Cuenca, ciudad universitaria, cumple hoy 456 años de fundación

Cuenca conmemora este 12 de Abril  456 años de fundación. El 12 de abril de 1557 Gil Ramírez Dávalos cumplió la orden dictada por el virrey del Perú, Andrés Hurtado de Mendoza y fundó a Santa Ana de los Ríos de Cuenca.

Un grupo de 25 españoles participaron en esta fundación, y 19 de ellos entraron en la repartición de solares de la naciente ciudad. El domingo 18 de abril de 1557 (día de pascua de resurrección) Ramírez Dávalos condujo el acto jurídico de la constitución del primer cabildo de la ciudad.

Esta fundación no se hizo de manera casual, pues la provincia de los Cañaris -donde se levantó la nueva ciudad- había atraído a una relativamente importante migración española desde 1535.

En 1563, al crearse la Real Audiencia de Quito pasó a formar parte de esta, en calidad de corregimiento. Posteriormente, en los albores de la libertad fue una de las primeras ciudades que plegaron a la Revolución del 9 de Octubre de 1820 de Guayaquil.

Signada por su trazado fundacional, custodiada por la omnipresencia de los adoquines  de sus calles, Cuenca es  dueña de una belleza intemporal, que supera su innegable riqueza arquitectónica; fundamentalmente republicana, para consolidarse en un cojunto de intangibles que la hacen única.

Y es que esta ciudad tiene algo que es inmaterial y que se introduce por los poros, no solo de cuencanos y cuencanas, sino y especialmente de quienes la visitan. Ese  algo se llama encanto. «La ciudad es encantadora, y nos encantaría regresar», comentan quienes la visitaron.

Nadie puede negar que la magia de la ciudad de Cuenca se asienta en su hermosura, simpatía y talento. Hermosura que se desborda en señales  que empiezan por su singular emplazamiento y que se manifiestan a cada paso en la disciplina de su trazado originario, en la presencia refrescante de sus cuatro ríos, en la cuidada arquitectura de sus casas particulares, templos, edificaciones conventuales y sus edificios emblemáticos; en sus puentes, su barranco, la  vieja soledad de la piedra mojada en las noches de lluvia, la ascendente emoción  de sus escalinatas que desembocan, sin previa advertencia, en la calle Larga.

Cuenca es hermosa, un  semillero de artistas y artesanos, intelectuales, literatos, líderes e incluso héroes,  reconocida  como Atenas del Ecuador, ciudad de las ciencias  y ciudad universitaria, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.

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