Universidades, carreras, posgrados y extensiones proliferan en el Ecuador

Se plantean dos hipótesis a verificar, una de carácter general y otra particular, que tienden o aproximan hacia una explicación de la situación antes descrita.

El informe elaborado por el CONESUP en agosto del 2009, para dar cumplimiento al Mandato Constitucional Nº 14 de la Asamblea Constituyente reunida en Montecristi, Manabí, señala, entre otras cosas lo siguiente: “El Sistema de Educación Superior (es decir el conjunto de universidades, escuelas politécnicas y otros centros de educación superior) en los últimos 20 años ha sufrido cambios importantes, los mismos se han producido al unísono con los cambios de la sociedad ecuatoriana. Esos cambios, a nivel general, desgraciadamente se han dado a nivel más cuantitativo que cualitativo.

En 20 años, agrega, la población ecuatoriana se ha duplicado, el PIB se ha cuadruplicado, del mismo modo han proliferado las instituciones de educación superior. En 1988 como sistema registraba 21 centros de educación superior (que participaban en el Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas (CONUEP), en el 2008, 20 años después, ese número llega a 73 (sin contar con los Institutos Técnicos y Tecnológicos de Educación Superior que suman 220 en funcionamiento de los 292 registrados en el sistema del CONESUP y sin contar con los 35 proyectos de universidad que se encuentran en trámite”.

A esto hay que agregar, en segundo lugar, la existencia de un modelo autonomista (de desarrollo endógeno), que se está tornando disfuncional a la nueva línea de desarrollo del país.

El mismo informe del CONESUP puntualiza que el modelo que la universidad ecuatoriana ha venido configurando en los últimos 40 años arroja como resultado una autarquía extrema, hacia el interior de cada institución y una anarquía de conjunto hacia el exterior. De manera que, el modelo funcionalista y profesionalizante no ha sido eficaz al desarrollo estructural del país, donde encontramos serios desajustes como la existencia de un desempleo profesional alto, o una falta de coherencia de los empleos con la formación recibida.

Añade que el desarrollo endógeno o autarquía extrema se traduce al final de cuentas como un abuso de la “autonomía” o excesiva libertad sobre todo para crear carreras, extensiones y postgrados sin los estudios de demanda que los justifiquen (anarquía de conjunto) y sin la capacidad inherente que la nueva oferta académica requiere. De allí, la improvisación del proceso y la falta de calidad del resultado, es decir, la falta de una formación de egresados y graduados que no saben responder a los requerimientos de desempeño profesional ni a las dificultades de una economía de mercado cada vez más competitiva.

EcuadorUniversitario.Com

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