El evento se desarrolló el 24 y 25 de enero de 2013, en la ciudad de Manta, en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM).
Presentamos la segunda parte de la conferencia: “La publicación de artículos: el desafío del docente universitario en la segunda década del siglo XXI”, que expusiera el Magíster Jeovanny Benavides Bailón, en el Seminario Internacional de Editoriales Universitarias, organizado por REUPDE (Asociación de Editoriales Universitarias y Politécnicas del Ecuador) y la Editorial Mar Abierto de la ULEAM.
En la segunda parte de su intervención en este Seminario Internacional de Editoriales Universitarias, el Magíster Jeovanny Benavides Bailón anotó:
“Aunque han pasado un poco más de dos años desde la puesta en vigencia de la LOES, algunos expertos ya han hecho un balance de esta situación. Por ejemplo, el Ing. Darío Velasteguí, director del Centro de Investigaciones de la Universidad de Ambato, expresa que en el contexto mundial el país ofrece muy escasa producción de conocimiento reflejada en este tipo de publicaciones. “No hay una base nacional de datos para el registro de publicaciones de reconocimiento científico”.
Exigencias de Latindex
El hecho de aparecer en Latindex legitima igual muchos conceptos. En mi experiencia como editor de una revista indexada en esta base de datos (revista La Técnica de la Universidad Técnica de Manabí), puedo decir que se ha lidiado con múltiples desafíos. Para la evaluación de revistas impresas, Latindex establece 33 características, entre básicas, de presentación, de política editorial y de contenido. De estas características se pueden destacar: evaluadores externos, contribución de autores externos, consejo editorial con miembros externos, originalidad. A la par, cada día el docente universitario se ha empezado a fijar en parámetros que cumplir y sobre la marcha ha ido aprendiendo a estructurar desde una idea hasta posicionar argumentos más complejos en áreas temáticas multidisciplinarias. Ese aprendizaje, vino luego de que la fiebre por publicar empezó a adquirir ribetes de escribir en serio sobre cuestiones de interés, indagar y presentar perspectivas científicas sobre el campo de referencia de cada docente. Todos sabemos que la actividad científica es un modo de ser, de pensar, de hacer y de sentir. Un modo de vivir la vida. Tiene que ver con una manera particular percibir e interpretar la realidad, una mezcla de razón, intuición y emoción, de ilusión y de pasión. Es un proceso serio y sistematizado de producción de conocimientos.
Publicar es un gran logro
Publicar representa un gran logro, tomando en cuenta que a esto antecede un enorme trabajo de investigación y escritura, pero a veces este triunfo llega a ser insuficiente cuando de sobrevivir en el ámbito académico y científico se trata. Esto se debe a que todo lo que el profesor investigador saque a la luz pública será evaluado y tasado por los colegas, práctica a la que se le denomina “revisión de pares”. El valor del trabajo ante los demás dependerá de su originalidad y profundidad, su relevancia para el sistema de conocimiento, su potencial utilidad científica o práctica, de si el medio impreso empleado está registrado en un index internacional y del carácter de la revista donde fue publicado.
Años antes, ya el Dr. Luis Rodolfo Rojas, de la Universidad del Zulia en Venezuela, señalaba que en esto de comunicar la ciencia tenemos al artículo como una manera de integrar acciones de la investigación y la educación superior con la comunicación del saber. Se investiga para conocer, resolver y enseñar, para comunicar y para trasformar. Para generar calidad de vida, bienestar y esperanza. Y el mismo Rojas evidencia el gran dilema: investigar para vivir o vivir para investigar. Ese es un problema de cultura científica.
En el caso ecuatoriano investigar y publicar (conceptos que recién empezaban a ir de la mano) pasa por el hecho de cumplir con parámetros legales y al mismo tiempo de concebir por distintos caminos la tan mentada universidad del siglo XXI que tanto se ha hablado y cuyas referencias solo se han expuesto en congresos y en tertulias académicas.
Hay que pasar del reproducir al producir
Una punta de lanza para lograr resultados debían ser los centros de investigación de las universidades y el rico nicho que se ambicionaba tener en las maestrías y doctorados ofertados por la universidad ecuatoriana. Solo un mínimo porcentaje de instituciones de educación superior lograron encontrar lo que buscaban en estas alternativas, las demás tuvieron que replantearlo (casi) todo. Una realidad (también triste) era que muchos profesionales, docentes incluidos, habían obtenido un título de cuarto nivel sin dejar una huella investigativa. Y se olvidó que “en la Maestría y el Doctorado hay que pasar del reproducir al producir, tanto alumnos como profesores, es decir o eres o no eres investigador. No puede ser más o menos investigador”.
En estas instancias hay que superar la queja de que no me enseñaron tal asunto. Todo esto es un reto de cultura científica y de competencias para los alumnos, para los profesores investigadores y para las instituciones. Con ello se vuelve a una cuestión básica: Un docente universitario debe tener como característica principal ser creativo y disciplinado, de lo contrario será un repetidor de fórmulas y textos. Siendo realistas, hay muchas universidades que no tienen fondos de investigación, o que consideran «investigar» publicar un libro con reflexiones de un profesor. Las universidades que invierten en investigación son pocas y son de alto nivel.
En mi experiencia como editor, durante una capacitación tipo taller sobre el proceso preliminar para la escritura de artículos científicos, lancé una pregunta a un grupo de docentes: ¿Para qué escribimos? ¿Si solo se trata de sobrevivencia en el sistema, si solo se trata de lo académico, no creen que no tiene mucho sentido la discusión? La pregunta produjo un incómodo silencio.
Visto de esta manera, y aparte de los vergonzosos silencios que hay de por medio, la necesidad de publicar convertido en un imperativo también despierta una reacción interesante y plausible en docentes que se han tomado la tarea muy en serio y han postulado trabajos dignos de ser reconocidos en una revista internacional. Más de uno de ellos tiene entre manos dos y hasta tres publicaciones que a la vez han pedido sus artículos que, como no puede ser de otra manera, debe ser rigurosamente inédito.
La formación del docente
La revista económica Gestio Polis señalaba en el 2009 “que de allí emerge la importancia de resaltar que la formación del docente universitario es una habilidad que debe contener un carácter hermeneuta, humano entre otro, porque la compresión del ser en su esencia es muy compleja y llena de incertidumbre, el mero hecho que cada ser posee una dimensión humana caracterizada por sus ejes axiológico lo hace dinámico e ininteligible”.
La tarea docente universitaria es tan compleja que exige al profesor el dominio de importantes estrategias. En la cuestión de publicar, muchas cuestiones pasan por el hecho de establecer contactos y hacerse poco a poco un nombre como investigador.
Hasta aquí debe estar claro que el artículo científico es el primer registro público y oficial de un docente investigador. Su objetivo es el de dar a conocer los resultados obtenidos en su investigación y asentar el reclamo de prioridad del autor, y su principal característica es la reproducibilidad de los experimentos que condujeron al científico a los resultados mostrados.
Los artículos científicos publicados son los que, en buena medida, hablarán por el autor. El artículo científico se trata de una publicación primaria, por lo que los científicos interesados en el tema deben de encontrar en esta clase de documentos la suficiente información para: analizar las observaciones, repetir los experimentos y evaluar los procesos intelectuales.
Para poner un ejemplo del Doctor Roberth Day: un fontanero no necesita escribir sobre cañerías, ni un abogado sobre sus casos (salvo los alegatos); pero el docente-investigador quizá sea el único, entre todos los que desempeñan un oficio o profesión, que está obligado a presentar un informe escrito de lo que hizo, por qué lo hizo, cómo lo hizo y lo que aprendió al hacerlo. La palabra clave es reproducibilidad. Eso es lo que singulariza a la ciencia y a la redacción científica.
Publicar artículos es un desafío
Es así, que con la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) aprobada con el reglamento incluido, se derriban mitos y se presenta como un auténtico desafío la publicación de artículos, porque ahora (más que antes), ser profesor universitario en un ecosistema comunicacional se requiere una formación especial y tener presente que el objetivo de la investigación científica es la publicación. Los hombres y mujeres de ciencia no son juzgados principalmente por su habilidad en los trabajos de laboratorio, ni por su conocimiento innato de temas científicos amplios o restringidos, ni, desde luego, por su ingenio o su encanto personal; se los juzga y se los conoce (o no se los conoce) por sus publicaciones.
Un nuevo reto con ello es desarrollar una nueva inteligencia informacional y comunicacional para sobrevivir en esta sociedad global de la información y de las comunicaciones, recuperando el valor de lo humano y de la persona como el sentido fundamental que orienta la actividad de investigación.
No deja de ser triste, por decirlo de alguna manera, el hecho de que antes de que la LOES entrara en vigencia el tema de las publicaciones para los docentes universitarios ecuatorianos pasara prácticamente desapercibido. Ahora y con la obligación de publicar a cuestas hay horizontes que se abren y que cuesta mucho visibilizarlos porque hace mucho debieron ser evidentes y, sin embargo, no lo estaban.
Y para finalizar, considero imprescindible recordar lo que el Dr. Robert A. Day señala en su célebre obra «Cómo escribir y publicar trabajos científicos», pensamiento que da pie a todo lo expuesto anteriormente: “Escribir bien un trabajo científico no es una cuestión de vida o muerte; es algo mucho más serio”.
Esta ponencia socializada en el marco del II Seminario Internacional de Editoriales Universitarias, realizado el 24 y 25 de enero de 2013, en la ciudad de Manta, en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM) fue muy aplaudida, especialmente por la solvencia del autor durante el debate.