Por: Dr. Luis Rivadeneira Játiva
No me voy a referir a la obra de Og Mandino, “El mejor vendedor del mundo”, ni a los llamados secretos en las ventas, tampoco a las características que debemos tener como vendedores, ni a nuestros mandamientos. Me refiero, más bien, a cosas prácticas, de la vida cotidiana, producto de nuestra experiencia en las ventas de bienes inmuebles, como corredores profesionales de bienes raíces.
Primeramente, la calidad de mejor vendedor, nos dan nuestros clientes, o nos hacen creer que somos los mejores, aunque, no lo dudemos, siempre habrá uno mejor que nosotros.
Debemos actuar con ética profesional en todos los negocios que emprendamos. Todos los profesionales debemos actuar con ética. También es importante nuestra propia imagen. La transparencia que debemos tener en todos nuestros actos es lo mejor que podemos hacer para que confíen en nosotros. Debemos actuar con honestidad y sencillez.
La responsabilidad es nuestra y debemos mantener la misma forma de actuar en todos nuestros actos y con todos nuestros clientes, porque todos son de primera.
Para ser buenos vendedores, entonces, debemos actuar con honestidad y transparencia, logrando el encuentro de un nuevo cliente, a quien, inclusive, debemos atenderlo en la etapa de postventa, ya que ellos seguirán necesitando de nosotros para nuevos negocios.
Hay clientes que llegan a confiar tanto en nosotros que inclusive nos permiten negociar directamente a nosotros, porque actuamos con profesionalismo y representamos a nuestros clientes de la mejor manera.
Hay momentos importantes en nuestra vida profesional, como, el momento en que un cliente decide pedirnos nuestro trabajo para un nuevo negocio, o también, el momento en que nuestros clientes nos recomiendan. Allí encontramos la mejor respuesta de ellos para nuestro trabajo honrado y responsable. El mejor vendedor del mundo todavía no existe, pero, podemos aproximarnos a ello a través de nuestra ética.
Les invito, a todos los profesionales del mundo, a actuar con transparencia y honestidad, para ser los mejores, de nuestra comunidad. Debemos, desde luego, aspirar a ser los mejores del mundo, pero, porque somos honestos.
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