El calentamiento del planeta se debe más al comportamiento de sus habitantes que a las emisiones de dióxido de carbono, según el Informe Mundial sobre Ciencias Sociales 2013, que la UNESCO presenta este viernes 15 de noviembre de 2013.
Una nueva edición del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales subraya la imprescindible aportación de estas ciencias a la búsqueda de soluciones para garantizar la supervivencia humana frente al cambio climático.
Editado por la UNESCO, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y el Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS), este informe se titula Cambios Ambientales Globales y presenta artículos escritos por más de 150 eminentes especialistas mundiales en ciencias sociales: antropología, economía, estudios sobre el desarrollo, geografía, ciencia política, psicología y sociología. La tesis que recorre las 600 páginas de esta publicación es que los individuos, su comportamiento y las sociedades humanas tienen que ser el núcleo central de todos los esfuerzos que se realicen para afrontar los problemas planteados por los cambios ambientales y los fenómenos físicos que han puesto de manifiesto las ciencias naturales.
El informe hace un balance de los problemas ambientales sin precedentes que se plantean a la humanidad, y también evalúa sus posibles consecuencias devastadoras para el bienestar de los seres humanos. El cambio ambiental global está trastocando todo en nuestro planeta, al trastornar los sistemas que sustentan la vida, y está afectando a todas las poblaciones del mundo, al alterar sus medios de subsistencia, modos de vida, acciones e interacciones.
El cambio ambiental está exacerbando ya los problemas con que tropiezan los individuos y las comunidades que se debaten contra las crisis económicas, sociales y políticas, y también está haciendo que la pobreza persista, que las desigualdades aumenten y que el descontento social se agrave.
En su artículo titulado La migración como estrategia de adaptación al cambio ambiental, dos de los colaboradores del informe, W. Neil Adger y Helen Adams, observan que “los datos empíricos muestran que algunas poblaciones carecen de recursos para emigrar porque el cambio ambiental ha disminuido su nivel de vida”. Estos autores señalan también que muchas de las personas que emigraron a las zonas costeras y las ciudades en los últimos decenios son especialmente vulnerables al cambio climático porque “se apiñan en zonas densamente pobladas, situadas con frecuencia en laderas escarpadas o llanuras inundables, en las que se encuentran terrenos desocupados y baratos […]”.
Por su parte, Elke U. Weber, en su colaboración titulada Cambio de comportamiento individual y colectivo, advierte que “las repercusiones negativas inducen normalmente a la gente a cambiar su comportamiento, pero en lo que respecta al cambio ambiental el lapso que media entre la causa debida al comportamiento y sus impactos negativos en el medio ambiente hace que la gente se percate difícilmente del nexo que los une”.
Todas estas cuestiones subrayan la necesidad de recurrir a las ciencias sociales para que se produzcan los cambios económicos y de comportamiento que exige el logro del desarrollo sostenible. A este respecto, en el informe se hace un llamamiento apremiante a la comunidad científica internacional para pasar a la acción. Es preciso que los especialistas en ciencias sociales cooperen más eficazmente con sus colegas de otros campos científicos, como los especialistas en ciencias humanas, naturales y de la ingeniería, a fin de producir conocimientos que puedan contribuir a resolver los problemas ambientales más urgentes actualmente y a afrontar los desafíos planteados al desarrollo sostenible. Esa cooperación tiene que ir acompañada por una estrecha colaboración con los responsables de la adopción de decisiones, los profesionales y cualesquiera otros usuarios de los resultados de los trabajos de investigación científica.
En su artículo titulado ¿Es inevitable el aumento de las emisiones de gases con efecto de invernadero?, John Urry explica por qué es necesaria esa colaboración: “Lo que se necesita es invertir la tendencia al crecimiento aparentemente inexorable de los sistemas con altas emisiones de dióxido de carbono y las prácticas sociales inherentes a ellos. Esa inversión de tendencia, que debe ser social y económica a la vez, exige que den ‘marcha atrás’ la mayoría de los sistemas que se pusieron en movimiento a lo largo del siglo XX, encontrando un ‘medio de retroceso’ sin que éste les impida avanzar rápidamente al mismo tiempo”. Al referirse a los efectos de la reducción de las emisiones de dióxido de carbono, Urry predice que “en los sistemas con bajas emisiones de dióxido de carbono disminuirán a corto plazo los niveles de ingresos y consumo, y por eso será difícil convencer a la gente para que adopte prácticas sociales que entrañen bajas emisiones de gases con efecto de invernadero”. Para que eso sea aceptable, añade este autor, los consumidores tendrán que llegar a la convicción de que las actividades y los productos con bajas emisiones de dióxido de carbono son deseables.
El Informe aboga por una visión más audaz y más amplia de las ciencias sociales:
. que sean suficientemente audaces en el encuadre y reinterpretación del cambio ambiental global como problema fundamentalmente social;
. que se muestren más eficaces en la tarea de integrar sus observaciones en la elaboración de medidas que permitan aportar soluciones;
. que estén dotadas con un mayor número de especialistas para tratar los problemas creados por el cambio ambiental global; y
. que sean diferentes, esto es, que sean capaces de reflexionar sobre su modo de pensar y practicar la ciencia –teorías, hipótesis, metodologías, instituciones, normas e incentivos– a fin de coadyuvar más eficazmente a la empresa de afrontar los complejos desafíos interdisciplinarios e intersectoriales que se plantean hoy en día a nuestras sociedades.
El informe aspira a ser un instrumento de movilización de los especialistas en todas las disciplinas en ciencias sociales que trabajan en universidades, institutos de investigación, grupos de expertos, ONG, organismos gubernamentales y organizaciones intergubernamentales de todo el mundo. También le servirá al Consejo Internacional de Ciencias Sociales (CICS) como elemento de referencia para examinar con sus miembros y socios de qué manera se puede no sólo perfeccionar la base de conocimientos de las ciencias sociales sobre el cambio ambiental, sino también promover una participación de primera importancia de las ciencias sociales en los trabajos de investigación relacionados con la sostenibilidad. El informe, por último, contribuirá a configurar la labor de la UNESCO encaminada a apoyar políticas de desarrollo sostenible, integradoras y equitativas, en los programas aplicados a nivel nacional.
El Informe mundial sobre Ciencias Sociales 2013 ha sido preparado y revisado por el CICS.
A partir de las 09:00 (hora de París) de este viernes 15 de noviembre, el informe podrá ser conocido en su totalidad, en todo el mundo.
UNESCO