En un marco excepcional, la Casa de la Provincia de la Prefectura del Azuay (Cuenca, Ecuador), tuvo lugar el jueves 23 de noviembre un acto simbólico con motivo del Día Internacional de la Palabra. El acto cultural lo presidieron el Dr. José Manuel Castellano, Dr. Simón Valdivieso, el escrito Eliécer Cárdenas y el Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Cañar, Dr. Edgar Palomeque.
Cada 23 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Palabra. Una iniciativa que, consciente de la necesidad del diálogo como herramienta fundamental para la erradicación de toda violencia, desea concienciar a la sociedad con este concepto que sin duda es el único camino hacia una paz duradera entre los pueblos, sin discriminación de ideas políticas o religiosas.
El evento registró una destacada afluencia de público y se desarrolló a lo largo de dos horas media con lecturas de distintos fragmentos de libros y obras de creación propia de los invitados, donde primó una multiculturalidad lingüística (castellano, kichwa, portugués, inglés, vasco, hebreo, gallego…).
Las Coordinadoras del encuentro, Delsa Silva y Ximena Suárez, dieron la bienvenida a los invitados y destacaron el inestimable apoyo y excelente predisposición ofrecido por el Sr. Prefecto del Azuay, Ing. Paul Carrasco, en la celebración, por primera vez en Ecuador, del Día Internacional de la Palabra.
La edición cuencana contó con una destacada presencia de intelectuales, investigadores, profesionales y una amplia representación de docentes y alumnos de diferentes universidades del Azuay y del Cañar. La esencia de esta actividad es contribuir a difundir y sensibilizar “la palabra como vínculo de la humanidad frente a toda violencia”, puesto que es una herramienta básica en la resolución de conflictos, diferencias y un medio de contacto y lazo entre los pueblos y la diversidad.
Las coordinadoras están convencidas de que el siglo XXI es el del entendimiento. La palabra tiene que ser el vínculo de la humanidad y la única forma de resolver los conflictos tiene que ser el diálogo. Esto está en las manos de las generaciones que hoy tienen la responsabilidad del liderazgo de los países y debe ser la herencia que dejen a las próximas generaciones.
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