La política del buen vecino.

Por: Fernando Naranjo Villacís
fnaranjo@gye.satnet.net

De la época estudiantil, conservo frescos los gratos recuerdos de aquellas clases de música con el inolvidable maestro Carlos Alberto González en la escuela y colegio Elizalde Vera, entonábamos el “Himno de las Américas”, un canto de amistad, de buena vecindad.

Ahora que han pasado ya tantos años, toma vital importancia por la situación actual de Venezuela y Colombia. Países hermanos, vecinos, tan próximos a nuestro legado histórico, atrapados en un conflicto político que se ha transformado un serio problema humanitario. Ocasionado por el gobierno venezolano presidido por Nicolás Maduro, quien no ha captado la esencia patriótica del padre de la patria grande, el Libertador Simón Bolívar, cuyo pensamiento siempre estuvo inspirado por los sentimientos de equidad, libertad y justicia social: “Las discordias que nacen de la unión que yo he procurado formar, me hacen sufrir las agonías del suplicio.” (Carta al Gral. Santander, 10 de junio de 1820) “La amistad es más fuerte que la fortuna” (Carta a Sir Robert Wilson, General inglés, 30 de abril de 1827).

Por eso evoco aquel himno, cuya letra, ahora más que nunca debemos expresarla a viva voz: “Un canto de amistad/ de buena vecindad,/ unidos nos tendrá eternamente/ por nuestra libertad, por nuestra lealtad/ debemos vivir gloriosamente./ Un símbolo de paz alumbrará el vivir de todo el continente americano/ fuerza de optimismo fuerza de hermandad/ será este canto de buena vecindad./ Argentina, Brasil y Bolivia,/ Colombia, Chile y Ecuador,/ Uruguay, Paraguay, Venezuela,/ Guatemala y El Salvador,/ Costa Rica, Haití y Nicaragua, / Honduras y Panamá,/ Norteamérica, México y Perú,/ Cuba y Canadá: ¡Son Hermanos Soberanos de la Libertad! !Son Hermanos Soberanos de la Libertad!”

Cuanta falta nos hace volver a practicar esos valores eternos de la buena vecindad, para lograr una convivencia armoniosa, de bienestar y mutua consideración. Es lo que inspiró al ex presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt en su primer discurso de toma de posesión, cuando dijo: “En la esfera de la política mundial, yo dedicaré esta nación a la política del buen vecino; el vecino que de modo resuelto se respeta a sí mismo y al hacerlo, a los derechos de los otros; el vecino que respeta sus obligaciones y respeta la santidad de sus acuerdos en y con un mundo de vecinos”.

Necesitamos con urgencia desarrollar una vigorosa acción comunitaria que nos permita: Conocer para participar. Participar para conocernos. Conocernos para valorarnos. Valorarnos para hacernos respetar. Respetar nuestros sentimientos. Respetar nuestros semejantes. Respetar nuestro pueblo y a todos los pueblos de la tierra.

Con este compromiso por lograr una auténtica y respetuosa convivencia de buena vecindad, seremos actores responsables de la transformación de una sociedad justa, libre y democrática.

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