Por: Dr. Pedro Reino Garcés
Historiador/Cronista Oficial de Ambato
Entre los documentos investigados en el Archivo Nacional que guarda la Casa de la Cultura de Chimborazo, consta entre las circulares con que responden los curas de los pueblos de la jurisdicción de Riobamba a una disposición emitida desde Quito por el obispo Leonardo Santander y Villavicencio: “mandamos que diariamente en todas las iglesias de este nuestro obispado…como se practica aunque sea por la necesidad pública más leve, en la santa iglesia metropolitana patriarcal de Sevilla, bajo cuya norma está erigida nuestra iglesia de Quito, después de concluida la misa…se hagan rogaciones públicas.. con plegarias de campanas, por el feliz éxito de las armas del Rey nuestro señor contra los rebeldes…”
Fray Pedro Barona, cura de Calpi es quien pone una explicación un tanto amplia a la circular que va de pueblo en pueblo. Esta, copiada a la letra dice:
“Santiago de Calpi, y Agosto 18 de 1820.- como en el mismo acto de rebelión contra nuestro católico monarca, que Dios guarde por más años, descubrí la impiedad de los traidores, que paliando su deslealtad con los especiosos nombres de Religión, Rey y Patria, intentaron con monstruosidad escandalosa, separarse en primer lugar de la religión católica, negando la obediencia a nuestro natural soberano el Sr. Dn Fernando VII a quien debemos obediencia sin mentir, porque así lo manda Dios, la misma naturaleza y todo derecho, como consta de la Sagrada Escritura, leyes naturales y positivas, a pesar de los sublevados sofistas del tiempo; por lo cual no es permitido a ningún leal elegir a su antojo, potestad que lo gobierne, motivo de que estas son únicamente producciones de los libertinos heresiarcas que se han valido de ello para mancharlos con sus errores:
Las historias nos demuestran con hechos claros lo que refiero; e inteligenciado de su cavilosidad, y lleno de dolor de su perdición eterna, no he dejado de dirigir en mis sacrificios y oraciones, súplicas al Todopoderoso, humille a tanto vasallo rebelde, y triunfen las armas del Rey Católico que es el protector de nuestra Santa fe; y como estos son los objetos de nuestro ilustrísimo prelado, que el Señor lo guarde por muchos años, obedezco con rendimiento lo que se me manda en la circular, sin olvidar a su señoría ilustrísima; pues en tales circunstancias nos lo ha enviado Dios para que con su santo celo y lealtad conocida a nuestro amado soberano, contenga las intrigas artificiosas de tanto doloso que habla en dos lenguas. Y con esto sigue la circular a Cajabamba.- f) Fray Pedro Barona.”
La circular estuvo dirigida a “los venerables curas de San Luis, Yaruquíes, San Andrés, Calpi, Cajabamba, Sicalpa, Columbe, Guamote, y de éste a la vicaría.” Joaquín Arrieta de Yaruquí explica que lo hace con los niños, oración diaria por la mañana y por la tarde. Fray Manuel Ochoa, de Licán dice que dará el debido cumplimiento, porque estima “vuelva la calma de las tempestuosas olas con que se ve batida la navecilla de San Pedro”…
Lo que nos queda claro es que la lucha por la Independencia no fue un acto político administrativo solamente, sino que se tuvo que enfrentar al criterio de un derrumbamiento de la iglesia