Tras el devastador terremoto que azotó la costa ecuatoriana el pasado 16 de abril, que dejó como saldo 660 víctimas mortales, más de 30.000 albergados y cientos de edificaciones destruidas, varias fueron las reacciones que se manifestaron después de la tragedia: incredulidad, ansiedad, desorganización personal y emociones fuertes; así como también reacciones físicas, cognitivas, emocionales, y de una profunda solidaridad entre hermanos, lo que en definitiva marcará un antes y un después de la tragedia.

En este marco, se observó la presencia de ciertos indicadores de uso y consumo de drogas en los albergues de mayor capacidad, en especial en las ciudades que mayor afectación sufrieron por el terremoto: Portoviejo, Manta, Pedernales, Jama, Jaramijó y Muisne.

Es por esta razón que la Secretaría Técnica de Drogas, a través de la Dirección Nacional de Control de la Demanda desarrolló acciones de prevención al uso y consumo de drogas, a través de un plan de intervención coordinado con instituciones como el Ministerio de Salud, Ministerio de Inclusión Económica y Social, Ministerio Coordinador de Seguridad, entre otros.

El plan tuvo como objetivo principal reducir las condiciones de riesgo y fortalecer las habilidades sociales en cada uno de las personas que se encuentran en los albergues antes mencionados, capacitando a los profesionales responsables de los grupos de jóvenes y familias, brindándoles las herramientas y habilidades necesarias.

Los encuentros tuvieron gran aceptación por parte de los más de 150 profesionales capacitados, que pudieron formar parte de esta gran iniciativa, en la que se estableció el compromiso de implementar acciones de prevención en cada uno de los albergues, llegando a más 500 familias.

Entre los temas que se abordaron se encuentran: intervención en crisis y consecuencias postraumáticas, la prevención de drogas y las alternativas preventivas, plan de trabajo preventivo con familias y jóvenes, entre otros.

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