UNESCO precisa que más de 1.058.824.335 de estudiantes se encuentran fuera de la escuela en todo el mundo

Según la UNESCO , hasta principios de agosto de 2020 y como consecuencia del cierre de instituciones educativas como medida para detener la rápida propagación del COVID-19, más de 1.058.824.335 de estudiantes se encuentran fuera de la escuela en todo el mundo.

De ellos, más de 160.000.000 corresponden a estudiantes de América Latina y el Caribe. Esta situación ha significado para los sistemas educativos nacionales una emergencia sin precedentes. Los gobiernos de la región, liderados por los ministerios de Educación, han implementado rápidamente modalidades de aprendizaje a distancia, apoyando al personal educativo y movilizando a los padres, madres, cuidadores y comunidades, con miras a garantizar la continuación del aprendizaje.

A nivel regional, han sido convocadas múltiples instancias de diálogo técnico y político, en los que destacan tres temas centrales comunes que requieren de apoyo político y programático inmediato y de más largo plazo:

1.- Importantes avances e innovación en el área de educación a distancia, mediante la utilización de tecnologías durante las últimas semanas, más que en cualquier otro momento. Sin embargo, aún existen importantes desafíos para garantizar la equidad e inclusión, teniendo en cuenta a los grupos de población más vulnerables y marginados;

2.- Necesidad de avanzar hacia sistemas educativos resilientes y flexibles, con enfoque en la preparación; y

3.- Nueva mentalidad y cambio de paradigma: hacia la interdisciplinariedad e intersectorialidad que vaya más allá de los pensamientos y las acciones sectoriales centrados en la educación, donde destaca la oportunidad sin precedentes de transformar los sistemas educativos nacionales. Este espíritu de transformación hace que la Agenda ODS-Educación 2030 sea más relevante y necesaria que nunca.

Considerando estas áreas, la UNESCO, con la colaboración del Grupo Regional de Educación para América Latina y el Caribe, ha lanzado una serie quincenal de intercambio de conocimientos e información para responder a la pandemia, con foco en los cuatro pilares del ODS-Educación 2030: equidad, inclusión, calidad y aprendizaje a lo largo de toda la vida. El objetivo de esta iniciativa es apoyar a los ministerios de Educación y a los diferentes actores educativos para el desarrollo, gestión y diseminación de evidencia relevante que informe la respuesta inmediata, así como las acciones de mediano y largo plazo.

SE REQUIERE NUEVA PLANIFICACIÓN

Mientras las escuelas continúan cerradas, es urgente que los gobiernos aceleren la planificación adecuada y la definición de los procedimientos para la reapertura. La mayoría de los países se encuentran definiendo políticas, procedimientos y financiamiento para asegurar operaciones escolares seguras y entornos protectores una vez las escuelas se abran y, en muchos de ellos, UNICEF y la UNESCO ya han intensificado su apoyo a estos esfuerzos en curso por parte de las autoridades nacionales. Una de las preocupaciones se centra también en como recuperar el tiempo perdido y garantizar los resultados de aprendizaje en modalidades a distancia, mixtas o presenciales, que aseguren una propuesta pedagógica sencilla pero que asegure la calidad.

En varios países se ha iniciado la revisión y adaptación de los contenidos curriculares para hacer frente no solo a los desafíos en términos de educación, sino también a los de agua y saneamiento, salud y protección para garantizar una respuesta integral. En situaciones de emergencia o crisis, la priorización curricular permitirá identificar los objetivos de aprendizaje esenciales que puedan ser cumplidos tomando en cuenta las circunstancias y herramientas disponibles en cada contexto.

Al mes de julio, es decir a más de cuatro meses del cierre de escuelas, existe muy poca información sobre como las opciones educativas implementadas hasta hoy están llegando a los diferentes contextos y en especial a los grupos más vulnerables. Se estima que, aun con la reapertura paulatina de las escuelas, durante el 2020 y el 2021 se requerirán periodos de recuperación y reforzamiento de los aprendizajes. La organización del currículo requerirá una revisión detallada del plan de estudios, su flexibilización y la incorporación de contenidos clave como la importancia del lavado de manos, el conocimiento de protocolos de salud y seguridad, estrategias de apoyo psicosocial, medidas de prevención de violencia y disminución de riesgos, etc.

Este proceso de ajuste curricular deberá implementarse tomando en cuenta las necesidades de aprendizaje, las condiciones actuales y las limitaciones de cada contexto. Generalmente, el currículo de emergencia funciona como un puente para asegurar el derecho a la educación desde la declaración de emergencia hasta el restablecimiento de la educación formal, y está determinado por el nivel de afectación en la salud, los medios de vida, la alimentación, los servicios, la seguridad, etc. A mayor afectación, mayor vigencia en la intervención de este currículo, por lo que se estima que en el caso de esta pandemia la intervención curricular podría durar varios meses e incluso años, precisa la UNESCO.

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