno en las personas con COVID-19. El origen fue el comunicado del ministro de Sanidad francés, Olivier Véran, al alertar de que “tomar ibuprofeno y otros medicamentos antiinflamatorios podría empeorar la infección por coronavirus”.

Ante la situación de incertidumbre que se generó en la población y la cantidad de bulos que circulan por las redes, la AEMPS informa de que no existe ningún dato que permita afirmar un agravamiento de la infección con el ibuprofeno u otros antiinflamatorios no esteroideos, por lo que no hay razones para que los pacientes que estén en tratamiento crónico con estos medicamentos los interrumpan.

No obstante, recuerdan que la primera alternativa para el tratamiento de la fiebre es el paracetamol, como también confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).

– ¿Por qué hay personas asintomáticas? ¿Cómo pueden estos contagiar el virus?

La principal forma de propagación de la enfermedad es a través de las gotículas respiratorias expelidas al toser. Aunque el riesgo de contagio para alguien que no presente ningún síntoma es muy bajo, muchas personas que contraen la enfermedad solo presentan síntomas leves, particularmente en las primeras etapas de la enfermedad. De ahí que sea posible contagiarse de alguien que, por ejemplo, solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo.

“Probablemente el virus se multiplica fácilmente en vías respiratorias altas y luego baja al pulmón, donde causa patología respiratoria. En estos momentos puedes no tener síntomas o pasar por un leve resfriado. Sin embargo, la carga viral es alta y al hablar y toser se liberan partículas del virus que pueden propagar la infección. Los otros coronavirus no se multiplicaban tan bien en dichas vías respiratorias altas, sino en las bajas, pulmón y tráquea, por lo que la transmisión era más difícil en individuos asintomáticos”, declara a Sinc Sonia Zúñiga, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología (CNB).

– ¿La pérdida de olfato es un síntoma asociado a la COVID-19?

Las dudas sobre la anosmia (pérdida repentina del olfato) surgieron a raíz de que algunas sociedades médicas la relacionaran como un posible síntoma del coronavirus. Sin embargo, ni el Ministerio de Sanidad ni la OMS reconocen este problema como posible síntoma.

“No se ha recibido de momento ninguna referencia científica sólida sobre esto. En el caso de que hallemos alguna relación con este punto se comunicará de forma inmediata”, confirmó el pasado jueves 19 de marzo, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).

– Si el aumento de temperatura disminuye la resistencia del virus, ¿por qué hay infectados en los países donde ahora es verano?

La OMS explica que, según las evidencias existentes hasta ahora, el virus que causa la COVID-19 puede ser transmitido en todas las zonas, incluyendo las áreas con clima cálido y húmedo. Asimismo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) aclaran en su web que “aún se desconoce si el tiempo y la temperatura afectarán a la propagación del SARS-COV-2”.

RUTINAS DE PREVENCIÓN

– ¿Es útil ponerse una mascarilla para salir de casa?

Si no se presentan los síntomas respiratorios característicos de la COVID-19 (sobre todo, tos) o no se cuida de una persona que pueda haber contraído esta enfermedad, la OMS afirma que no es necesario llevar puesta una mascarilla clínica. Es importante recordar que las mascarillas desechables solo se pueden utilizar una vez y que, si no es preciso, estás malgastando este material en un momento en el que se están agotando en todo el mundo.

– ¿Funcionan las mascarillas caseras?

“No garantizamos al 100 % la eficacia de una mascarilla casera frente al virus. Sin embargo, sí son una barrera ya que los virus se pueden encontrar en aerosoles y en gotitas de saliva. Deberíamos usar siempre protección cuando estemos atendiendo a mayores o al ir a la compra, pero dejar las mascarillas buenas para los que más lo necesitan”, confirma a Sinc Beatriz Novoa, investigadora del CSIC.

– ¿Qué tareas domésticas de desinfección doméstica debo incluir en mi rutina?

La OMS ha lanzado varias recomendaciones para protegernos de la propagación, entre las que destacan el lavado de manos frecuente con agua y jabón, mantener una distancia mínima de un metro entre una persona que tosa y tú, evitar tocarse las manos, la nariz y la boca, taparse con el codo al toser o estornudar y, sobre todo, permanecer en casa. Además, si tienes una mascota, tendrás que tomar algunas medidas específicas.

EVOLUCIÓN DEL VIRUS

– ¿Me puedo volver a contagiar?

“Si un paciente se ha curado y ya es seropositivo, es decir, tiene defensas inmunológicas, lo estándar sería que no se volviera a infectar”, confirma a Sinc Luis Enjuanes, virólogo del CNB y el mayor experto español en coronavirus. Dicho esto, según el investigador, hay otras explicaciones que explicarían porque otras personas se han vuelto, supuestamente, a contagiar.

“La más simple es que, en realidad, los pacientes que se vieron negativos lo fueron porque, aunque en la zona del tejido en la que se tomaron muestras no tenían ya virus, sí persistían en otros tejidos –se sabe que en la familia de los coronavirus el virus puede durante a veces hasta tres meses–”, confirma el virólogo.

“Además, cuando la presencia del virus disminuye, la respuesta inmunitaria también baja y entonces puede ocurrir que este presente un reservorio en un tejido determinado en el que circula menos sangre y linfocitos de defensa, y se vuelva a reactivar después”, recalca.

– ¿El próximo invierno volverá este virus?

Según han contado Luis Enjuanes, para los epidemiólogos el número de infectados es 10 veces superior a los detectados en los hospitales. De esta manera, habría muchos más contagiados actualmente en las que la enfermedad cursaría como una infección leve, lo que facilitaría que el virus se quedara en la población y se vaya atenuando.

“Los coronavirus activos humanos ya están todos muy atenuados y apenas causan un refriado común de invierno. Yo espero que con este pase lo mismo. Si el virus se atenúa, se disemina con mucha facilidad y puede tener luego vueltas cada invierno, como hace el virus de la gripe, que es estacional. Creo que esto es bastante probable”, manifiesta Enjuanes.

– ¿Los test de detección también identifican las nuevas cepas del SARS-COV-2?

Hay dos supuestas cepas, L y S, en las que se ha producido un cambio mínimo, que no parece que tenga que ver con la virulencia o transmisibilidad, según los datos disponibles.

“Con este cambio, los test de detección reconocerían ambos tipos de virus, dado que todos los test de RT-PCR que se hacen en el mundo reconocen partes del genoma del virus que no cambian apenas entre las distintas cepas que están apareciendo”, explica Zúñiga.

UNA MIRADA AL FUTURO

– ¿Qué implica llegar al pico de infección?

“Llegar al pico de infección no implica haber controlado el problema. Implica que tenemos que redoblar los esfuerzos para garantizar que no damos un paso atrás”, confirmó Fernando Simón en la rueda de prensa del pasado lunes 23 de marzo.

Para explicar la llegada de ese pico a nivel nacional, los científicos utilizan el número básico de reproducción (R0), el número de casos secundarios que genera cada caso de la enfermedad.

“Ese número varía en cuanto cambiamos el patrón de contacto social. El objetivo es hacer que el número de casos secundarios promedio que produce cada caso se reduzca a menos de uno. Si lo conseguimos, empezaremos a disminuir dramáticamente la transmisión de la enfermedad. Hasta que eventualmente llegáramos a una transmisión 0”, cuenta Simón.

– ¿Cuánta gente se está curando?

Según los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad, actualizados el día 24 de marzo de 2020 a las 20:00, del número total de afectados –47.610–, un total de 5.367 ya se han recuperado.

– ¿La vacuna llegará a tiempo para la próxima oleada de COVID-19?

Luis Enjuanes explica que el prototipo de la vacuna que está usando China es conceptualmente sencillo y, casi con seguridad, estará listo en otoño. “Expresa la proteína S del virus, que es la que le sirve para unirse a la célula del hospedador y la mayor inductora de anticuerpos protectores. Es una medicación basada en un vector previo conocido hace años, con lo cual parece creíble que esta vacuna esté lista en otoño”, concluye.

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Alfonso Valencia, director del Instituto Español de Bioinformática: “En el MareNostrum llevamos semanas probando millones de fármacos contra el coronavirus”

El grupo de investigación que lidera el bioinformático es uno de los seleccionados por la Comisión Europea para encontrar con urgencia posibles fármacos contra la COVID-19 a través del superordenador más potente de España.

Por: Mónica G. Salomone
24/3/2020

El bioinformático Alfonso Valencia, director del Instituto Nacional de Bioinformática (INB) y expresidente de la Sociedad Internacional de Biología Computacional, fue de los primeros en España en aplicar el poder de los ordenadores al estudio de la vida. Tras liderar durante más de una década el programa de Biología Estructural y Biocomputación en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en 2016 se trasladó al Barcelona Supercomputing Centre (BSC), donde dirige el departamento de Ciencias de la Vida.

Su grupo participa en uno de los proyectos que la Comisión Europea ha financiado con urgencia para investigación sobre el coronavirus, y esperan arrancar pronto otros dos proyectos más. “Llevamos semanas ensayando en el superordenador MareNostrum la eficacia potencial de compuestos contra el SARS-CoV-2”, afirma. “Ensayaremos millones de compuestos, incorporando a los modelos los resultados experimentales que se van produciendo constantemente”.

Valencia explica también la importancia de identificar el origen animal de la epidemia, aún desconocido, y recuerda que “es imprescindible” que los datos científicos estén disponibles.

– Cuando comenzó la cuarentena escribió en Twitter que tendría más tiempo para leer y la jardinería. ¿Cómo lo lleva?

Si algo estamos aprendiendo es que no se pueden hacer planes. Tanto yo como todos mis colegas estamos ahora más ocupados que nunca, trabajando en los nuevos proyectos sobre coronavirus e intentando continuar con el trabajo del grupo de investigación, redes e infraestructuras, a la vez que intentamos contribuir a iniciativas sociales sobre la epidemia. Así que, de momento, ni jardinería ni lecturas. Eso sí, con una cierta disciplina en hacer ejercicio y mantener el contacto con familia y amigos.

– La Comisión Europea les ha concedido un proyecto en una convocatoria de urgencia para investigar en fármacos y vacunas contra el coronavirus. ¿En qué consiste?

Tenemos varias líneas abiertas para generar modelos utilizando la información genómica y las estructuras de proteínas del SARS-CoV-2. Estos modelos ayudarán a diseñar tanto fármacos como anticuerpos específicos y potencialmente, vacunas. En el proyecto que ha concedido ahora la Comisión estamos probando computacionalmente la eficacia contra el coronavirus de muchos compuestos ya conocidos para que nuestros colegas los ensayen en varios sistemas experimentales.

– ¿Cómo se prueba computacionalmente un compuesto?

Hay grandes librerías de compuestos que se están utilizando como fármacos en otras enfermedades. Los modelos computacionales que aplican grupos como el de Víctor Guallar (BSC) permiten probar en el ordenador si estas moléculas encajan químicamente con las proteínas del virus para poder inactivarlas. La proteína que usa el virus para entrar a la célula sería una posible diana de estas moléculas, pero también otras con actividades bioquímicas conocidas. Los que se unen pasan a las siguientes etapas de ensayo, en células y animales. Es el proceso habitual del diseño racional de fármacos que ahora estamos acelerando al máximo gracias a las capacidades de supercomputación de MareNostrum.

– ¿De cuántos compuestos estamos hablando?

Hay muchos, en MareNostrum llevamos semanas ensayando millones de compuestos. Lo ideal sería que encontrásemos actividad en un fármaco que ya esté aprobado para uso humano, así adelantaríamos mucho.

– ¿Podría haber resultados pronto?

Hay partes del proceso que se pueden acelerar, pero otras tienen inevitablemente sus tiempos. Nuestros modelos computacionales son parte de un proceso que incluye la validación experimental. Y aspectos como el crecimiento de un cultivo celular o la respuesta de un animal a un ensayo tienen un tiempo biológico que no se puede cambiar. Además, los resultados deben ser sólidos y requieren demostración y validación. Trabajamos lo más rápido que podemos, pero para ciertos pasos no hay atajos.

– ¿Podría esta pandemia remitir antes de que encontráramos una cura?

Será fantástico encontrar una cura para este episodio, pero lo más probable es que lo que aprendamos ahora nos prepare para el siguiente en cuanto a infraestructuras, fármacos, anticuerpos, vacunas.

– Ha hablado de otras líneas abiertas. ¿Cuáles son?

La Iniciativa de Medicamentos Innovadores (IMI), también de la Comisión Europea, representa la mayor colaboración entre gobiernos y la industria farmacéutica. Como ya hicieron con el ébola en 2014, han lanzado ahora una convocatoria de unos 40 millones de euros en la que la industria pone a disposición de la comunidad científica sus librerías de compuestos, que son la base de su negocio. Estamos valorando presentarnos.

– Sobre la validación en animales, ¿está claro qué modelo animal será el más adecuado en el caso del nuevo coronavirus?

Eso lo abordamos en otro proyecto que pinta muy bien. Nosotros y el grupo de Víctor Guallar, en el BSC, colaboramos con Julià Blanco, Jorge Carrillo y Bonaventura Clotet, del Instituto IrsiCaixa, que desarrollan anticuerpos y vacunas, y con Quim Segalés, en el Centre de Recerca en Sanitat Animal (CreSA), expertos en modelos animales en virología, en especial coronavirus. A mí la parte de los animales me parece fascinante, hay coronavirus para todos los gustos, adaptados a un montón de especies. Aún no sabemos qué modelo animal será el mejor para ensayar fármacos contra este, podría ir del ratón al cerdo pasando por otras muchas posibilidades.

– Para hacer los modelos computacionales ustedes necesitan analizar las secuencias genéticas del nuevo coronavirus. ¿Por qué?

Sí, la parte del análisis de secuencias y genomas es la más propia de mi grupo. Es fascinante y quizás más desconocida que la del diseño de fármacos.

– ¿Puede explicar en qué consiste?

En biología todo lo hacemos por comparación. En este caso comparamos todas las secuencias de coronavirus disponibles, no solo de muestras humanas. De las animales aprendemos qué hace posible el salto de unas especies a otras; y comparando secuencias de humanos vemos cómo va cambiando el virus a medida que se propaga la infección. La combinación de estas informaciones nos da pistas para, por ejemplo, identificar regiones útiles para diseñar anticuerpos específicos.

– ¿Por qué es tan importante saber cómo se ha adaptado el nuevo virus a los humanos?

Entender qué hace que este virus pueda proliferar en huéspedes humanos es importante por al menos cuatro razones: comprender el origen de la epidemia; predecir y prevenir brotes futuros; seleccionar los mejores modelos animales; y analizar las secuencias y las estructuras de proteínas para el diseño racional de los medicamentos.

– ¿Qué se sabe sobre el origen animal de la epidemia?

Las secuencias son más similares a las de coronavirus de un grupo de murciélagos. Eso concuerda con lo publicado hasta ahora. Pero podría haber otros organismos intermedios, antes del salto a humanos.

– ¿Está la comunidad científica compartiendo todos los datos disponibles?

Se ha hecho un esfuerzo muy grande por poner rápidamente accesibles las publicaciones, los modelos, las estructuras de proteínas, etcétera. Esto es muy positivo y útil. Las revistas han creado sistemas de revisión rápida que también están bien. Siempre hay una parte negativa, y es que se han puesto en la web trabajos incorrectos, pero la comunidad los ha corregido muy rápidamente.

– ¿Qué le parece la petición de crear un banco de datos abierto para luchar contra esta pandemia?

Es imprescindible que toda la información genómica y médica esté disponible. Hay otras iniciativas parecidas en marcha. El EMBL-EBI está proponiendo la colaboración de centros para crear ese tipo de repositorios de información. En cierto sentido esto refleja las limitaciones actuales que debemos superar en beneficio de todos. La información de interés biomédico debe ser accesible no solo en las emergencias.

Fuente: SINC
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El coronavirus COVID-19 se puede parar: China lo ha demostrado

La gran lección es que no necesariamente un brote debe alcanzar un máximo natural que desborde los sistemas de salud.

China fue el país que reportó el primer caso del COVID-19 en diciembre pasado. El brote se multiplicó rápidamente y se extendió a países vecinos. Hoy, el mundo vive una pandemia y el número de infecciones sigue aumentando en todos los continentes. Sin embargo, en China los nuevos casos se han reducido notablemente, convirtiéndose en una lección para el resto del mundo sobre como contener el virus. La gran lección que el mundo está aprendiendo es la importancia de tener un sistema de salud pública muy sólido.

Siwen Qian, del servicio de noticias de la ONU en chino, entrevistó al doctor Gauden Galea, representante de la Organización Mundial de la Salud en ese país para hablar sobre el tema.

– ¿Qué fue lo que cambió para que la Organización decidiera cambiar de epidemia a pandemia al describir el brote de COVID-19? ¿Cambia de alguna manera su trabajo en China y en el resto del mundo con esta decisión? ¿Afecta esto a la gente?

«No cambia en nada la forma en que trabajamos. Pandemia es sólo un término técnico para describir el modo de transmisión en muchos países. Hay una transmisión constante al mismo tiempo en muchos países. Más de cien países han reportado el virus, eso justifica el término técnico.

Pero lo más importante es que la OMS ha advertido desde el principio que supone un riesgo muy alto en China y en el resto del mundo.

Estamos buscando de qué forma podemos comunicar mejor la experiencia de China para que otros países entiendan y se beneficien de ella y sepan cómo funcionó.

El 30 de enero, la OMS elevó a la categoría más alta el brote de coronavirus, caracterizándolo como una emergencia de salud pública internacional. Esta clasificación y la declaración de emergencia determinaron lo que la Organización Mundial de la Salud debe hacer en China y en el resto del mundo, y lo que necesitan hacer los Gobiernos nacionales.

Más aún, a finales de febrero, la OMS elevó la clasificación del riesgo a “muy alto”, no sólo para China sino para el resto del mundo, lo que implica que todos los países deben prepararse para una transmisión comunitaria de gran escala y, al mismo tiempo identificar cada caso para rastrearlo, garantizando lo más posible la disminución del contagio o incluso para evitar la llegada del virus a las comunidades.»

– ¿Cuándo se notificó por primera vez del brote a la OMS?

«Recibimos la notificación oficial el 3 de enero, pero mi oficina lo supo informalmente en la víspera del cierre del mercado de pescado de Huainan, en Wuhan, e inmediatamente lo reportó a nuestra oficina central, a la regional y a la nacional. Tuvimos una conversación telefónica el 1 de enero y elaboramos un estrategia de gestión aún antes de tener la notificación oficial.»

– ¿Qué ha hecho la OMS en China a partir de la notificación oficial?

«La primera fase implicó responder las tres preguntas principales para cualquier enfermedad infecciosa.
¿Cómo se transmitió? ¿Qué tan grave es? ¿Cuáles son las medidas de control?

Las primeras tres semanas nos centramos en la investigación epidemiológica, en preguntar a los investigadores nacionales, buscar con redes de expertos cómo interpretar la información, en elaborar comunicaciones e información advirtiendo el riesgo, en enviar el mensaje a los medios de comunicación y en hablar con las agencias de la ONU y las misiones que tienen su base en Beijing.

Buscamos información de la Comisión Nacional de Salud en cuanto a la gravedad, transmisión e impacto de las medidas de control para tener un panorama completo de los que ocurría. En los primeros días el índice de mortalidad era alto.

Después de eso, mi equipo visitó Wuhan, antes del cierre de la ciudad. Estuvo en un centro donde los pacientes se estudiaba e investigaba a los pacientes. Buscamos medidas como limpiar el aeropuerto. Discutimos sobre la investigación epidemiológica y el equipo visitó también el laboratorio provincial CDC.

En los primeros días el índice de mortalidad era alto.

Creo que la primera fase termina con la declaración de la Organización Mundial de la Salud de la emergencia pública de interés internacional que siguió a dos reuniones del Comité de Emergencia. Esto no lo hizo la oficina en el país, fue el esfuerzo global de la oficina central.

Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud ha trabajado en la investigación de un plan de acción, la movilización de recursos para distribuir en todo el mundo kits de prueba y equipo de protección del personal de salud. Más recientemente, de mediados a fines de febrero hubo una misión conjunta de 25 expertos, la mitad de ellos de China y la mitad de diversos países, que analizó la respuesta de China en Wuhan, Beijing, Guangdong y Sichuan.

Finalmente, desde que hemos visto la disminución, en la oficina del país estamos buscando de qué forma podemos comunicar mejor la experiencia de China y el conocimiento que se adquirió para que otros países entiendan y se beneficien de ella y sepan cómo funcionó.»

– ¿Cómo fue la cooperación y comunicación con el Gobierno de China?

«Como Organización Mundial de la Salud tenemos una contraparte nacional, que es la Comisión Nacional de Salud. Trabajamos con varios socios más, pero la Comisión es nuestro principal contacto.

La cooperación ha sido cordial y oportuna. Hemos tenido contacto diario de manera informal y tuvimos reuniones frecuentes, sesiones de información técnica que nos dieron la información que sus expertos iban recolectado sobre la enfermedad. Así obteníamos datos y luego, cada semana recibíamos información más completa en una reunión semanal.

En cuanto a la organización, tuvimos mucha comunicación de naturaleza estratégica. Las discusiones entre la Organización Mundial de la Salud y China dieron como resultado entender y compartir la secuencia genética. Unos días más tarde, se compartieron un manual básico y las indagaciones, lo que significó el diseño de pruebas para que los países pudieran identificar el virus con pruebas hechas por ellos mismos.

También hubo una reunión de alto nivel en la que el director general vino y se reunió con el presidente Xi Jinping y acordó no sólo la cooperación en China, sino mundial. Es decir, ha habido una cooperación muy cordial y útil.»

– ¿Cuál es su opinión sobre las medidas implementadas por China para combatir el virus?

«La mayor conclusión es que China ha demostrado que se puede alterar el curso del brote. Normalmente, un brote de esta naturaleza crece exponencialmente, alcanza un máximo y luego disminuye naturalmente una vez que todas las personas susceptibles han sido infectadas o desarrollan la enfermedad.

La gran lección es que no necesariamente un brote debe alcanzar un máximo natural que desborde los sistemas de salud.

En cierta manera esto no ha pasado en China. El curso de los eventos, la gráfica, el número de casos durante el periodo transcurrido parece muy poco natural. Es una epidemia atacada mientras aumentaba y fue detenida cuando iba avanzando. Esto es muy claro por los datos que tenemos y por lo que observamos en la sociedad en general.

La gran lección es que no necesariamente un brote debe alcanzar un máximo natural que desborde los sistemas de salud. Esta lección de contención, por lo tanto, es una que pueden aprender otros países y adaptarla a sus circunstancias.»

– ¿Ha estado personalmente en Wuhan?

Sí, estuve ahí el 20 y 21 de enero, dos días antes del cierre de la ciudad. Visité las salas de pacientes con fiebre en un hospital y otras instalaciones.

Como la ciudad estaba abierta todavía, no era escenario de una demanda abrumadora de servicios de salud, ni yo ni mi equipo vimos en esa ocasión los hospitales que se construyeron. Pero una misión conjunta regresó en febrero y visitó esas instalaciones.»

Al principio del brote pareció que se subestimaba la gravedad e incluso hubo denuncias de que se ocultaba, aunque algunos doctores en Wuhan trataron de sonar la alarma.

– ¿Se hubiera contenido antes el virus si hubiera habido más transparencia?

«Es difícil elaborar una historia alternativa. Entiendo que hubo fallas. Se identificaron deficiencias aún en el más alto nivel de liderazgo en el país. Estoy seguro de que con el tiempo habrá investigaciones y rendición de cuentas de los responsables.

Los que participamos en el proceso a partir del 31 de diciembre atestiguamos la rápida secuencia de los eventos, la identificación del virus, la información sobre las pruebas, el cierre, la implementación de una fuerza de tarea conjunta para la prevención y control, y el gran sacrificio de la población de Wuhan que resultó en la contención efectiva del virus.

Es importante para nosotros hacer siempre una pausa para entender el alto precio que los ciudadanos de Wuhan han pagado para que el resto de China y del mundo ganaran tiempo.

Pero la contención fue efectiva y permitió que el resto del país pudiera contener el brote de una forma muy efectiva. El reducido número de casos registrado fuera de Hubei es una prueba del éxito y efectividad de las medidas.

Es muy importante darse cuenta de que las fallas no son exclusivas de China y que muy pocos países están actuando rápido. Basta observar que se declaró una emergencia sanitaria internacional el 30 de enero y que en este momento, a la mitad de marzo, muchos países no están actuando rápido ni preparando a la población por lo menos con información sobre los riesgos.»

– ¿Qué debilidades del sistema de salud ha mostrado el COVID-19 en China y el resto del mundo?

«Debemos enfocarnos en la gran lección que el mundo está aprendiendo, que es la importancia de tener un sistema de salud pública muy sólido. La preparación para un brote así es algo que todos los países necesitan.
En momentos de calma es muy fácil olvidar la inversión o subestimar la importancia de invertir en una fuerza de salud pública robusta, en planes de preparación sólidos, en capacidad de los laboratorios, en reservas de equipo de protección personal. Es una lección que todos los países deben entender para no tener que aprender cuando tienen enfrente una pandemia como esta.

La gente que no conoce China puede no reconocer el nombre de la ciudad, pero Wuhan es un gran centro de transporte, es la ciudad más grande del centro de China y cuenta con un gran número de camas de hospital y cuidados especializados, es un ciudad muy rica y contribuye sustancialmente al PIB del país, es decir, no estamos hablando de un sistema de salud débil. Y aun así fue sobrepasado por la epidemia.

Es por esto por lo que la OMS recomienda un sistema universal de cobertura de salud con tres niveles de atención. La dependencia excesiva de los cuidados de hospital pueden tener implicaciones en la calidad, equidad, eficiencia y costos.

Y no se puede negar que cuando hay mucha gente en las salas de espera con una infección como esta, esas salas se pueden convertir en un lugar de transmisión incluso en las instalaciones sanitarias.»

– ¿Quisiera añadir algo?

«Sólo que para cualquiera que lea esto: hay que evitar el pánico. Sí, es una enfermedad grave, no tan mortal como la gente pensaba al principio, cuando empezó a divulgarse la tasa de fatalidad. Pero es verdad que muchas personas mueren. No queremos que ocurran esas tragedias. Es importante mantener un enfoque equilibrado. Esto es serio y requiere una respuesta a nivel nacional, pero no hay razón para el pánico.

Además, hay muchas cosas que la gente puede hacer. No tenemos una vacuna. No tenemos terapias, pero tenemos maneras efectivas de reducir el riesgo: lavarse las manos, evitar tocarse la cara con las manos, no tocarse los ojos, nariz y boca, usar desinfectantes de manos cuando no haya agua y jabón. También hay que cubrirse con el codo la nariz y la boca al toser, mantenerse a un metro de las personas, trabajar desde la casa cuando sea posible, utilizar herramientas de trabajo a distancia para tratar de evitar las reuniones en persona.

La gente ha oído esto muchas veces, pero nunca es suficiente repetirlo. Es la forma, son las herramientas que tenemos ahora. Usémoslas.»

FUENTE: ONU

“Es muy probable que el SARS-COV-2 se atenúe y vuelva cada invierno, como la gripe”

El mayor experto español en coronavirus, el virólogo Luis Enjuanes, no para. Desde su laboratorio en el Centro Nacional de Biotecnología, del CSIC, trabaja para lograr, en el menor tiempo posible, una vacuna que frene la epidemia de COVID-19.

Por: Verónica Fuentes
16/3/2020

Luis Enjuanes, en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB/CSIC). / CSIC

– Usted trabaja para conseguir una vacuna contra el coronavirus. ¿Cuáles son los retos y tiempos para conseguirlo?

Para conseguir la vacuna trabajamos igual que hemos hecho con el SARS de 2002 y el MERS de 2012. De hecho, la que nosotros estamos diseñando ya fue aplicada anteriormente al virus MERS con una protección del 100 %. Está basada en un fragmento de ADN derivado del virus –a partir de cinco genes del SARS-COV-2– que tiene la capacidad de amplificarse pero que no se puede diseminar por el organismo, lo que lo hace muy seguro.

El plazo de obtención del primer prototipo para el nuevo virus está en el rango de unos 4 meses. No obstante, a partir de ahí habrá que aplicar para obtener el permiso y que se pueda administrar a las personas, lo que puede suponer de 8 a 12 meses más con toda seguridad.

– ¿Se sabe cuál es el mecanismo de infección del SARS-COV-2?

Sí, se conoce el receptor que utiliza para entrar en la célula. Ya hay publicaciones con algunos detalles de esta entrada y, por tanto, ya se sabe qué es lo que se podría bloquear para que no infectara.

– Ha aparecido un estudio todavía sin revisión que habla de otra puerta de entrada del virus además de la proteína ACE2. ¿Cómo pueden influir estos resultados?

No lo he leído con detalle, pero es fácil –y pasa con otros virus– que haya más de un receptor. De hecho, lo tradicional es que haya un correceptor y un receptor. El correceptor ayuda a que se fijen los virus a la célula, atraerlos hacia ella, y el receptor es el que activa los mecanismos de entrada para que el virus invada la célula. Pero en alguna ocasión estos correceptores también pueden servir de receptores.

– Entonces, ¿tener una posible segunda puerta de entrada puede estar dentro de lo normal?

Sí. Pero bueno, que el virus tenga más facilidades para entrar en la célula no es una buena noticia porque así, aunque le podamos bloquear una puerta de entrada, podría utilizar la otra. Sin embargo, este no sería el primer caso: a veces los virus utilizan, aparte de proteínas perfectamente definidas, carbohidratos de la superficie de la célula.

– Algunas investigaciones dicen que a Europa ha llegado una cepa más débil. ¿Eso es cierto?

En este momento, la cepa que tenemos no es muy atenuada. Esas son las noticias que tengo procedentes de los médicos directamente implicados con pacientes en los hospitales españoles.

De todas maneras, siempre he dicho que lo usual con este tipo de virus es que evolucionen y se seleccionen muy positivamente aquellos que están más atenuados. Esto ocurre por una razón muy sencilla. Si un virus es muy mortal, mata pronto al paciente y se quita de la circulación. En el lado contrario, si un virus está amortiguado e infecta al paciente pero no provoca síntomas clínicos, este sigue con su vida normal y disemina el virus. Así se facilita que sea este el que se imponga, claro. Es lo que suele ocurrir.

– ¿Con las altas temperaturas realmente podremos decir adiós a la pandemia?

Las altas temperaturas son excelentes porque los coronavirus son muy sensibles al calor: cada día que pasan a 37 grados, pierden 10 veces su infectividad. Por tanto, en tres días calentitos se bajaría mil veces su capacidad de infección.

También es muy bueno el buen tiempo por la radiación ultravioleta, les afecta mucho y los inactiva. Además, con temperaturas agradables la gente sale al exterior y la contaminación es menor.

Naturalmente, estos días con el estado de alarma la gente debe permanecer en las casas. Pero eso no quita que puedan abrir las ventanas y ventilar para que la potencial presencia del virus se encuentre a concentraciones mucho más bajas.

– Se especula con casos de reinfección en algunos pacientes. ¿Cómo podrían explicarse estos casos?

La verdad es que no entran dentro de lo normal. Si un paciente se ha curado y se ha hecho seropositivo, es decir, tiene defensas inmunológicas, lo estándar sería que no se volviera a infectar.

Dicho esto, hay muchas explicaciones potenciales para esta observación. La más simple es que, en realidad, los pacientes que se vieron negativos lo fueron porque, aunque en la zona del tejido en la que se tomaron muestras no tenían ya virus, sí persistían en otros tejidos –se sabe que en la familia de los coronavirus el virus puede durante a veces hasta tres meses–.

Además, cuando la presencia del virus disminuye, la respuesta inmunitaria también baja y entonces puede ocurrir que este presente un reservorio en un tejido determinado en el que circula menos sangre y linfocitos de defensa, y se vuelva a reactivar después.

Otra explicación es que el virus evolucionase mucho y escapase del sistema inmunitario. Con el virus 1, se produciría el anticuerpo 1. Entonces se neutralizarían todos los virus menos los mutantes, que del tipo 2. Estos se expandirían, escaparían de la respuesta del anticuerpo 1, se produciría el anticuerpo 2 y el virus daría la variante 3. Lo que llamamos ‘escape del virus frente al sistema inmunitario’ al evolucionar sus antígenos de la superficie.

– ¿Qué opina de la estrategia de Reino Unido, confinar a las personas mayores de 70 años y dejar que el resto se infecte?

No lo veo viable. Es mejor que las personas mayores permanezcan cerca de sus familiares cercanos y que estos les cuiden, tomando todas las precauciones necesarias, desinfectando constantemente el entorno, etc. Solo puede ser una idea del ‘inteligentísimo’ Boris Johnson (ironía).

– Ellos dicen que así se aseguraría la economía…

Sí claro, dejando que se mueran los viejos y así se ahorran la seguridad social. No podemos darle ideas a este señor. Yo no le veo ninguna ventaja a esta decisión. Hay sistemas fascistas que pueden promocionar un determinado tipo de operaciones, como eliminar a los más débiles y a los que menos producen, pero no me parece aconsejable.

– ¿Se sabe cuál es el perfil de los afectados en España?

Las noticias que directamente me han transmitido los médicos españoles que están al pie del cañón son que efectivamente afecta mucho más gravemente a los mayores de 65 años y, sobre todo, las que tienen otros problemas médicos asociados, como diabetes, insuficiencia renal, problemas de corazón u otras infecciones del tracto respiratorio por otros virus, como el de la gripe.

– ¿Es cierto que cada vez afecta más a la gente joven?

Sabemos que todos los coronavirus mortales para el ser humano son absolutamente dependientes de la edad, es decir, que afectan muchísimo más a las personas mayores. Tradicionalmente, afecta muy poco a los niños menores de 15 años, y en el rango de 15 a 55 años sí se infectan, pero normalmente estas personas combaten la infección. Luego está el tramo de edad alta, el que es más susceptible a tener un proceso grave.

– ¿Por qué en España, contrariamente a otros países, no se da información sobre los perfiles que se infectan y fallecen?

No creo que haya oscurantismo al respecto, en absoluto. Lo que pasa es que por ahora no tienen tiempo para hacer muchos cálculos.

– ¿Se podía prever el escenario en el que se encuentra ahora España?

Yo creo que todo lo que está pasando es lo que habían previsto los epidemiólogos, que son los que saben cómo suelen evolucionar estas epidemias. Naturalmente este virus tiene su propia personalidad y la propiedad de crecer en personas sin producirles síntomas clínicos. El estar oculto le facilita diseminarse con mucha facilidad. Esto hace que normalmente lleguemos un poco tarde y que a día de hoy no sepamos qué mamífero ha sido el vector intermedio. Nada más especial.

– Una vez que pase esta crisis, ¿el peor de los escenarios será que el COVID-19 se convierta en un virus estacional?

Sí, es una visión que preveo. Lo bueno es que el virus con la transmisión se vaya atenuando. En la actualidad, conocemos siete coronavirus humanos y cuatro de ellos están atenuados, que son los que nos infectan a casi todas las personas. Los coronavirus activos humanos ya están todos muy atenuados y apenas causan un refriado común de invierno. Yo espero que con este pase lo mismo. Si el virus se atenúa, se disemina con mucha facilidad y puede tener luego vueltas cada invierno, como hace el virus de la gripe, que es estacional. Creo es esto es bastante probable.

Pero esto supondría un coste importante para la sociedad española, como ya ocurre con el de la gripe…
Efectivamente, pero el virus de la gripe es mucho peor que este, de momento. Solo en EE UU, en el invierno de 2017 a 2018 el virus estacional de la gripe infectó a 32 millones de personas. Unas 350.000 personas necesitaron hospitalización y, de ellas, murieron 18.000. En España en los últimos inviernos el número de pacientes muertos por la gripe ha sido de 6.000. Esto quiere decir que los dos virus son peligrosos, pero en este momento, por gravedad, ganaría la carrera el virus de la gripe.

– Hablando de tiempos, ¿cuánto cree que puede durar esta crisis?

Según los epidemiólogos teóricos que basan sus predicciones en las experiencias anteriores y en la evolución del virus (cómo van las curvas de crecimiento, el número de nuevos casos por día, etc.), la predicción es que la subida del pico de la onda en la que estamos ahora durará de dos a cuatro semanas. De la misma forma se prevé que hacia junio, aproximadamente, el virus podría estar ya en niveles muy bajos. Considero que es una previsión razonable, ahora estamos todos muy alarmados –sobre todo por la hipercongestión de los hospitales– pero las epidemias normalmente vienen y se van, y esta no va a ser una excepción.

Fuente: SINC
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María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS: “Con el COVID19 estamos viendo un coste socioeconómico absolutamente demoledor”

Es una de las principales portavoces desde que comenzó la epidemia del SARS-CoV-2. Esta responsable insiste en la importancia de analizar todos los datos y ponerlos en contexto para tomar una decisión poblacional, es decir, que beneficie a la sociedad en general.

Por: Verónica Fuentes
10/3/2020

– La cifra de afectados por el COVID-19 alcanza casi los 115.000. ¿Cuál es el principal reto ante la epidemia?

Yo no me fijaría tanto en la cifra, la propagación del virus era algo dentro de los escenarios que preveíamos. Debemos seguir enfocados en la contención, pero sin generar pánico, efectos secundarios indeseados o un impacto muy negativo en la sociedad. Todo esto teniendo bien informada a la población, con recomendaciones sobre lo que deben hacer, pero pasando el mensaje sin caer en alarmismos ni catastrofismos.

– ¿Por qué en unos países las medidas adoptadas son más o menos restrictivas?

Cada país tiene que templar mucho las acciones en función de la situación política y mediática y asegurarse de que se toman con argumentos científicos y epidemiológicamente válidos.

Yo no cedería a presiones de pánico y seguiría con la tónica de tomar medidas según la evaluación del riesgo de forma proporcionada y adecuada y, sobre todo, teniendo seguridad de que van a ser efectivas. Obviamente se necesita que dicha evaluación sea permanente y constante por si hay que cambiar dichas acciones en cualquier momento por el tipo de nivel o de respuesta.

– Si se hicieran más test, ¿el número de casos positivos en España sería mayor?

Por supuesto. Pero la lógica es que si el virus está y no está dando síntomas, ¿por qué habría que hacer ese tipo de exámenes? Si hacemos pruebas de hepatitis A vamos a encontrarnos también con más diagnósticos, pero no es una situación lógica analizar a toda la población española. Solo se proponen ese tipo de exámenes a grupos cerrados para tener estudios epidemiológicos. Aparte de eso no veo el interés.

Cuando un virus tiene presentación clínica, es obvio que ya hay otra parte de la sociedad que probablemente está afectada. Y eso no es ni siquiera malo, es probable que el virus esté circulando y eso nos haga desarrollar una cierta inmunidad.

– ¿El peor de los escenarios sería que se convirtiera en un virus estacional?

Ahora mismo el escenario que hay que sortear son las muertes. La prioridad es proteger a las personas que desarrollen esos síntomas (sobre todo las vulnerables con patología previa y más mayores). El segundo escenario ya sí sería efectivamente evitar que entre dentro de nuestra sociedad, se quede y se vuelva estacional como el virus de la gripe, que ya cuesta en el mundo más de medio millón de muertes cada año.

– ¿Se conoce el coste actual del SARS-CoV-2?

En este momento estamos viendo, además del coste de las personas fallecidas y el tratamiento a esos pacientes, un coste socioeconómico sin precedentes que está siendo absolutamente demoledor. Por eso se están tomando medidas para acolchar este coste evitando, por ejemplo, las acciones desproporcionadas y sobreactuaciones.

– Hay muchos mitos en relación a esta enfermedad. ¿Qué se puede hacer para que no lleguen a la sociedad?

Discernir entre la información es difícil. Las personas tienen acceso a todo tipo de bulos que pueden suponer un impacto realmente muy negativo en la sociedad. Para empezar el miedo que se está provocando en personas con una cierta edad o patologías previas y que habría que intentar evitar. Yo estoy a favor siempre de la transparencia, pero creo que por lo menos una vez al día habría que consultar fuentes oficiales, como la Organización Mundial de la Salud.

– ¿Cómo cree que estamos actuando los medios en la cobertura de esta epidemia?

Los medios estáis haciendo vuestra labor, que es informar y responder a una demanda por parte de los ciudadanos. Pero quizá estaría bien bajar un poco el tono de sensacionalismo al contar las cosas. Todos somos parte de las posibles repercusiones y entre todos también tendremos que intentar evitarlas.

– ¿Quizá el coronavirus deje lecciones de prevención aprendidas para el futuro?

Hacer salud pública es una ciencia difícil porque requiere una visión de conjunto, de contexto, de proporcionalidad. Hay que invitar más que nunca a que se analicen todos los datos, ponerlos en contexto y tomar una decisión poblacional, es decir, que beneficie a la sociedad en general.

Y seguir con la prevención primaria, la higiene básica, que va a dar unos beneficios enormes no solo para el coronavirus sino para cualquier tipo de enfermedad de transmisión respiratoria o, incluso, diarreicas. Oír hablar a los niños en los colegios permanentemente de cómo se lavan las manos y cómo limpian sus mesas me parece muy importante.

– ¿En España se llegará a la cuarentena de China o las nuevas medidas en Italia?

Cada situación requiere de una valoración del riesgo/beneficio. En China había que identificar a todos los pacientes y el país no cuenta con un sistema sanitario que permitiera que aquellos con la fase más severa del virus fueran tratados. De ahí que se tomaran medidas tan rápidas y sin precedentes. Italia también está tomando acciones muy drásticas.

Pero la transmisión del virus es inevitable. Cada país tendrá que ver qué medidas toma y cuáles son las más eficaces. La clave está en tener sangre fría y mucho balance para decidir en función de argumentos defendibles desde el punto de vista epidemiológico.

– ¿Todavía estamos a tiempo de erradicar el virus y que sea como el SARS de 2002?

No me atrevería a decir que se va a erradicar. Porque eso querría decir que no hubiera absolutamente ningún caso, pero sí me atrevo a decir contener. De eso sí estamos a tiempo.

Fuente: Agecia SINC
Derechos: Creative Commons

Gina Rippon, catedrática de Neuroimagen cognitiva en la Universidad de Aston: “Hay que acabar con el azul para niños y el rosa para niñas, son códigos cargados de información”

Es experta en las técnicas de imagen que permiten asomarse al interior de nuestro cerebro y está harta de oír que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Ella creó el término ‘neurobasura’, con el que denuncia la mala ciencia que trata de justificar ideas obsoletas sobre la naturaleza de unos y otras.

Rocío Benavente

Gina Rippon (Essex, Reino Unido, 1950) es catedrática de Neuroimagen Cognitiva en el Aston Brain Centre de la Universidad de Aston, en Birmingham. Ha estado en Madrid, invitada por la Fundación Areces, para presentar su libro El género y nuestros cerebros: La nueva neurociencia que rompe el mito del cerebro femenino.

En su libro, Rippon explica por qué no existe un cerebro de hombre y otro de mujer, sino cerebros que van cambiando “según las experiencias que el mundo te ha ofrecido hasta ese momento”, empezando por el primer momento en el que vestimos a las niñas de rosa y a los niños de azul.

Llama al empeño en diferenciar el cerebro masculino del femenino ‘el juego del topo’, esa máquina recreativa en la que aplastas un topo con una maza pero este vuelve a aparecer una y otra vez en otro sitio.

– Explíqueme la metáfora.

Es bastante gráfica: alguien asegura haber hecho un descubrimiento sobre cómo o por qué hombres y mujeres son distintos. Entonces llegan unos científicos y dicen: “Bueno, eso no es exactamente así, no está nada claro o no hemos sido capaces de replicar esos resultados”. Así que el supuesto descubrimiento queda descartado. Pero al día siguiente abres un periódico y, oh, ahí está de nuevo.

– ¿Por qué esta idea vuelve una y otra vez?

Porque encaja con cómo mucha gente vive su vida y ve el mundo, y por eso no les gusta demasiado cuando la ciencia dice “oye, eso no es exactamente así…”. El problema es que los primeros supuestos descubrimientos científicos que apoyaban esta idea encajaban con la sociedad del momento: mujeres y hombres tenían su lugar en el mundo y esos lugares eran muy diferentes entre sí. Los descubrimientos de esa época dieron respaldo científico a tales diferencias. Desde entonces muchos científicos han alertado de que aquellos estudios primitivos no se han podido replicar y de que muchos trabajos posteriores no apoyan esa idea.

– Y aun así todavía reaparece de vez en cuando.

Estamos en el siglo XXI y aún nos encontramos con esas ideas e imágenes en libros de texto y en páginas web. Es algo que encaja con las creencias de mucha gente, así que se aferran a ello con mucha más fuerza y durante mucho más tiempo de lo que se aferrarían a una idea que les pareciese inapropiada. Es lo que se llama un sesgo de confirmación.

– En la primera parte del libro habla de cómo se han intentado medir esas diferencias en los dos últimos siglos: primero el cráneo y su forma; luego el cerebro, su tamaño y su estructura; después las hormonas y sus variaciones; también la psicología y sus intentos por medir el comportamiento humano; para terminar concluyendo que, o bien esos factores no se pueden medir, o bien las hipótesis de partida eran incompletas.

Sí, o las dos cosas.

En definitiva, que no está claro qué medir ni cómo medirlo a la hora de evaluar las diferencias cerebrales entre géneros.

– Hubo un gran interés en estas mediciones cuando se empezó a estudiar el cerebro porque realmente no había otra forma de analizarlo. Lo único que se podía hacer era eso: pesarlo, medirlo, mirar algunas de sus partes…

Pero lo llamativo es que hoy seguimos igual. Utilizamos técnicas más sofisticadas pero seguimos midiendo el tamaño del cerebro y sus estructuras. Miramos a determinadas áreas y decimos: “Oh, vaya, tienes no sé qué parte más grande, eso quiere decir X” y entonces viene otro y dice: “No, pero tiene esta otra parte aun mayor, eso quiere decir Y”. Y la verdad es que los científicos aún no saben lo que todo esto significa en términos de comportamiento o habilidades.

– Después surgieron nuevas técnicas de imagen cerebral, más modernas y sofisticadas, pero la situación no mejoró demasiado. Apareció lo que usted llama la ‘neurobasura’.

Efectivamente. Nos emocionamos mucho con estas técnicas, los escáneres cerebrales, los TAC, porque prometían ser una ventana abierta para ver el cerebro en pleno funcionamiento. Así nacieron esos mapas de colorines del cerebro en libros y revistas en los que se suponía que veíamos activarse las distintas áreas con una tarea u otra… pero en realidad la filosofía no era muy distinta de la anterior —cuanto mayor o más activa tengas un área del cerebro, mejor serás en algo—.

Y entonces surgieron los libros tipo Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus y similares, que tuvieron muchísimo éxito porque supuestamente demostraban científicamente esas diferencias cerebrales por sexo en las que mucha gente cree y que han dado pie, por ejemplo, a iniciativas de educación segregadas por sexos: los niños son más competitivos y las niñas más colaborativas, de forma que lo mejor es educarlos por separado.

Creo que aquí la ciencia ha caído en la madriguera del conejo, con tanto mirar los tamaños, cuando hay formas mucho mejores de estudiar el cerebro y cómo funciona.

– ¿Como cuáles?

Formas más sutiles. El cerebro funciona a una escala de milisegundos. Sería mejor analizar el cerebro en el tiempo y cómo se conectan y desconectan sus partes, cómo pasa la información de unas a otras, etc. Creo que ahí es donde podemos encontrar las diferencias sexuales.

– No niega entonces que haya diferencias sexuales en el cerebro. De hecho, en el libro lo dice: sí, las hay, pero no son las que todo el mundo ha escuchado una y otra vez.

Sí creo que las hay, no soy una negacionista de las diferencias sexuales. Pero no son las que popularmente se cree y no vamos a encontrarlas si nos limitamos a medir el tamaño del cerebro y sus estructuras porque no creo que sean solo cuestión de anatomía ni que sean algo innato e inmutable marcado por los genes, sino que están determinadas por las influencias externas.

– En el libro se refiere a esas diferencias como una profecía autocumplida. Explíqueme eso.

Hay un estudio del que hablo a menudo que creo que es un gran ejemplo de esto. Se supone que la habilidad espacial, lo de leer los mapas y demás, es una característica típicamente masculina, algo en lo que los hombres se supone que son mucho mejor que las mujeres. Es una idea muy popular.

Se hizo una encuesta en Estados Unidos donde efectivamente se encontró esa diferencia por sexos en lo que se refiere a las habilidades espaciales. Pero los autores del estudio decidieron no quedarse ahí y separaron a los participantes, no por sexo, sino por su experiencia previa en el manejo de estas habilidades espaciales.

¿Con qué juguetes jugaron cuando eran niños y niñas? ¿Tuvieron juguetes de construcción? ¿Qué hobbies han tenido después? ¿En qué deportes les gusta participar? ¿Tienen ocupaciones relacionadas con el manejo del espacio? Y encontraron que si tenían en cuenta el entrenamiento, experiencia y cognición espacial, las diferencias sexuales desaparecían.

– Así que no tiene nada que ver con el supuesto cerebro femenino que no sabe leer los mapas…

Claro que no. Tiene que ver con lo que sabes, con lo que has aprendido, con las experiencias que el mundo te ha ido ofreciendo hasta ese momento. Y creo que es un buen ejemplo de lo que son realmente las diferencias sexuales: características que surgen como resultado de que a los niños se les ofrecen más juguetes de construcción que a las niñas y por tanto se sienten más cómodos trabajando esas habilidades, lo cual termina siendo una buena explicación de por qué eligen con más frecuencia dedicarse a la ingeniería.

– Entonces es algo sobre lo que podríamos influir.

Sí, creo que es una visión más optimista, porque si vemos que una influencia externa es dañina podemos intentar cambiarla. La clave está en que ahora sabemos que el cerebro es plástico, que cambia y se adapta, algo que no sabíamos hace treinta años.

Ahora tenemos nuevas formas de entender el cerebro y podemos aplicarlas para ver si realmente los cerebros son distintos o es que sufren cambios y adaptaciones distintas, lo que lleva a hombres y mujeres a terminar teniendo distintas expectativas, ambiciones y ocupaciones.

El proceso empieza cuando somos bebés. El cerebro de un recién nacido ya recopila información de su entorno y de las personas que hay en él, de si son hombres o mujeres y de cómo se comportan según esa clasificación.
Los cerebros de los bebés son auténticas esponjas.

– Algunas de esas diferencias sexuales no son fáciles de evitar, como que (habitualmente) su primera cuidadora será su madre, es decir, una mujer. Pero a partir de ahí, ¿cómo podemos evitar que esa profecía se termine autocumpliendo?

Una cosa muy simple sería terminar con la costumbre del azul y el rosa. No más azul para los niños y rosa para las niñas. Parece una tontería y mucha gente no le da mayor importancia, pero esos colores tienen un significado, son un código poderosísimo cargado de información.

Sin darnos cuenta desde pequeños les hacemos constantemente este tipo de distinciones que los niños y niñas captan e interpretan porque están buscando información que les ayude a ubicarse y a sentirse parte de un grupo. Esta es la edad en la que el efecto de los estereotipos de género es más fuerte y al final terminan formando parte de nuestras identidades, creencias y normas sociales.

– Los estereotipos, aunque tengan mala fama, también tienen su utilidad, según cuenta en el libro.

Sí, claro. Nuestro cerebro es una máquina de hacer predicciones que nos ayuden a navegar por la vida y siempre está buscando atajos. Los estereotipos son un tipo de atajo.

– Entonces podríamos argumentar que los estereotipos en realidad son algo bueno y que no hay por qué cambiarlos o eliminarlos.

Es un argumento que tiene su lógica, y que de alguna forma te encuentras cuando hablas con madres y padres que quieren que su hija o su hijo esté preparado para la sociedad en la que va a vivir, que encaje. Podríamos estar de acuerdo si el mundo fuese un lugar perfecto y feliz, si todo fuese bien.

Pero luego miras estadísticas sobre salud mental, el número de mujeres que padecen depresión, trastornos alimentarios o autolesiones, o el número de hombres que se suicidan… y está claro que esos estereotipos que nuestro cerebro utiliza como atajo no son buenos para todo el mundo.

Por otro lado, hay cuestiones relacionadas con la igualdad que también hay que tener en cuenta aquí, por ejemplo, por qué las mujeres están infrarrepresentadas en la ciencia. La ciencia necesita desesperadamente científicos de cualquier tipo, así que el hecho de que el 52 % de la población piense que la ciencia no es para ellas es malo para la ciencia y para todos.

– Sobre el tema de las mujeres y la ciencia hay un intenso debate. Unos defienden que existe un sesgo que aparta a las mujeres de las carreras científicas y contra el que hay que pelear, y otros opinan que todos somos libres de elegir y que si las mujeres prefieren otras carreras hay que dejarlas en paz. ¿Usted qué opina?

Pues que si eso fuese verdad, si de verdad fuesen libres para elegir, por supuesto que diría “ok, es su elección”. Pero cuando analizas qué es lo que aleja a la gente de determinadas elecciones, por qué toman las decisiones que toman, te das cuenta, entre otras cosas, de que la ciencia tiene una cultura muy misógina, y que si te fijas en cómo se mide el éxito en la ciencia, efectivamente existe un sesgo que perjudica a las mujeres.

Reshma Saujani, impulsora de la iniciativa Girls Who Code (‘chicas que programan’) dijo una vez que criamos a los niños para ser valientes y a las niñas para ser perfectas. Así las chicas no quieren hacer algo en lo que se pueden equivocar, ¡pero precisamente ese es el modo en que avanza la ciencia! Por no hablar de que todas hemos oído a científicos e ingenieros protestar cuando empresas como Google tratan de reclutar a más mujeres. “¡Pero si no tienen las habilidades adecuadas!”, etc.

Así que volvemos al inicio: ¿realmente es una elección libre si en una de mis opciones me están dejando claro que no me quieren allí, que me van a penalizar si me equivoco y que no me van a recompensar si acierto? Porque esto último también ocurre: el año pasado un matrimonio ganó el Premio Nobel de Economía y hubo una nota de prensa anunciándolo en la que el marido aparecía con su nombre completo y su título, y ella era descrita como “su mujer”. ¡En 2019!

07-03-2020
Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons

Silvina Corbetta: “La política pública no puede abandonar su obligación de formar docentes en la lengua de la comunidad donde educan”

Con motivo de celebrarse este 21 de febrero el Día Internacional de la Lengua Materna entrevistamos a Silvina Corbetta, experta argentina en educación intercultural bilingüe, quien nos habla sobre los desafíos que enfrenta América Latina y el Caribe.

Corbetta ha sido convocada por la UNESCO, entre otros investigadores, para contribuir en la línea de interculturalidad del Informe Regional GEM sobre inclusión, documento que será lanzado el segundo semestre de 2020.

La provisión de servicios educativos para personas pertenecientes a pueblos originarios y afrodescendientes en América Latina y el Caribe ha ignorado, históricamente, a esta población. La homogeneización cultural ha influido en los sistemas educativos, en cómo se elaboran los planes de estudio, y en qué lengua se imparten las clases.

Hoy, el debate se centra en la promoción de las lenguas locales como una de las aristas más relevantes para hacer realidad el derecho a una educación intercultural bilingüe (etnoeducación, educación propia, entre otras denominaciones) que sea equitativa y de calidad. Esta visión implica revalorizar la diversidad cultural y lingüística, poner de relieve a las diferentes identidades socioculturales y hacer dialogar el conocimiento indígena con la educación tradicional.

A pesar de muchos esfuerzos nacionales, la población indígena todavía tiene tasas de analfabetismo más altas, participación más baja en la educación y tasas de abandono escolar más altas que sus pares no indígenas. Estos números se relacionan con la pobreza, la distancia geográfica entre los hogares y los centros educativos, el ingreso temprano al mercado laboral y las actividades de subsistencia, entre otros factores. Si agregamos que los planes de estudio y los libros de texto rara vez incorporan elementos de las culturas indígenas y afrodescendientes, el camino es siempre cuesta arriba para estas personas.

Con estos desafíos siempre presentes, a partir de 2020, el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (conocido como Informe GEM), que la UNESCO publica anualmente, sumará un nuevo enfoque: investigará exhaustivamente una región cada año. Y es América Latina y el Caribe la que inaugura este ciclo analizando la inclusión educativa.

Los “otros étnicos”

La investigadora argentina Silvina Corbetta ha sido convocada por la UNESCO, junto a otros expertos de la región, para trabajar en el informe regional del GEM. Corbetta ha explorado durante su carrera cómo los “otros étnicos” han vivido la inclusión y la exclusión educativa en América Latina y el Caribe.

Silvina es politóloga especialista en Educación Ambiental y Doctora en Ciencias Sociales. Es profesora de la carrera de Tecnicatura Superior en Educación Intercultural Bilingüe, mención lengua quichua, en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina. Hablamos con ella sobre algunos hallazgos en su investigación.

– ¿Quiénes son actualmente en la región las personas que pertenecen a poblaciones originarias y afrodescendientes y cuál es su situación educativa?

Hablar de población indígena y afrodescendiente en América Latina implica referirnos a unos 154 millones de personas, casi un tercio de la población de nuestros países (28,4%).

En el caso de la población indígena, pese a la mejoría observada en la tasa de analfabetismo, siguen existiendo brechas en detrimento de este grupo. En todos los países para los que se cuenta con información, son las mujeres quienes poseen mayores porcentajes de analfabetismo, a excepción de Nicaragua que se da de modo inverso. Las mujeres indígenas rurales presentan la situación más desventajosa. En el caso de la población afrodescendiente, los indicadores disponibles muestran que la situación desventajosa es más elevada en comparación con la población no afrodescendiente y cuando este indicador se desagrega según sexo, se observa que en los países donde la escolarización es desfavorable para las personas afrodescendientes, son los hombres los que presentan la peor situación. Por otra parte, a medida que la población avanza en edad, el analfabetismo resulta mayor para ambas poblaciones en comparación con quienes no se autoidentifican como indígenas o afrodescendientes.

En materia de tasa de asistencia escolar, son los integrantes de pueblos indígenas quienes presentan los valores más desfavorables en comparación con la población no indígena. Cuando este indicador se mide comparando la población afrodescendiente con la no afrodescendiente, se observa que en la mayoría de los países la peor situación la poseen las y los estudiantes afrodescendientes. Esta brecha se hace mayor a medida que aumenta la edad y el nivel educativo. Cuando ese indicador se desagrega por sexo, son los varones los que poseen los peores porcentajes. Y al desagregarlo por zona de residencia, las zonas urbanas tienen mayores diferencias en las tasas de asistencia, en detrimento de poblaciones afrodescendientes.

Tanto indígenas como afrodescendientes son quienes mayores dificultades presentan en todos los indicadores analizados. Y aunque las cifras van mejorando, no se logra superar las asimetrías étnicas-raciales en la inclusión educativa.

– ¿Cómo los Estados nacionales de la región están tratando de organizarse para proveer servicios educativos que incorporen los conocimientos y las lenguas de estas poblaciones?

Los Estados han generado acciones para atender los derechos educativos de pueblos indígenas y afrodescendientes a través de la Educación Intercultural Bilingüe, la educación propia y/o etnoeducación. Cualquiera de estas tres denominaciones se refiere a la educación que –en diferentes modos enunciativos y según los países- los pueblos indígenas y personas afrodescendientes quieren para sí y que, por otra parte, los Estados están obligados a garantizar.

– ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los Estados, los técnicos que elaboran los planes de estudios; las escuelas y los docentes para incorporar las lenguas locales en el proceso educativo?

El fortalecimiento y mejora de la calidad integral del sistema educativo de quienes históricamente han sido vulnerados en sus derechos es más que un desafío clave, es una obligación impostergable de los Estados. La política pública no puede abandonar su obligación de capacitar a las y los docentes en la lengua de la comunidad donde educan, para que exista una verdadera inclusión de los niños y niñas en los procesos educativos según su lengua y su cultura.

Entre los desafíos más comunes para incorporar las lenguas locales al proceso educativo figuran: la escasa capacitación de los docentes en las lenguas vernáculas y sobre el sistema de conocimiento de los pueblos, la falta de material didáctico pertinente, la desigualdad de categorías docentes según el nivel de contratación de docentes indígenas y no indígenas. Resulta crítico que los sistemas busquen generar instrumentos de evaluación, cuando aún no han logrado cumplir con las etapas anteriores de la inclusión educativa, lo cual también tensiona a las comunidades y sus familias.

Otro desafío para los Estados y sus sistemas educativos es la enorme relevancia que tiene la desagregación del presupuesto nacional de educación y hacer visible los porcentajes de las asignaciones presupuestarias interanuales, para que efectivamente sean destinadas a la población indígena y afrodescendiente en pos de revitalizar las lenguas y fortalecer sus sistemas propios de conocimiento. La inclusión de estos sectores en clave de su cultura y/o su lengua depende de Estados eficientes y efectivos para cumplir con sus responsabilidades en todas las dimensiones de la política educativa (contratación y concursos docentes, formación inicial y continua en la lengua y la cultura, estudios sobre la vitalidad de las lenguas indígenas, producción de materiales didácticos, infraestructura, etc.).

En el marco del Día lnternacional de la Lengua Materna me gustaría enfatizar la demanda a los Estados, para que incluyan, en los censos nacionales de población, una pregunta sobre lenguas maternas, lenguas indígenas o lenguas habladas para la totalidad de la población. Esta información es un insumo base para garantizar los derechos lingüísticos de los pueblos y fortalecer las investigaciones sobre su grado de vitalidad para poder diseñar las políticas públicas adecuadas.

– ¿Cuáles son los efectos, para la sociedad en general y para estos grupos específicos, de incorporar las lenguas maternas en la educación? ¿Encontró alguna experiencia que le haya llamado la atención por sus resultados?

Una sociedad que acompañe la lucha de los pueblos indígenas para incorporar sus lenguas maternas a la educación es una sociedad que ha puesto en su horizonte la paridad de condiciones de las lenguas. Es una sociedad que aspira a ser más justa.

Algo interesante está sucediendo en El Salvador, pese a la demora del Estado en ser parte del proceso. Hay una mayor movilización o demanda en comunidades donde se habla menos la lengua, lo cual indica la preocupación por su revitalización y existe una demanda de cursos de lengua y cultura indígena por parte de docentes urbanos para interculturalizar el sistema educativo.

Estas situaciones refuerzan la necesidad de acciones por parte del Estado para que exista una adecuada respuesta a lo que los pueblos indígenas quieren para sí y para implementar un enfoque de interculturalidad para todas y todos, transversal al sistema educativo.

La necesidad de recuperar sentidos identitarios por parte de las comunidades y el interés por las lenguas y culturas indígenas por parte de docentes urbanos no indígenas son oportunidades impostergables.

Cortesía de UNESCO-SANTIAGO